Cualquier análisis del estado de la política nacional parte de la base de dos «issues » curiosos: el primero es que la derecha siga siendo competitiva en la carrera presidencial y, el segundo, que la oposición no logre consolidar un frente común pese a las debilidades del oficialismo y las oportunidades que abre el debate constituyente. ¿Cómo se viene entonces la carrera presidencial?
Ante todo, hay que considerar un factor previo como es la tendencia a la dispersión de todo el espectro político. Esto es claro en la oposición donde las fracturas son tan estructurales que ni siquiera se logró un frente común para la definición de constituyentes. Sin embargo, la crisis del Frente Amplio y , a su modo, la del PC con una renovación áspera, permiten prever que los partidos de centro izquierda tienen espacio para reposicionarse en la competencia presidencial. Esto, a condición de que generen un ambiente más colaborativo y el resultado constituyente no implique salir vapuleados.
Lo anterior circunscribe como opciones reales a los partidos que conformaron la Concertación y sectores prófugos del Frente Amplio. No es un mal comienzo considerando que saca de escena la tensión ideológica entre la DC y el PC que marcó a la Nueva Mayoría, aunque no evita las fricciones generacionales.
La candidatura que logre conciliar mejor el tema generacional, así como la agenda de género, tendrá mayor opción de llegar a La Moneda. No es una cuestión fácil, como se apreció en la segunda intervención de Paula Narváez donde tuvo que pronunciarse sobre el aborto bajo la lógica de los derechos reproductivos. La precandidata fijó una postura a favor de esa línea y esa misma exigencia de definición se dará en otros temas. Su lectura es correcta porque no es claro que un discurso generalista, tipo Lavín, tenga mucho vuelo en esta campaña. La competencia en la oposición de centroizquierda está cada vez más clara: la cosa iría entre Paula Narváez y Ximena Rincón. El factor género tiene un valor muy relevante, pero cada una representa un ideario muy distinto. ¿Cuán profundo será el contrapunto entre ambas? Para un electorado que no admite medias tintas es de esperar que las diferencias entre ellas muevan las miradas hacia la oposición. Claro que Rincón tendrá que irse con cuidado porque el espacio de » centro » lo disputará el ex DC Sebastián Sichel, otrora, Iglesias…o como sea que se llame. En el extremo de la oposición aparece Daniel Jadue, favorito por las encuestas como en algún tiempo fue MEO. Sin desconocer las cualidades del candidato, que las tiene, el caso luminarias led probablemente liquida sus posibilidades presidenciales. En Chile solo Piñera flotó en una investigación judicial, en su caso sobre uso de información privilegiada en las compras de acciones de LAN, algo más sofisticado que las coimas a municipios. El acuerdo judicial cuidó que el pago de la multa no implicara reconocer culpabilidad del candidato y, al estilo que acostumbra Piñera, salió flotando del descalabro.
No fue así para MEO con el uso de avión privado incluido, Golborne con sus cuentas en paraísos fiscales, ni Ossandón supuestamente por intentar ejercer influencias indebidas sobre su ex municipio. La historia parece no favorecer al alcalde de Recoleta. Por su parte, en la derecha la proclamación abrumadora de Mario Desbordes en el Consejo de RN no solo es un paso interesante por el respaldo político de dicho partido, sino porque es el primer gesto de desafío del ex ministro de Piñera al «establishment» representado por Carlos Larraín. Hasta aquí Desbordes no había aguantado las presiones, dejando obligado la presidencia del partido, ninguneado por el mandatario en una entrevista de prensa y, anteriormente reculando en el cambio constitucional. No lo tiene fácil Desbordes. Desconocer a su padrino político puede llevar altos costos, pero el quiebre venía de antes y era dar el paso definitivo o hacerse a un lado. Además, estaba el precedente de Ossandón que también tomó distancia de «don Carlos » para despegar, pero las cuitas entre larraínes y ossandones se tienden a resolver de otra manera. Así que habrá que ver si la saga está superada.
No fue así para MEO con el uso de avión privado incluido, Golborne con sus cuentas en paraísos fiscales, ni Ossandón supuestamente por intentar ejercer influencias indebidas sobre su ex municipio.
Hasta aquí Desbordes no había aguantado las presiones, dejando obligado la presidencia del partido, ninguneado por el mandatario en una entrevista de prensa y, anteriormente reculando en el cambio constitucional. No lo tiene fácil Desbordes.
Además, estaba el precedente de Ossandón que también tomó distancia de «don Carlos » para despegar, pero las cuitas entre larraínes y ossandones se tienden a resolver de otra manera.
En el mismo sector de la derecha aparece Sichel, la opción que pareciera que acomoda al piñerismo, si algo queda de eso. Una candidatura que es un invento empresarial, de la mano de Santa Cruz y Errázuriz. Se trata de un candidato » constructo «, inflado por los medios de prensa establecidos. Un invento extraño que busca insertarse en la meritocracia, como en su momento otros sectores empresariales quisieron hacer con Golborne aprovechando su pasado en el Instituto Nacional. Es cierto que Sichel no ha ganado ninguna de las elecciones en las que compitió, pero tuvo el suficiente talento para llevarse el apoyo de los mecenas de Andrés Velasco tras su paso por Ciudadanos. No parece ser un competidor fácil por su ambición e imprevisibilidad…¿será una especie de Trump? Volando más bajo, Evelyn Matthei se repostula a la alcaldía de Providencia. La opción es sensata, le conviene esperar el posicionamiento electoral de la UDI y su performance en la constituyente. De paso se aleja de las contiendas entre Desbordes, Sichel y José Antonio Kast. Mientras, el otro alcalde-candidato del sector, Joaquín Lavín, queda a la deriva…sin continuidad en la alcaldía, criticado en su desempeño en Las Condes y estancado en las encuestas. Por último, está la aventura presidencialista de Ignacio Briones, con un desempeño ministerial marcado por el síndrome Allamand, es decir, llegando tarde a todo.
Una candidatura que es un invento empresarial, de la mano de Santa Cruz y Errázuriz. Se trata de un candidato » constructo «, inflado por los medios de prensa establecidos.
Joaquín Lavín, queda a la deriva…sin continuidad en la alcaldía, criticado en su desempeño en Las Condes y estancado en las encuestas. Por último, está la aventura presidencialista de Ignacio Briones, con un desempeño ministerial marcado por el síndrome Allamand, es decir, llegando tarde a todo.
En este sentido, lo de Briones recuerda a la anécdota de otro ministro de Hacienda, Gustavo Ross, que, en un telegrama desde Europa, tras fracasar en las negociaciones de la deuda pública, habría enviado el mensaje: » que pague el indio « , causando gran revuelo e indignación en la época. Durante este gobierno, entre seguros de desempleo como subsidios salariales y retiro de los 10% de las AFP’ s, Briones nos recetaba subir el IVA para capear la crisis…muy parecido a lo de Ross. De este modo, nuestra carrera presidencial va tomando forma. Se ve surtida la cosa, pero claro, esto es a vuelo de pájaro, pronto veremos que muchas propuestas terminan siendo más viejas que el hilo negro…y que de tres candidatos a penas se hace uno. Tiempo al tiempo como suele decirse.
Briones nos recetaba subir el IVA para capear la crisis…muy parecido a lo de Ross.