No todo empezó con el virus más todo se agravó con él.

por La Nueva Mirada

Por Rafa Ruiz Moscatelli.

Que podría uno discutir, elucubrar, razonar, imaginar, cuando Nueva York la mítica ciudad de la modernidad consumista se encuentra detenida, relentizada, infectada por el coronavirus igual a otras urbes del planeta. Cuando el PIB, símbolo monoteísta del presente, y la OCDE, hacen dudar a los gobernantes conservadores en cómo enfrentar el shock natural que afecta a las aglomeraciones humanas, mientras los impactos del virus profundizan las crisis políticas de un sistema financiero asediado moral y físicamente. Esta afirmación puede que resulte exagerada. ¿Exagerada? ¿Aun con la conmoción  de la vida diaria? ¿Aun con el riesgo tangible a su salud y la de los que quiere o necesita?

¿Regresaremos incólumes a la situación pre – coronavirus?

¿Regresaremos incólumes a la situación pre – coronavirus? Algunos países serán casi como eran, sin embargo todos dependerán más de los demás. Aquellos que mejoren la salud pública, cambien hábitos de consumo y se desarrollen en forma más sustentable sin atrapar a su población en un eterno “compra huevos” podrían ser algo mejores.

Chile pandemia y crisis política.

Chile además de la pandemia está en crisis. Un artículo en “The Economist” publicado por el Mercurio la segunda semana de marzo, destacaba la desigualdad social y la corrupción como los gatillos de la crisis política y moral que incuba el país desde hace tiempo.

cambiar fundamentos y fundadores de una elite gastada en un positivismo sin vitalidad.

Desde Octubre muchos chilenos tienen otro estado de ánimo. Este sincronizó demandas plurales y cristalizó en un movimiento centrado en cambiar fundamentos y fundadores de una elite gastada en un positivismo sin vitalidad. En las nuevas generaciones, muchos, ven a la producción y consumo de la alimentación actual como un riesgo para la vida, también sienten y comprueban que la naturaleza es depredada, y se preguntan filosóficamente si vale la pena procrear para un planeta precario. Les repulsa la crisis moral de instituciones, organizaciones, liderazgos por la codicia y la ambición sin límites. Unos quisieran refugiarse en comunidades o viajes eternos, otros ya no respetan al poder y no le temen; ven en él y su representación la causa de casi todas sus dificultades.

Les repulsa la crisis moral de instituciones, organizaciones, liderazgos por la codicia y la ambición sin límites.

La pandemia reventó en medio de esta lucha política abierta donde “Primero la salud” es un trato de sobrevivencia. Se requiere unidad. El virus no disolverá la conciencia anterior, gobernantes y poderes son examinados con atención. El toque de queda muestra la impotencia de quien necesita la represión pues sus ideas mercantiles lo limitan y no convencen para controlar la pandemia. El virus no transforma lo ocurrido en los últimos meses en una fantasía. Hay asesinados, mutilados, heridos, arrollados, humillados. Hay saqueos e incendios brutales. Hay montajes y hay delitos. Hay lucha física entre manifestantes autorganizados y la represión policial.  

El virus no transforma lo ocurrido en los últimos meses en una fantasía.

 Ni las guerras mundiales cambiaron las crisis internas de los países, al contrario, ellas han sido las parteras de cambios sociales. Esta élite debe cumplir el pacto de salida a la crisis. Resolver pronto las demandas sociales. Cumplir la agenda para cambiar la constitución y elegir nuevas figuras. Lo ofrecieron en noviembre debe iniciarse el 2020. No cejar es más útil que clamar por una unidad gastada.

Hay que colaborar, como los vecinos en sus barrios. Colaborar con el personal sanitario y las fuerzas que lo respaldan. Detenerse físicamente sin abandonar ideas y reclamos, pues estas se pueden ejercer desde cualquier confinamiento. No hay que agotar las acciones, deben ser pocas y  potentes, si se reiteran al “tun tun” se desdibujan. Ahora se requiere una coordinación más fructífera. Esta podría ser una mesa de diálogo ética y no fáctica. Hay que unirse contra la pandemia y para sacar el país de la crisis. Que nadie se aproveche del pánico y haga concursar a quienes son cuestionados en la sociedad por sus faltas políticas o morales. La prudencia, la responsabilidad es tratar de entender dónde nos llevan los cambios globales y de la especie. “Escuchar el ruido del Mundo” como dijo J.M. Le Clézio. (Nobel). Y enrumbar con energía hacia “el futuro que ya está aquí” como apuntó un sociólogo del barrio Independencia.

“Escuchar el ruido del Mundo” como dijo J.M. Le Clézio. (Nobel). Y enrumbar con energía hacia “el futuro que ya está aquí” como apuntó un sociólogo del barrio Independencia.

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