Alzaba en la taberna, honda la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.
Segar te vi en enero los trigos de tu hijo,
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.
(La mujer fuerte, Gabriela Mistral, fragmento)
Ha llegado marzo, se empieza a despedir el verano, también las vacaciones y un leve aroma de otoño empieza a recorrer las calles de la mano de algunas hojas vanguardistas que van tapizando las veredas. Un mes tradicionalmente colmado de actividades relacionadas con el regreso a clases, el reinicio del año laboral y particularmente, la conmemoración del Día internacional de la mujer. En torno a esta fecha, que muchas y muchos todavía creen (estimulados siempre por el afán del comercio de aumentar sus ventas) que es una celebración, un día para enviar flores, regalos o atender a las mujeres, no se festeja el hecho de ser mujer, sino la defensa de los derechos y la lucha de las mujeres por participar con igualdad en la vida pública y privada.
No puedo negar que este inicio de marzo se ha visto cruzado por hechos que me han impedido concentrarme en esta conmemoración y se me cruzan en todo momento la transmisión de mando presidencial en Chile, tan solo en una semana más y que conlleva la esperanza de un pueblo por un cambio profundo en nuestras relaciones, especialmente para las mujeres con la asunción de un gabinete paritario y con una nueva mirada del mundo y también, por qué no decirlo, con la llegada de Irina Karamanos, al cargo de primera dama de la nación “con el compromiso de reformularlo” y en sus propias palabras “darle un giro diferente y más contemporáneo a este rol, despersonalizarlo, y esto va a significar cambiar también la relación con el poder y también cambiar la forma en que vemos la relación entre el poder y las mujeres que hacemos política”, agregando que usará esa tribuna para la expresión de grupos que han sido invisibilizados.
Es “importante que Irina Karamanos reformule el cargo. Eso es importante. Poder transformar espacios y dotarlos de toda una visión feminista. Ya dio señales como por ejemplo sacarle ese rol de «caridad». Fortalecer a organizaciones, a personas como sujetes de derechos”. Erika Montecinos, Rompiendo el silencio.
Pero volviendo al Día internacional de la mujer, es difícil escribir algo que no sea el típico artículo anual que nos cuenta de su origen en los inicios del siglo XX, cuando murieron las costureras en huelga por una mejor jornada. Un tiempo en que las mujeres aun no tenían derecho a voto, cuando las sufragistas que luchaban por conseguirlo eran tildadas de locas y marimachos, un tiempo en que era impensable creer que algún día una mujer podría ocupar cargos de representación popular o no aspirara a ser madre y esposa y que su felicidad fuera, en realidad, el reflejo de la felicidad de su marido.
Sin embargo, a lo largo de la historia siempre hubo mujeres de avanzada que lograron romper los estereotipos imperantes a costa de muchos sacrificios y esfuerzos y fueron reconocidas por sus grandes aportes a la ciencia, las artes y las humanidades. Entre aquellas podemos mencionar a Marie Curie, Hedy Lamarr y Ada Lovelace, entre muchas otras. Sin embargo, muchas de ellas no fueron reconocidas por la historia hasta finales del siglo pasado o en los albores de este siglo XXI. Otras pudieron escribir, entrar en el mundo científico o en las artes en general mediante la utilización de nombres masculinos y no faltaron los esposos que se apropiaron de la obra de sus mujeres.
Hace un siglo no teníamos ni siquiera derecho a voto… no han pasado 100 años desde que se nos dio la posibilidad de votar en el año 1949. Solo hace 73 años. En esos tiempos en las fotos presidenciales, empresariales o cualquiera que registrara actividades públicas no aparecían sino las esposas o hijas de los hombres retratados. Hace tan solo 32 años, cuando asumió el presidente Aylwin, en la foto oficial de su gabinete no figuraba ni una sola mujer, una fotografía oscura de hombres perfectamente trajeados y encorbatados. Mucho ha cambiado en estos últimos años… basta ver la colorida fotografía del gabinete que asumirá el próximo 11 de marzo. En esa foto se refleja una nueva forma de mirar el mundo… no es solo que haya paridad de mujeres en su constitución, es también la frescura del vestuario matizado de colores y la libertad que también han logrado algunos hombres para deshacerse de la oscuridad en su ropa (quizás porque muchos de ellos nacieron junto con el regreso a la democracia en Chile)
Y aquí también hay un tema importante porque el pleno acceso de la mujer a la vida pública pasa por un aprendizaje masculino para ser pareja, no para ayudar a su mujer en la casa, sino para interiorizar que las labores hogareñas son cosa de dos, una sociedad donde se reparten las funciones de acuerdo a las habilidades de cada uno, pero NO SON responsabilidad de la mujer, son un asunto de pareja, de dos.
