por Dr. Sergio Canals Lambarri.
Psiquiatra
“Que eterno imaginé”. (Leopardi)
Las cifras de muertos por el virus no eran exactas según solicitaba la OMS. Los datos que se entregaban eran operacionales “y no los epidemiológicos”, aclaró compungido el ministro (sólo lo suponemos, por la mascarilla).
Los contagiados que contagian, tampoco correspondían a la realidad.
Son muchos, muchos más. En realidad.
“El lenguaje construye realidades”.
Todo se derrumbó “como un castillo de naipes”.
“Infinita vanidad”.
Murió. Murió el miedo. El miedo mató al miedo.
“Bien veo qué de los dulces gozos de la esperanza, no sólo ha muerto en mí, sino el deseo”. ¿Qué deseo?
No deseen estar sanos. Serán muchos más los enfermos.
“El día que fallezca un paciente porque no hay un respirador disponible para él, vamos a tener una nueva fiesta mediática -rojelia”. Comentario infectado de fascismo, recibido en un WA.
“Reposen ya”. Bastante respiraron.
Siguen muriendo en sus casas antes de la PCR. Como si allí estuviese su salvación.
Que los nuevos muertos, al parecer “no valen cosa alguna”.
Las funerarias suspiran. El vaho de los nichos cubre la tierra invernal.
Los muertos se mueren de frío. En los campamentos siempre se han muerto de frío.
Hay más fango en el mundo.
Calma. Los pobres desesperan.
“No dimensioné la pobreza y el hacinamiento”.
Lo pobres dirán: “No dimensioné la riqueza”.
Ya el martes ya apareció la palabra: “Chiletón”.
Rima con “pobretón”. Con “covitón”. Con “viejotón”.
Hablando de muertos, nadie en las noticias habla del “asesinato” de George Floyd en E.E.U.U.
Para Trump, las violentas revueltas no son más que producto de “anarquistas profesionales”. Es decir, les pagan. De otra manera, serían anarquistas aficionados. Hay que sacar a los militares pagados a la calle, amenaza. En esa tierra todo se paga y se compra.
Habla también de grupos de “antifas” (antifacistas).
¿Habrá en Chile?
“Capitalismo asesino”, gritaron frente a la Casa Blanca.
¿Les recuerda el pasado reciente en Chile? Aquí fueron sólo anarquistas aprendices. No había plata para pagarles, ni menos becas. Además, no podrían pagar el CAE, que hoy no quieren condonar.
Más bien, el “semiocapitalismo”. El capitalismo es un “operador semiótico”. Un constructor implacable de relatos centrados en el crecimiento, el dinero y el consumo.
Esos relatos son nuestro inconsciente.
Las producciones semióticas de los medios de masas, de la informática, la telemática y la robótica, atraviesan y transforman nuestra subjetividad psicológica.
“Así como las “máquinas sociales”, las máquinas tecnológicas de información y comunicación operan en el corazón de la subjetividad humana, no sólo en el seno de sus memorias, de su inteligencia, sino también de su sensibilidad, de sus afectos y de sus fantasmas inconscientes”.
El lenguaje oculta y de-vela realidades.
Se ha preguntado alguna vez, de qué al igual como existe la pobreza estructural, ¿también existe la riqueza estructural?
De lo qué no se habla, no existe, o callarlo, “afecta al corazón de lo esencial”.
La verdad en el lenguaje es plural y polifónica.
Los muertos sobrepasarán a los 150 diarios y, los contagiados diarios, a los 5.000.
¿Y dónde está el plebiscito?
Saludos cordiales al presidente y al ministro.
(Colaboraron Leopardi y Félix Guattari)