La inmolación como acto poético. El magnicidio de Rigoberto López Pérez. Por Cristina Wormull

por La Nueva Mirada

Aunque usted nunca lo ha sabido, yo siempre he andado tomando parte en todo lo que se refiere a atacar al régimen funesto de nuestra patria y en vista de que todos los esfuerzos han sido inútiles para tratar de lograr que Nicaragua vuelva a ser (o sea por primera vez) una patria libre, sin afrenta y sin mancha, he decidido aunque mis compañeros no querían aceptarlo, el tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía. Si Dios quiere que perezca en mi intento, no quiero que se culpe a nadie absolutamente, pues todo ha sido decisión mía.


Carta despedida de Rigoberto López Pérez a su madre. (Extracto)

Para sus amigos de vecindario y para la mayoría de los que lo conocieron en León, Rigoberto López Pérez (no lo llamaremos Pascual, su primer nombre pues a él no le gustaba), se trataba de un muchacho moreno, de buena estatura, sano, fuerte, amigo cariñoso, y colaborador frecuente de los diarios “El Cronista” y “El Centroamericano”. En sus días libres, jugaba pelota con la muchachada de los alrededores y asistía al estadio local a recrearse viendo béisbol. Solía vérsele en compañía del periodista Armando Zelaya Castro, de cuya hermana, Amparo, estaba enamorado y que fue su único y gran amor.

“…
jugó hasta las seis de la tarde
y cuando se fue
limpiando la cara con un pañuelo
las muchachas le hablaron para que continuara jugando
él dijo:
“tengo que ir a hacer un volado”.

Leonel Rugama, poeta nicaragüense muerto en combate contra la dictadura somocista en Managua.

Rigoberto López Pérez, fue sastre, poeta y periodista, y se convirtió en símbolo de la revolución, cuando se inmoló al ejecutar al general Anastasio Somoza García, el Tacho, presidente dictador de Nicaragua que se había adueñado del poder y la riqueza del país a través de la persecución política, la represión y la traición (ordenó asesinar a Sandino quien dirigió entre 1927 y 1933 la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua. Su lucha guerrillera logró que las tropas de los Estados Unidos salieran del país, no sin antes crear la Guardia Nacional y poner a su frente al general Anastasio Somoza García) siguiendo las órdenes de la Embajada norteamericana.

se inmoló al ejecutar al general Anastasio Somoza García, el Tacho, presidente dictador de Nicaragua que se había adueñado del poder y la riqueza del país a través de la persecución política, la represión y la traición (ordenó asesinar a Sandino quien dirigió entre 1927 y 1933 la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua.

López Pérez era aficionado a la poesía, la lectura y a la música y ya durante sus estudios escolares, destacó por su afición por los libros. Entre sus autores favoritos destacaban Rousseau, José Enrique Rodó y Rubén Darío, así como Antenor Sandino Hernández.

López Pérez era aficionado a la poesía, la lectura y a la música y ya durante sus estudios escolares, destacó por su afición por los libros.

Con solo 17 años, publicó el poema Confesión de un Soldado. Un año después, participó en el grupo musical Buenos Aires junto con sus amigos Humberto Lacayo Amaya, Luis Santamaría Granera, Eloy Loredo Rugama y Roger Morales. Rigoberto componía y tocaba el violín. Entre las composiciones que realizó y que fueron interpretadas por el grupo están los valses Claridad y Si el vino me hace llorar.

Rigoberto López Pérez había nacido un mes de mayo para morir junto con la llegada de la primavera el 21 de septiembre de 1956, dando inicio a un proceso de 23 años que pondría término a la dinastía de los Somoza que depredaron Nicaragua, siempre contando con la ayuda de Estados Unidos y llegando a amasar una de las mayores fortunas de América latina.

la dinastía de los Somoza que depredaron Nicaragua, siempre contando con la ayuda de Estados Unidos y llegando a amasar una de las mayores fortunas de América latina.

La tarde de ese 21 de septiembre de 1956, una tarde como tantas que había vivido en su vecindario, la dedicó a estar con su madre a la que leyó el poema Confesión de un Soldado, después se vistió con una camisa blanca y un pantalón azul. Su madre diría después que …

Quería morir con los colores de la bandera nacional en su cuerpo.

