Acaba de conocerse el balance de Televisión Nacional de Chile correspondiente al primer semestre 2020, con pérdidas por $4.456 millones. Cifra que la estación divulgó como alentadora por representar una reducción de un 9% respecto de los $4.898 millones de déficit acumulados en igual período del año anterior.
Analizar las posibilidades de subsistencia de un proyecto de televisión pública, sin duda que no pasa por el mero ejercicio contable de cuánto gasta y cuánto ingresa. Aquí se juega e interviene el sentido de existencia de la estación para las audiencias, consideradas en una dimensión distinta de la del mercado del resto de la industria televisiva comercial. Es decir, el aprecio y utilidad que TVN reporta a la población con su oferta de contenidos, en tanto ciudadanos organizados y que forman parte de un mismo colectivo, con problemas, desafíos y oportunidades comunes. Ergo, un espacio que se juega en una dimensión moral mayor que la de aprovechar una mera oferta y demanda de bienes.
Ergo, un espacio que se juega en una dimensión moral mayor que la de aprovechar una mera oferta y demanda de bienes.
Optimismo como autoengaño
Resaltar las mínimas bondades de un escenario adverso califica solo como una falacia retórica, o bien como un gesto de miopía. Sea cual fuere la opción, TVN se encamina a acumular pérdidas este año por más de 10 mil millones, si la pandemia se prolonga y la inversión publicitaria se comporta como en los últimos tres meses. Entre abril y junio recién pasados, la señal pública tuvo un balance negativo de $2.987 millones. No obstante, desde la institución se dijo que este resultado obedecía a un exitoso “plan de eficiencia y de reducción de costos que el canal ha puesto en marcha, el que ha permitido compensar los efectos adversos”.
Así como cada administración de la señal pública ha levantado su propio discurso autojustificatorio, que en la práctica termina siendo tan irrelevante como errado, lo cierto es que TVN el año 2014 fue el último en que exhibió un balance de mayores ingresos que gasto, con la fase final de la dirección del abogado Mauro Valdés. Si se compara en detalle el devenir de la estación en la gestión de sus primeros seis meses de cada año, se obtiene el siguiente cuadro:
Balance total:
- 2014 = $ +1.307 millones
- 2015 = $ -5.400 millones
- 2016 = $ -5.959 millones
- 2017 = $ -4.335 millones
- 2018 = $ -9.024 millones
- 2019 = $ -4.898 millones
- 2020 = $ -4.456 millones
Ingresos totales:
- 2014 = $ 37.130 millones
- 2015 = $ 18.826 millones
- 2016 = $ 20.527 millones
- 2017 = $ 25.243 millones
- 2018 = $ 19.718 millones
- 2019 = $ 23.483 millones
- 2020 = $ 17.622 millones (y por publicidad solo $ 11.334 millones)
Al revisar la prensa de estos últimos siete años abundan calificativos referidos al esfuerzo por rebajar costos y a que –en algunos casos- TVN estaba comenzando “a salir de la UTI”. Un diagnóstico tan ingenuo como injustificado si se observa en detalle que la industria televisiva en general se encaminaba a inicios de la década pasada a un proceso irreversible de fragmentación de audiencias y fuga de ingresos por publicidad.
Todavía faltan por informar los balances de Chilevisión, Canal 13, Mega, La Red y TV+ a la Comisión para el Mercado Financiero (antigua Superintendencia de Valores y Seguros); pero según se ha comportado la baja cercana al 40% de avisaje sectorial, todos los canales presentarían abultadas pérdidas.
En el caso de TVN, con este último reporte totaliza $ 82.808 millones de pérdidas acumuladas desde el 2014 hasta la mitad de esta temporada. Con el agravante que desde el año 2017 en adelante el ajuste de la planta de trabajadores pasó de más de 1.500 a poco más de 600 con los últimos planes de despidos.
