“No vivimos en un mundo donde toda acción política es imposible, vivimos en un mundo donde lo imposible es la condición de toda acción, de toda nueva creación de posibles”.
“Es la paradoja de la acción: solo lo imposible hace actuar” (Deleuze)
Posiblemente llegaremos a más de 300.000 contagiados y más de 10.000 muertos ¿Posible o imposible?
Posiblemente tendremos un plebiscito ganador para tener una nueva constitución ¿Imposible o posible?
Posiblemente se encontrará un procedimiento para que se retire una cantidad de dineros acotado desde los fondos de jubilación ¿Imposible o posible?
Imposiblemente se erradicarán a todas las personas que viven en campamentos ¿Posible o imposible?
Imposiblemente millones de pobres dejarán definitivamente la pobreza
¿Posible o imposible?
El horror frente a la muerte en la pandemia y la “empatía con las víctimas impide a veces pensar”. No ha permitido ver y hablar con (¿suficiente?) fuerza, sobre las condiciones indignas de vida de millones de personas ciudadanas de nuestro país. Del pueblo, aunque no sea una palabra bien vista en la intelectualidad y círculos de poder económicos y políticos.
¿La pobreza de los otros ya no ocasiona ese horror sobrecogedor, intolerable, imposible?
La imposibilidad se convierte en lo intolerable. En el “choque perceptivo o afectivo” que genera lo intolerable, se agitan potencias energéticas telúricas. Fuerzas “revolucionarias”. “Potencias que se sublevan”.
“Confluyen fuerzas inmensas que no son las de una conciencia simplemente intelectual, ni siquiera social, sino las de una profunda intuición vital”.
La razón combate la intuición. La mentira muchas veces fortalece a la razón.
“La verdad es fría. La creencia en la verdad es poderosa”.
¿La verdad fría de los números? o ¿La verdad de la muerte?
Este invierno ha resultado demasiado frío. Los dioses nos han abandonado. Hibernan nostálgicos. Cansados de la búsqueda de las certezas y lo absoluto.
“¡La verdad!¡Ensueño exaltado de un dios! ¿Qué les importa a los hombres la verdad!”.
Lo intolerable y lo imposible.
Lo inaguantable. Lo insufrible. Lo inaceptable. Lo inadmisible.
Lo que violenta.
Más allá y antes de la verdad, frente a lo insoportable ¿quién no siente frente a lo inadmisible “elevarse esas potencias (afectivas sociales) moleculares, en la más mínima ira, en la más mínima protesta, a través de la más mínima reivindicación social?”.
Más allá de una transformación personal subjetiva. Un proceso “impersonal, colectivo y real”. Anterior y más allá de lo “político”.
Liberación de los “micro flujos de deseo inconscientes”, diría Guattari.
Liberación de los “micro flujos de poder”, diría Foucault
Aparición del otro y los otros. De la relación. De lo múltiple.
Potencias personales en un destino común. Hacer “causa común”.
El problema: La conciencia anestesiada y reconfigurada por los dispositivos psico socioculturales, económicos, mediáticos, educacionales.
Conciencia a-crítica. Fuga del pensamiento.
Desaparición de un análisis “paciente y crítico” que pueda extraer de la confusa realidad de los números y los datos su “propia forma interior”.
Un análisis que pueda aunar, entrelazar un universo de sentido que todo lo reduce sólo a un por-venir, con el sentido que también emerge y cristaliza en un de -venir que acontece.
Flujos de violencia del capital que penetran y atraviesan el tejido psicosocial y cultural.
Qué pueda ver y hablar de la violencia que habla en el silencio. De la violencia imposible e intolerable que parece “venir de la nada”. La violencia invisible. La violencia simbólica. La violencia sistémica. Flujos de violencia del capital que penetran y atraviesan el tejido psicosocial y cultural.
Esta violencia coexiste entretejida con la violencia -demasiado visible, y que nunca debe ser aceptada-, delincuencial, vandálica, asesina y femicida. Con la violencia de “los agentes sociales y del estado represivos o la de las multitudes fanáticas”. Con la violencia ideológica (racismo, odio, discriminación sexual).
Con la violencia ideológica (racismo, odio, discriminación sexual).
“Ho días hay muchos liberales, que cuando se desatan explosiones de violencia (como las que ocurren en Chile y otras partes del mundo) (…), le preguntan a los pocos izquierdistas que aún creen en una transformación social radical: “¿No fuisteis vosotros los que hicisteis esto”? ¿Es esto lo qué que queréis?” Debiéramos responder (…) “¡No, vosotros lo habéis hecho! ¡Éste es el verdadero resultado de vuestra política!”. (Zizek)
Quizás el problema de hoy, ya lo visualizó Nietzsche:
“Entramos a una época de la anarquía (y del nihilismo). Pero es a la vez, la época de los individuos más libres y espirituales. Una enorme cantidad de fuerza espiritual emocional y social) está en revolución”.
(Hoy no colaboró el poeta invitado. Está con ventilador mecánico)