Se despidió y se dirigió a la Casa del Obrero donde se celebraba una fiesta a la que acudía Somoza y en la que se infiltró por mediación del hermano de su novia, el periodista Armando Zelaya. Durante el acto, con un revólver Smith and Wesson calibre .38 oculto entre la camisa y el pantalón, se acercó al dictador simulando bailar y le disparó a quemarropa cinco tiros, de los cuales 4 entraron en el pecho de Somoza. En respuesta, recibió una lluvia de balas que le quitaron la vida de inmediato (54 balas fueron extraídas de su cuerpo). Somoza fue conducido -con ayuda que envió el presidente Eisenhower- a un hospital militar estadounidense en la zona del Canal de Panamá, donde falleció días después.

con un revólver Smith and Wesson calibre .38 oculto entre la camisa y el pantalón, se acercó al dictador simulando bailar y le disparó a quemarropa cinco tiros, de los cuales 4 entraron en el pecho de Somoza. En respuesta, recibió una lluvia de balas que le quitaron la vida de inmediato (54 balas fueron extraídas de su cuerpo).

El poeta López Pérez, a los 27 años, desafió su destino o la voluntad del mismo, con el propósito de llevar más allá la razón y la justicia que tan necesarias le eran a Nicaragua. Por ello, muchos consideran esta acción un verdadero acto poético y fuera de lugar hablar de una cultura de la violencia, porque no fue producto de conspiración alguna de partidos ni movimientos políticos, sino un gesto individual, después de un largo proceso de reflexión, donde concluyó que todo se había intentado y todo había fracasado.

El poeta López Pérez, a los 27 años, desafió su destino o la voluntad del mismo, con el propósito de llevar más allá la razón y la justicia que tan necesarias le eran a Nicaragua.

A finales de septiembre de 1956, el mundo se enteró con estupor cómo la Guardia Nacional de Nicaragua –una de las más represivas que han existido en América Latina-, hacía una cacería de opositores y los enviaba a la cárcel para ser torturados, o los hacía desaparecer La represión por el asesinato de Somoza García se cebó en el círculo familiar cercano de Rigoberto, su madre, su hermana Margaríta, su novia Amparo Zelaya y su amiga María Lourdes fueron encarceladas en el complejo carcelario de La Aviación donde fueron torturadas durante varios días. La represión contra los opositores al somocismo también fue inmediata. Los testimonios de las redadas y las escalofriantes torturas y asesinatos dirigidas por el propio Anastasio Somoza Debayle, “Tachito” hijo, fueron descritas en libros como “Estirpe Sangrienta; los Somoza”, del periodista Pedro Joaquín Chamorro del Diario La Prensa, y en “Noches de tortura” del doctor Clemente Guido Chávez. Durante los allanamientos a las casas de familiares y amigos de Rigoberto López Pérez, más de 300 manuscritos fueron destruidos.

La represión por el asesinato de Somoza García se cebó en el círculo familiar cercano de Rigoberto, su madre, su hermana Margaríta, su novia Amparo Zelaya y su amiga María Lourdes fueron encarceladas en el complejo carcelario de La Aviación donde fueron torturadas durante varios días.

Pero, si las obras musicales y literarias de Rigoberto López Pérez pueden ser importantes, no cabe duda que su mayor trascendencia fue la acción del ajusticiamiento del dictador Somoza García, su gran y definitivo poema.

La acción de López Pérez fue condenada por la dictadura de Nicaragua y el gobierno de Estados Unidos. Los partidarios de la lucha contra los Somoza vieron en el homicidio una acción heroica de un «patriota ejemplar». Cuando en 1961, se fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Rigoberto fue un ejemplo a seguir por sus militantes y partidarios, aunque el FSLN no existía en 1956.

Luego de la ejecución, el clan del dictador tomó las riendas una vez más: el puesto vacante fue ocupado por el hijo mayor, Luis Somoza Debayle. Sin embargo, la suerte de los Somoza ya estaba echada, y la frase que en su carta le dedicó el poeta Rigoberto López Pérez a su madre afirmando que su acción era “el principio del fin de la tiranía”, se cumpliría 23 años después, cuando el 19 de julio de 1979 la Revolución Sandinista apoyada por el pueblo nicaragüense, declaraba su victoria, y entraba triunfante a Managua el día 20, finalizando así con casi medio siglo de dinastía somocista.

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1 comment

Mario Fidel Cepeda Muñoz. septiembre 24, 2020 - 1:38 pm

La mejor novela , y que supera la imaginación, es la historia. Pero, está debe ser contada con talento y quién con más propiedad que una creadora literaria como periodista, poeta y procista , Cristina Wormull .

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