Su estadía fuera del terruño se continúa prolongando en el conmocionado imperio del norte bajo el capricho odioso de Trump. Pese a las noticias inquietantes desde nuestro sur el incansable poeta ansía el pronto retorno. Con todo, su pluma no tiene pausa y continúa generosa obsequiándonos un fruto cotidiano que agradecemos al tan fecundo Pedro Lastra. Gracias, maestro.
ASOMBROS Y EXTRAÑEZAS
I
Misterio tras misterio nos rodean,
así el viento y la nube,
el subir silencioso de la sabia
por las ramas del árbol,
el oficio secreto de los cuerpos vivientes
o el cantar dialogante de los pájaros,
y sus apariciones
y desapariciones.
II
Y esto pudimos aprender de una vez:
la memoria
ni odia ni ama.
En su ir y venir todo lo ve,
los placeres fugaces
y los días crueles,
las tierras arrasadas.
III
Nadie quiera soñar con la muerte,
porque en ella no habrá ni una imagen
del sueño de los días.
LA BUENA ADVERTENCIA
En la penumbra de esta casa otoñal
alguien dijo al pasar a mi lado:
‘Soy tu padre, que estuvo aquí
y después más allá,
muy lejos y hace ya muchos años.
Nada sabes de lo que fue ese tiempo
ni importa que confundas con fábulas
esas horas que lees en los otros,
pero no olvides
que esas fabulaciones y esas horas
son también tu presente’.
NOTA DE VIAJE
Los días y las islas pasaron con nosotros
y vimos muchas cosas,
pero nunca llegamos a ese laberinto
que no hubiera temido
recorrer de tu mano.
LA LECCIÓN DE LAS HORAS
Cada uno en lo suyo, en su tarea
sin alterar el paso
y sin lamentaciones.
Nada fácil fue esto de llegar hasta aquí
y seguir a la espera
del vuelo de la noche que viene de los Andes.