Por Elicura Chihuailaf Nahuelpán
Lof Kechurewe, Luna del verdor,
Primavera de 2020.
Estamos en diciembre y ya comenzamos a despedir a este año 2020, ¡pewkallal! Y desde aquí, y desde algún lugar del Universo, le digo a este año 2413: ¡Mari mari!, hola; ¿chumleymi?, ¿cómo estás?:
¿El agua de la vida es otra vez abundante y es de todos?
¿Se puede beber agua en cualquier parte?
¿Regresaron ya los bosques nativos?
¿Las ciudades dialogan alegremente entre sus follajes?
¿Se ven nidos de pájaros entre las ramas de las plantas
y de los árboles? ¿Y entre los pastos de las planicies y colinas?
¿Todas las horas tienen cantos de pájaros y tierna conversación
de seres humanos?
¿Todos los lugares tienen ojos y huellas de animalitos silvestres?
¿Los minerales duermen tranquilos en el fondo de la tierra?
¿El hombre y la mujer recordaron que son complementarios?
¿Todos los seres humanos aman sus culturas propias
y valoran la otredad?
¿Nadie tiene más ni menos de lo que necesita?
¿Por fin, y por derecho propio, el modelo económico y político
se llama Buen Vivir?