“Cuando se terminen de contabilizar todos los votos habremos obtenido la victoria” (Joe Biden)
Tal como muchos temían las elecciones norteamericanas pueden terminar en la Corte Suprema de Justicia, hoy dominada por los conservadores. Trump lo había anticipado. No reconocería su derrota si ella dependía del voto no presencial y aquellos contados la noche misma de la elección. Proclamándose prematura e injustificadamente ganador Trump objeta el recuento de votos por correo, que aún pudieran tardar algunos días, denunciando un eventual e imaginario fraude.
Lo que no estaba en sus cálculos era que su derrota no dependiera de los estados cuestionados por el magnate en descontrol y que parlamentarios del Partido Republicano no estuvieran disponibles a extremar sus cuestionamientos a resultados oficiales en que ha sido claramente superado por Biden.
Al cierre de esta edición Joe Biden aparecía como el candidato presidencial más votado a lo largo de la historia de los EE.UU. con una ventaja de más de tres millones de votos sobre su oponente, acercándose rápidamente a la cifra decisiva de 270 electores y cuando aún falta contar millones de votos por correo, que podrían incrementar esa ventaja y confirmar un triunfo más holgado, cercano a lo que múltiples encuestas predijeron. Aunque no necesariamente hayan acertado en todos los Estados, como sería el caso de Florida, que marcó una ventaja para Trump, sin transformarse, como apostaban muchos pronósticos, en el estado clave y decisivo para el triunfador final de la elección.
En contraste con la postura del presidente que parece haber caído en el paroxismo y el descontrol, Joe Biden, en su primera comparecencia tras la elección, se ha mostrado prudente y comedido, evitando proclamarse como ganador y tan sólo expresando su confianza que tras el recuento de los votos obtendrá finalmente la victoria, como todo parece indicarlo.
Sin embargo, nadie se atreve a predecir cómo terminará todo este entuerto. Probablemente en la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, cualquier decisión a favor de no contabilizar votos válidamente emitidos en los plazos legales, tan sólo profundizaría la severa crisis institucional social y política que vive EE.UU.
Todo indica que Joe Biden ha ganado la elección y la duda es respecto de los márgenes de su victoria, pero la campaña deja un sabor amargo y una gran preocupación respecto de la división y polarización de la sociedad norteamericana. Donald Trump ha apelado a las perores pulsiones de los grupos racistas, anti – inmigrantes y supremacistas blancos. Sin ningún pudor y menos fundamentos, ha acusado a Biden y los demócratas de socialistas radicales, que aspiran a convertir a EE. UU. en una nueva Venezuela. No ha dudado en descender a la agresión personal y familiar de su oponente, estimulando la polarización, el odio y el temor.
Donald Trump ha apelado a las perores pulsiones de los grupos racistas, anti – inmigrantes y supremacistas blancos.
No resulta imaginable que Donald Trump pueda aferrarse, sin límites, al poder que presumiblemente ha perdido en un proceso democrático. Más temprano que tarde deberá asumir su derrota por mucho que le cueste. La gran duda es acerca de la gobernabilidad futura del país. Sobre todo si los demócratas no ganan mayoría en ambas cámaras, manteniendo el bloqueo legislativo que se arrastra por mucho tiempo.
No resulta imaginable que Donald Trump pueda aferrarse, sin límites, al poder que presumiblemente ha perdido en un proceso democrático. Más temprano que tarde deberá asumir su derrota por mucho que le cueste.
No será tarea fácil para Biden enfrentar la crisis generada por la pandemia sanitaria, que ha golpeado con particular fuerza a ese país, generando una grave crisis social y económica, a la que se suman los conflictos raciales y la acción de grupos de ultra derecha armados, que recurren a la violencia en defensa de la supuesta “supremacía blanca” y en contra de las minorías étnicas y los inmigrantes, que Trump se ha negado a condenar.
Donald Trump deja una nefasta y pesada herencia, tanto en la política interna como exterior. En su idea de hacer nuevamente grande a su país y poner sus intereses en primer lugar, ha debilitado el multilateralismo y la cooperación internacional, declarando una guerra comercial con China, negando la relevancia del cambio climático y desahuciando pactos internacionales en diversas materias.
Donald Trump deja una nefasta y pesada herencia, tanto en la política interna como exterior.
En esta elección no tan solo gana Joe Biden y los demócratas en el caso de confirmarse su victoria. Gana Estados Unidos, por mucho que les cueste admitirlo a los fervientes partidarios de Donald Trump. El presumible triunfo de Biden ofrece al país la oportunidad para reencontrarse con sus más rescatables tradiciones democráticas y libertarias ante el desafío de superar las profundas divisiones que marcan a la sociedad norteamericana,
El presumible triunfo de Biden ofrece al país la oportunidad para reencontrarse con sus más rescatables tradiciones democráticas y libertarias ante el desafío de superar las profundas divisiones que marcan a la sociedad norteamericana,
Y puede marcar un triunfo de la humanidad frente a la irrupción de líderes mesiánicos, que se sostienen en la confrontación y descalificaciones aberrantes, algunas de los cuales animaron conflictos bélicos y casos históricos extremos como fue el caso del nazismo y fascismo.
Con toda seguridad la victoria de Joe Biden no implicará un giro copernicano en la política exterior de su país.
Con toda seguridad la victoria de Joe Biden no implicará un giro copernicano en la política exterior de su país. Estados Unidos sigue siendo una gran potencia mundial y tiene grandes intereses que defender, al igual que el resto de las potencias. Evidentemente no tiene la fuerza y supremacía que antaño y debe aceptar el multilateralismo y la diversidad, en esta nueva fase de la historia, desafiada por la indispensable y escasa dimensión ética en su política exterior.
El triunfo de Joe Biden marca una oportunidad para Estados Unidos y el mundo entero. Falta saber lo que América latina podría esperar de este cambio de timón.
El triunfo de Joe Biden marca una oportunidad para Estados Unidos y el mundo entero. Falta saber lo que América latina podría esperar de este cambio de timón.