Mary y Percy Shelley. Románticos del ochocientos. Por Cristina Wormull

por La Nueva Mirada

Ah, él se ha ido, y yo estoy sola;
¡Qué oscuro y lúgubre parece el momento!
Así es, cuando el alegre sol flota en el viento,
la noche se precipita sobre el clima oriental.
Ah! he is gone — and I alone;
‘Tis Thus, when the glad sun is flown,
Night rushes o’er the Indian clime.
Fragmento de Ausencia (Absence), Mary Shelley

Una adolescente, aun hoy -indudablemente vanguardista- feminista sin temor a expresar sus ideas y sus deseos, habría dicho quienquiera hubiera conocido a Mary Godwin, la bella chica de dieciséis años que, apenas conociendo a Percy Shelley, poeta y figura esencial del romanticismo, le declaró su amor y se fugó con él rumbo a Francia allá por el ochocientos. El sujeto amado ya estaba casado y era padre de dos hijos.  Apenas se empinaba en los veintiún años.

Aunque nos escandaliza que un hombre como Shelley que ya tenía más de veinte años se haya fugado con una muchacha de dieciséis y hayan convivido abiertamente entre sus pares, un hecho que, hoy le habría costado la cárcel, era mucho más normal en aquellos tiempos en que las niñas se hacían mujeres, apenas entradas en la adolescencia.

Aunque nos escandaliza que un hombre como Shelley que ya tenía más de veinte años se haya fugado con una muchacha de dieciséis y hayan convivido abiertamente entre sus pares, un hecho que, hoy le habría costado la cárcel, era mucho más normal en aquellos tiempos en que las niñas se hacían mujeres, apenas entradas en la adolescencia.

Mary Godwin, luego Shelley, había crecido al alero de su padre el filósofo radical y precursor del anarquismo (algunos lo mencionan como el padre de esta corriente política) William Godwin y de la activista y pionera del feminismo, Mary Wollstonecraft, autora del manifiesto ‘Reivindicación de los derechos de la mujer” que postulaba que las mujeres eran iguales a los hombres, pero se las preparaba menos y eso era lo que hacía la diferencia.

Percy Bysshe Shelley, escritor, ensayista y poeta, defensor del ateísmo y del amor libre, combinó la escritura de ensayos sobre estos temas y otros sobre literatura con novelas y poemas de estilo romántico, o bien de talante gótico. Su soneto Ozymandias (uno de los alias del faraón Ramsés el Grande) es su poema más famoso. También es muy conocida su asociación con escritores contemporáneos como John Keats y lord Byron y, sobre todo, como miembro de la llamada escuela cockney, formada por la segunda generación de poetas románticos ingleses. Murió, como estos últimos, a una edad temprana, antes de los treinta años.

El Romanticismo se originó en Alemania y en Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso su rasgo revolucionario es incuestionable

Cuando la que sería conocida como la madre de la ciencia ficción, la futura Mary Shelley escribió Frankenstein, era todavía la amante de Peter y tenía 19 años.  La novela tuvo su origen en aquel verano del año 1816 que ha pasado a la historia como el «año sin verano» debido a que la erupción del volcán Tambora en Sumbawa (Indonesia), liberó toneladas de polvo de azufre que se extendió por todo el planeta, provocando un duradero enfriamiento. Estos efectos se hicieron sentir incluso en Suiza. Allí, en Coligny, cerca del lago Lemán, en una elegante mansión llamada Villa Diodati, un grupo de amigos llegado de Inglaterra: el poeta Percy B. Shelley; su entonces amante, Mary Godwin; el célebre escritor Lord Byron y su médico y secretario personal John Polidori pasaban los lluviosos días en largas pláticas sobre los avances de la ciencia y leyendo historias de horror gótico, hasta que Byron propuso el desafío de escribir un relato de terror y Mary tradujo su pesadilla en un relato corto sobre un científico que creaba un ser monstruoso. De regreso a Gran Bretaña, Mary convirtió ese primer relato en una novela que se publicó en 1818 bajo el título de Frankenstein o el moderno Prometeo, sin que apareciera el nombre de la autora. Contó para ello con la ayuda de Shelley, con quien había contraído matrimonio tras el suicidio de su primera esposa; con posterioridad, reescribió la historia tal y como la conocemos hoy.

Si bien este es el libro con que más se le asocia, el resto del legado literario de Mary Shelley cuestiona las instituciones políticas y teológicas establecidas. También propone a la mujer como una protagonista clave, pues sus características afectivas y compasivas son esenciales en el funcionamiento de la sociedad civil.

Si bien este es el libro con que más se le asocia, el resto del legado literario de Mary Shelley cuestiona las instituciones políticas y teológicas establecidas.

Las fuentes se unen con el río
y los ríos con el Océano.
Los vientos celestes se mezclan
por siempre con calma emoción.
Nada es singular en el mundo:
todo por una ley divina
se encuentra y funde en un espíritu.
¿Por qué no el mío con el tuyo?
Fragmento de Filosofía del amor, Percy Shelley

Aunque a Peter B. Shelley se le recordó sobre todo en los círculos de poetas victorianos como Alfred Tennyson y Robert Browning, los socialistas y el movimiento obrero (Karl Marx fue uno de sus admiradores), sólo al final del siglo XIX, su trabajo, mejor dicho, su trabajo más inocuo, se hizo respetable entre la burguesía y la alta sociedad. La dupla formada por los esposos Shelley desarrolló una obra muy comprometida con la muerte y las luchas sociales. El amor de los dos escritores se complementó de tal forma, que la construcción de sus escritos fue el resultado del esfuerzo de la lectura y la verificación del contenido del otro. Ella era fatalista. Él, romántico.

La dupla formada por los esposos Shelley desarrolló una obra muy comprometida con la muerte y las luchas sociales.

Percy murió ahogado en Italia, poco antes de cumplir los treinta años y su cuerpo fue cremado, salvo su corazón que fue extraído y guardado celosamente por Mary durante el resto de su vida.  Muchos piensan que Ausencia, quizás el mejor de sus poemas, fue escrito en presencia del cofre que cobijaba el corazón de su esposo.

A riesgo de parecer majadera, Mary Shelley es una más de las grandes creadoras que fue invisibilizada por la historia y a la cual solo hemos tenido la oportunidad de conocer en los últimos decenios.

Mary pasó el resto de su vida (quedó viuda a los veinticuatro y murió a los cincuenta y tres años) dedicada a escribir y a difundir la obra de Percy y el mundo literario no le reconoció gran mérito propio y la vio más que nada como la editora de las obras de su esposo, hasta 1980, cuando se publicó el primer volumen de sus cartas completas y empezó a valorarse su abundante obra. A riesgo de parecer majadera, Mary Shelley es una más de las grandes creadoras que fue invisibilizada por la historia y a la cual solo hemos tenido la oportunidad de conocer en los últimos decenios.

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