Por Mario Valdivia V
Palabras de diccionarios ya existentes burbujean en nuestra lengua para nombrar fenómenos nuevos. (Pensamos mirando hacia atrás). Pandemia (pan = todo; demos= pueblo) es una. Sugiere nada más que lo que nombra es universal, se refiere a todos y todas. Algo, pero poco, para nombrar lo que ocurre. COVID 19 es peor y Coronavirus aún más desorientador.
Algo, pero poco, para nombrar lo que ocurre. COVID 19 es peor y Coronavirus aún más desorientador.
Nombrar es la mitad de pensar. ¿Qué ocurre, qué nombre tiene la pandemia, entonces?
Tiene algo devastador de una guerra, pero no es una guerra. No hay enemigos. El virus – una partícula antes que una micro bio – no pretende nada, ni siquiera hace nada, simplemente deriva “vireando”. E incluso en las peores guerras las familias pueden reunirse, las tiendas reciben clientes, los niños van a la escuela…
Tampoco es una crisis política revolucionaria. El poder no está en cuestión, no hay divisiones, las familias se mantienen unidas, aunque distantes, no hay nuevas autoridades declarando leyes radicalmente nuevas. Por el contrario, hay un esfuerzo por usar todos los poderes del estado para enfrentar los eventos. Todos quieren que el estado y el orden se fortalezcan.
Y no es una crisis económica, como una recesión por falta de demanda agregada, por ejemplo, aunque puede producirse una reducción de la producción y el empleo como resultado.
¿Qué palabras usar? Disrupción podría ser una – interrupción, perturbación. Se interrumpen las relaciones sociales, y con ellas las relaciones económicas de producción, logística e intercambio. Se habla de distanciamiento social. No es la mejor interpretación. En la peste negra europea los vectores fueron las ratas; hoy somos nosotros mismos, como organismos biológicos. Se distancian las relaciones e interaccione sociales basadas en lo cercanía corporal. Se perturban las relaciones de cuerpo presente – se distancian los cuerpos. Sin una vacuna, las nuevas normas de distanciamiento corporal están para quedarse. El virus del SIDA nos puede servir de ejemplo. En ausencia de vacuna, instaló una sutil distancia genital entre los cuerpos completamente inesperada (y universalizó las jeringas desechables) a la que nos hemos acostumbrado. Lo que no ha significado que las relaciones sociales de sexo y amor sexual se hayan distanciado.
En la peste negra europea los vectores fueron las ratas; hoy somos nosotros mismos, como organismos biológicos.
¿Qué relaciones se inhibirán – interrumpirán, perturbarán – más con la separación de los cuerpos? Difícil imaginarlo. Probablemente las relaciones de producción sufrirán menos que las de transporte de personas – es cosa de diseñar lugares de trabajo con espacios más distantes. El comercio al por menor y la educación requerirán grandes innovaciones y ajustes. En general, quizá la vida social diaria en la familia, la amistad, el barrio, el condominio, sufrirán mucho con el distanciamiento de los cuerpos. Difícil saber qué nuevas demandas surgirán para la vida ciudadana, la política…
¿Qué relaciones se inhibirán – interrumpirán, perturbarán – más con la separación de los cuerpos? Difícil imaginarlo.
Gran necesidad de inventar mundos nuevos.