Alentados por las encuestas se codean los aspirantes a líderes del Rechazo. Más allá del espejismo que se puede llevar el viento, el real poder contra un nuevo orden constitucional continúa residiendo en el exclusivo 1% de los favorecidos de siempre que, desde las sombras, entrega suficientes señales de su apuesta para el 4 de septiembre, como lo hacen Sebastián Piñera y Juan Sutil.
Ingenioso el guiño de Rincón y Walker a la derecha en el Senado para seducirla con un tardío cambio de los quorums calificados instalados por Jaime Guzmán, el aún idolatrado cerebro del gremialismo. ¿Una nueva oportunidad para el “gatopardismo”? Se suman a los que olvidan las proféticas advertencias de Eduardo Frei Montalva sobre ese orden constitucional impuesto a sangre y fuego, que concluyeron con su magnicidio. Y también los temores de una vieja guardia conservadora a los derechos ancestrales del casi 13% de conciudadanos pertenecientes a nuestros pueblos originarios, despreciados con ignorancia por aspirantes a intelectuales, bien resguardados en el alero Mercurial, como el amarillo Warnken (que hará retorcerse en su tumba a Enrique Lihn) y otros estudiosos que olvidaron rápida y convenientemente el origen del estallido social tras el colapso terminal del gobierno de Sebastián, cuando declaró al país en “guerra contra un enemigo poderoso e implacable(…)” y que Cecilia confundió con “alienígenas”.
El desastre de la gestión de Piñera estuvo en el origen de la mínima representación tan lamentada por la derecha en la Convención Constituyente. Desde entonces osciló entre la cavernaria obstrucción al estilo Marinovic y Cubillos o la más civilizada de Álvarez y Monckeberg. Grandes colaboradores del Rechazo han sido también los errores no forzados de ansiosos convencionales con sus torpezas inconducentes, pero exhibidas hasta el cansancio para disfrute y jolgorio de los principales medios de comunicación abiertamente jugados por el desprestigio de la Convención y por la opción del Rechazo en el próximo plebiscito.
Mientras amarillos y algunos exconcertacionstas con crisis de pánico pierden el pudor apostando por el Rechazo, sus representantes más genuinos cosechan desde las convenientes sombras.
Sebastián abre una nueva red social anunciando futuros aportes para continuar salvando al país de la debacle. Juan Sutil pierde la compostura y, de pasadita, advierte de su sabotaje económico al gobierno de Boric que apuesta por los cambios.
Andrés Chadwick, acusado constitucionalmente por su responsabilidad en las graves violaciones a los derechos humanos durante el estallido social (inhabilitado de ejercer cargos públicos por cinco años), nunca ha sido tímido y tiene protección garantizada. Así es como ejerce de decano de la facultad de derecho y gobierno en la Universidad San Sebastián (USS), llegando puntualmente cada día hábil, a las 8 A M, a la acogedora sede del barrio Bellavista. Presidida por el fundador de la UDI, Luis Cordero, allí opera como núcleo duro del entorno de Piñera. Variopinto desde la diestra, como le gusta seleccionarlos, y a buen resguardo. Juan José Ossa, María Emilia Undurraga, Felipe Ward, Víctor Pérez, Arturo Zúñiga y el vapuleado Sebastián Sichel, asumen responsabilidades académicas y configuran parte de aquella reserva intelectual en que continúa confiando Sebastián.
Así, desde la cómoda sombra, operan al aguaite del soñado triunfo del Rechazo, que meses atrás veían tan lejano. Por lo mismo, celebran lo que un deslenguado gremialista calificó “el arrepentimiento de los beatos”, refiriéndose a los hermanitos Walker y la disidencia demócrata cristiana.
A caballo regalado no se le mira el diente…Y bienvenidos sean los amarillos.