Es por eso que uno comprueba a diario que lo anterior está lejos de alcanzarse porque uno de los efectos de la pandemia ha sido el retroceso del empleo femenino en 10 años. ¿Por qué ha sucedido esto? Simplemente porque todavía impera en la sociedad la idea de que es la mujer la que debe volver al cuidado de los niños, de los ancianos o de los no valentes. A nadie le parece extraño que esto ocurra, pero si les parece anómalo que sea el hombre el que lo haga. Son hechos como este los que nos muestran cuánto falta para que se logre una igualdad entre hombres y mujeres. Y no es el único punto, hace pocos días se informó sobre la escasa participación de las mujeres en los directorios de empresas o en la alta dirección empresarial. No es necesario esperar las estadísticas, es cosa de ver las fotografías de las reuniones de empresas donde si sale una mujer, es casi seguro que es alguna de las modelos que participó animando el evento. No es que no haya mujeres en la alta dirección, sino que son escasas, rara avis. La excepción que confirma la regla.
“Si en la vida social la mujer ocupa un puesto que le corresponde, no es lo mismo en la intelectual, aunque muchos se empeñen en asegurar que ya ha obtenido bastante; su figura en ella, si no es nula, es sí demasiado pálida. Se ha dicho que la mujer no necesita sino de una mediana instrucción; y es que aún hay quienes ven en ella al ser sólo capaz de gobernar el hogar” (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
Por eso la esperanza de cambios profundos al respecto está puesta en el nuevo gobierno que asumirá en marzo. No basta con las buenas intenciones, sino que se requiere de leyes que obliguen a la sociedad a la plena incorporación de las mujeres… que eduquen en que los hijos no son tema de mujeres sino de la familia, que: a igual trabajo, igual salario… y tantos temas pendientes.
Y así encabecé estas líneas con un fragmento del poema Mujer fuerte de Gabriela Mistral quien, en palabras de Verónica Zondek, pese a “Los intentos por canonizarla dentro de patrones como los de la ‘gran madre nacional’ y/o la de ‘mártir del amor’, la ilustre maestra, etc., no han sido capaces de apagar la llama de sus palabras…” Y así fue, porque pese a que Gabriela no se adscribió al movimiento feminista de la época de las sufragistas, es fácil entender que fue porque éste estaba conformado por mujeres letradas, pertenecientes a la clase alta del país. Gabriela era apenas una maestra, sin título universitario, una mujer del pueblo nunca fue invitada a participar en sus tertulias … tampoco ella se habría sentido cómoda en ese espacio, más bien, despreciada.
“Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiración, al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas… Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan. ¡Más porvenir para la mujer, más ayuda! Búsquese todos los medios para que pueda vivir sin mendigar protección” (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
Sin embargo, ya en 1906 escribió un texto sobre la importancia de la educación de la mujer y siempre defendió que pudiera valerse por sí misma para que no tuviera, dice ella, “esos matrimonios desgraciados que la obligan a depender del hombre”.
Aparentemente no fue feminista, pero en su obra encontramos una posición que cree en la resistencia de las mujeres a los mandatos de la cultura patriarcal. Si uno lee Locas Mujeres, del libro Lagar, encuentra un sinnúmero de mujeres rebeldes al sistema de las relaciones de género y en ese sentido por supuesto que Gabriela es feminista, aunque no haya apoyado a los movimientos así definidos de su época. No debemos olvidar que ella obtiene el Premio Nobel de Literatura en 1945, cuando aún en Chile las mujeres ni siquiera tenían derecho a votar.
“Las mujeres formamos un hemisferio humano. Toda ley, todo movimiento de libertad o de cultura nos ha dejado por largo tiempo en la sombra”. Gabriela Mistral
Hay mucho para comentar sobre el Día Internacional de la Mujer, hay mucho por hacer para que en un futuro quizás no sea necesario tener un día que nos recuerde los grandes pasos que han dado las mujeres en este último siglo, luego de centurias relegadas a un rol secundario. Quizás en un futuro podamos decir que todo ser humano, independiente de su sexo podrá tener libertad para optar por ser quien quiera ser…quizás sea posible que la definición de “mujer” ya no sea “sexo débil” como dice la RAE y tampoco la de hombre “sexo fuerte”. Mientras subsistan definiciones como éstas, quedará camino por recorrer.
1 comment
Gracias por el comentario. Como siempre muy ilustrativo.