Junio 16 del 2020, a algunos días del cambio de ministro, de un acuerdo, de la prolongación del Estado de Catástrofe, y de un próximo Estado de Sitio Invernal de Heisenberg (puede ser y no puede ser a la vez) Y tal como dijimos serán más de 250.000 contagiados, y más de 5000 muertos después de la “primera ola”, y cuando aparecen las “segundas olas” en los países que se ufanaban de tenerlo controlado. ¡Arrogantes ingenuos!
Los cadáveres que plantaron, ¿dónde están?
“¿Aquel cadáver que el año pasado plantaste en tu jardín, ha comenzado a brotar?”
Dos mil muertos claman la verdad. Treinta y un mil enfermos gritan su verdad.
“¿Florecerá (n) este año”?
Muertos posibles, son los muertos de Heisenberg.
Están muertos y no muertos a la vez. Sólo serán muertos cuando la conciencia tome conciencia de la muerte fría consciente.
Colapso de la función onda, colapsan las posibilidades. Sí, están muertos. Los veo muertos.
“¿O la súbita escarcha perturbó su(s) lecho(s)”?
Los muertos también invernan, como los osos. Quietos y abandonados. Metabolismo cero.
“¡Oh, mantén lejos de aquí al Perro, que es amigo de los hombres, o volverá a desenterrarlos con sus uñas!”
Treinta y un mil contagiados guardados entre el cero y el uno.
Ciudad del olvido. Abandono plasmático bajo una lluvia de neutrinos.
Dylan: “Pienso en la muerte de la raza humana”.
¿Cuantos más morirán? Qui lo sa
“The answer is blowing in the wind”
Madelein McCann está muerta. Murió el 2007 en la tierra yerma.
Lo dijo un fiscal poeta. Tierra de fados.
“Hay que esperar que muera un paciente para ingresar a otro”. Lo dijo una enfermera. En Chile yermo.
“¿Qué ruido es ése?”
El viento bajo la puerta”.
“¿Qué ruido es ése ahora? ¿Qué hace el viento?”
Se cuela por las rendijas de un ataúd de cartón.
¿Qué hace el viento esposa mía?
Yo estoy muerto, tú estás viva.
“Nada, otra vez nada”
¡Dime que es ese ruido! El gato que juega con tus ojos. El gato que está vivo y muerto a la vez.
Werner Karl Heisenberg (5 de diciembre de 1901 nace. Muere el 1 de febrero de 1976).
“Ahora ya estamos todos muertos, es cierto, y el mundo se acuerda de mí sólo por dos cosas: por el principio de incertidumbre y por mi misteriosa visita a Niels Bohr en Copenhague. Todos entienden de que se trata la incertidumbre. O eso creen.”
Los muertos del Corona Virus, no. Sólo están muertos. No recuerdan nada.
“¿Están vivos o no?” No ven nada. Descuencados, nadie los ve.
T.S. Elliot muerto, sólo recuerda a Ezra Pound, bien muerto. Ríe a carcajadas.
“Saldré como estoy, así me pasearé por la calle”. Le responde su amigo.
“¡APÚRENSE QUE CERRAMOS!” (Letrero de una funeraria pobre, pero honrada)
¡Hoy no se fía, pero mañana sí! Caminamos juntos al anochecer.
En la ciudad olvidada. Muertos de cemento florecen en medio de flores de cemento. Donde los muertos hacen ollas comunes. Sopa de asfalto para los pobres. Pobres de madera. Pobres de barro, con lágrimas de barro. Pordioseros, hechos de miedo frío.
¡APÚRENSE QUE ESTAMOS EN CUARENTENA!
“Aquí no hay agua, sólo roca”. Sólo cemento muerto y olvidado.
“Aquel que vivía ahora está muerto”
Aquel que estaba sano, ahora está contagiado. Y no lo sabe.
NO LO SABE.
“Nosotros que vivíamos ahora estamos muriendo”.
Nosotros que estamos sanos estamos enfermando
“Con un poco de paciencia”.
NO LO SABEMOS.
“¡APÚRENSE QUE CERRAMOS!”
Los muertos batieron sus alas.
Cierra la ciudad del tiempo perdido. De los muertos perdidos. De los enfermos perdidos.
Ciudad congelada. Ciudad hibernada. Ciudad vacía.
APÚRENSE QUE ESTAMOS IVERNADOS Y CONTAMINADOS.
Muy muertos para estar vivos, y muy vivos para estar muertos
“¡Tú! hypocrite lecteur!,-mon semblable-, mon frére!”
*Colaboró generosamente el cadáver de T.S.Eliot en su “Tierra Yerma”