Por Alvaro Díaz
Como en las películas de Blade Runner y Black Rain de Ridley Scott, hace diez días la gran urbe de Sao Paulo fue invadida por una nube tóxica que convirtió el día en noche, al tiempo que caían chubascos de lluvia negra ácida.
Esto era resultado de las micropartículas de carbono que se habían generado por los 4.000 incendios en la selva amazónica, a miles de kilómetros de Sao Paulo.
Esto era resultado de las micropartículas de carbono que se habían generado por los 4.000 incendios en la selva amazónica, a miles de kilómetros de Sao Paulo. A pesar de las distancias, la nube tóxica fue transportada por los “ríos de aire” húmedo que caracterizan a la inmensa cuenca amazónica y que no sólo riegan ese inmenso ecosistema, sino que trasportan lluvia hacia el sur del cono sur atlántico.
Todo el mundo está sacudido por esa inmensa desgracia. El presidente Piñera parece también preocupado, pero ignorando la evidencia, hizo dos aseveraciones completamente equivocadas.
Todo el mundo está sacudido por esa inmensa desgracia. El presidente Piñera parece también preocupado, pero ignorando la evidencia, hizo dos aseveraciones completamente equivocadas.
Primero, dijo que los incendios de la Amazonía del 2019 cubrían un área solo ligeramente mayor a los “últimos 15 años”. Esta aseveración desconoce que, desde finales de la década de los noventa, las quemadas ilegales y la deforestación amazónica fue reduciéndose progresivamente, gracias al fortalecimiento de la institucionalidad de investigación y fiscalización en la cual cooperó la policía de los estados amazónicos. Entonces es totalmente incorrecto comparar los incendios del 2019 con el promedio histórico de los últimos 15 años, correspondiendo hacerlo con el año 2018, lo que evidencia un punto de viraje altamente preocupante para Brasil y la comunidad mundial.
Esto significaría un punto de no retorno, porque la capacidad de auto-irrigación se perdería por la disminución de los “ríos de aire” antes mencionados. Esto afectará directamente a Uruguay, Paraguay y Argentina.
En efecto, la Amazonía cubre hoy un área de 5.5 millones de km2, un 20% menor al área que existía hace 30 años. Los científicos especialistas señalan que, si la tendencia 2018/2019 se mantiene, la selva amazónica perdería otro 20% por deforestación en los próximos 25 años. Esto significaría un punto de no retorno, porque la capacidad de auto-irrigación se perdería por la disminución de los “ríos de aire” antes mencionados. Esto afectará directamente a Uruguay, Paraguay y Argentina.
Piñera también exculpó a Bolsonaro de toda responsabilidad del aumento de los incendios forestales. Con ello incurre en una abierta falsificación de los hechos.
Segundo, Piñera también exculpó a Bolsonaro de toda responsabilidad del aumento de los incendios forestales. Con ello incurre en una abierta falsificación de los hechos.
Adicionalmente, facilitó la compra de armas y el uso de éstas ante cualquier violación de la propiedad privada que en esas regiones amazónicas suele ser ilegal porque está en reservas indígenas.
Lo que hizo Bolsonaro fue un desmantelamiento de la institucionalidad ambiental, al tiempo que incentivaba la deforestación y los incendios forestales por los sectores más depredadores de los productores rurales. Adicionalmente, facilitó la compra de armas y el uso de éstas ante cualquier violación de la propiedad privada que en esas regiones amazónicas suele ser ilegal porque está en reservas indígenas. Todo esto al tiempo que se autodenominó “capitán motosierra” en apoyo a la acumulación primaria y atrasada de riqueza forestal.
Peor aún, decidió que los recursos del Fondo Amazónico fuesen orientados a los productores rurales y no a la preservación de la selva amazónica.
El desmantelamiento de la institucional ambiental fue sistemático. Criticó y despidió al presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) por alertar sobre el aumento de los incendios forestales. Intervino a CONAMA de Brasil, despidiendo a todo el ejecutivo con años de experiencia, sustituyéndolo por militares. Despidió a 21 de 27 técnicos que eran superintendentes del Instituto Brasilero de Medio Ambiente, reemplazándolos por bolsonaristas sin experiencia profesional. Peor aún, decidió que los recursos del Fondo Amazónico fuesen orientados a los productores rurales y no a la preservación de la selva amazónica. Ello explica porque Alemania y Noruega dejaron de aportar centenares de millones de dólares a ese fondo.
Más grave, en territorios donde es frecuente que los hacenderos asesinen a indígenas y activistas ambientales impidió que los fiscalizadores fuesen acompañados por policías, con lo cual puso en riesgo sus vidas impidiendo de facto la fiscalización de tala e incendios ilegales.
La destrucción de la institucionalidad ambiental se ha realizado con medidas cada vez más radicales. Por un lado, redujo sustancialmente el presupuesto para combatir la deforestación y los incendios forestales. Por otro, redujo en un 30% las multas a quienes realizaban actividades de deforestación e incendios ilegales. Más grave, en territorios donde es frecuente que los hacenderos asesinen a indígenas y activistas ambientales impidió que los fiscalizadores fuesen acompañados por policías, con lo cual puso en riesgo sus vidas impidiendo de facto la fiscalización de tala e incendios ilegales.
Su decisión de poner 40 mil soldados sin entrenamiento para combatir los incendios forestales es atrasada y sin financiamiento.
La responsabilidad de Bolsonaro en el aumento del 82% en los incendios es evidente. Su decisión de poner 40 mil soldados sin entrenamiento para combatir los incendios forestales es atrasada y sin financiamiento. Más grave aún es que no ha revertido ninguna de las medidas que destruyeron la institucionalidad ambiental.
Por ello es muy grave que Piñera minimice para 2018/19 el incremento de 82% del área afectada por los incendios forestales y la duplicación de los focos de incendios, lo que no solo reduce la capacidad de esta selva para retener carbono, sino que también libera el carbono retenido en los árboles agravando el cambio climático. Y resulta peor que Piñera exculpe a Bolsonaro de su evidente responsabilidad en la catástrofe amazónica.