En el caso de TVN, con este último reporte totaliza $ 82.808 millones de pérdidas acumuladas desde el 2014 hasta la mitad de esta temporada. Con el agravante que desde el año 2017 en adelante el ajuste de la planta de trabajadores pasó de más de 1.500 a poco más de 600 con los últimos planes de despidos.
El primer semestre 2020 no solo reporta fuertes pérdidas, sino que se enfrenta un contexto completamente distinto del de años anteriores. Tiene casi dos tercios menos de funcionarios, la actual administración contrajo con el BCI un crédito para paliar deudas por $ 48.000 millones y mantiene la licitación vigente con la corredora de propiedades Colliers International para vender su inmueble (con fecha de cierre de propuestas en el transcurso de este mes).
mantiene la licitación vigente con la corredora de propiedades Colliers International para vender su inmueble (con fecha de cierre de propuestas en el transcurso de este mes).
¿Caminos de salida?
Bajo parámetros exclusivamente cuantitativos, TVN hoy es un canal quebrado, financieramente inviable y que hace sus mayores esfuerzos por cuadrar una pantalla competitiva en la que no tiene recursos para invertir. En los últimos meses ha logrado amagar a Canal 13 en la lucha por el tercer lugar en rating hogar. Cuestión que de lunes a viernes se le da con mayor holgura. Sin embargo, las perspectivas de recaudación de ingresos no parecen dar luces de recuperación, con un país en medio de la pandemia y ad portas de cumplir un año del estallido social de octubre 2019, que derrumbó la inversión publicitaria.
Durante las últimas semanas el grupo Comité de Defensa de la Televisión Pública, conformado por guionistas, realizadores, productores audiovisuales y miembros del mundo de la creación artística en general y de los derechos ciudadanos ha realizado encuentros para analizar la viabilidad de un proyecto futuro de TVN. No obstante, la discusión ha carecido de autocrítica en torno a que algunos de sus exponentes han participado de la planificación y gestión histórica de la señal en estas últimas tres décadas de autonomía legal.
De igual modo, el diputado y ex PS, Marcelo Díaz, abogó recientemente por otorgar financiamiento mixto (por publicidad y asignación directa de presupuesto público) a la estación, debido a que a su juicio estarían dadas las condiciones de negociación para lograr este acuerdo de reforma en el Congreso. Un tema que no deja de llamar la atención respecto de su responsabilidad en torno a cómo en su cargo de Secretario General de Gobierno de Bachelet 2, no fue capaz de proponer en momentos que TVN vivía sus años de pérdidas financieras más abultadas con la fracasada e irresponsable gestión de Ricardo Solari en la Presidencia del Directorio de la estación, y Carmen Gloria López en la Dirección Ejecutiva. Solo en ese período de mediados 2014 a fines del 2016 se acumularon más de $ 47.000 millones de pérdidas (considerando que además en el inicio contaban con una caja de más de $ 38.000 millones de liquidez).
Analizar la situación de TVN en su contexto supera las condiciones contables y debe situarse en un plano cualitativo, de un nuevo sentido real de lo público en el contexto contemporáneo, de aporte de valor social a la ciudadanía y de diferenciación programática frente a una industria cooptada por el gran empresariado (con múltiples áreas de potencial conflicto de interés en el tratamiento de su agenda pública).
En síntesis, el valor de TVN radica en su oportunidad de erguirse como un medio de contrapeso al mercado puro y duro.
En síntesis, el valor de TVN radica en su oportunidad de erguirse como un medio de contrapeso al mercado puro y duro. Un observador de la vida social en su conjunto, más allá de los intereses de las élites de turno que se encarguen de su conducción y toma de decisiones mediales. Un espacio no transable en el mercado y abierto -por ejemplo- a la descentralización y regionalización, a los múltiples grupos emergentes, a las iglesias tradicionales y las nuevas, a las etnias, a los inmigrantes, a los profesionales de diversos campos, a los trabajadores de cualquier condición, a las familias independiente de su conformación… ¿Será mucho pedir?