El próximo 11 de abril se realizarán simultáneamente elecciones en tres países de la región en el contexto de la aguda crisis sanitaria y su impacto económico y social en las desigualdades y pobreza crecientes. Con efectos políticos que debilitan las instituciones democráticas, la interrogante abierta es la reacción de la ciudadanía.
Con fuertes polémicas en Ecuador parece claro que el banquero conservador Guillermo Laso pasará a segunda vuelta luego del pronunciamiento del Tribunal electoral, pese a las denuncias de fraude el candidato indigenista Yaku Pérez, que demanda el recuento de los votos. Ciertamente es el mejor escenario para el candidato correista Andrés Arauz, que se impusiera en primera vuelta con el 32 % de los votos, aunque deberá esforzarse por captar el voto indigenista y de los otros candidatos de izquierda, fuertemente críticos del expresidente Correa.
En Chile, pese al estallido social, la crisis económica y social y la baja aprobación del gobierno de Sebastián Piñera, el oficialismo mantiene una visión optimista acerca de los resultados de las próximas elcciones: ”ganaremos tres cero”, afirmo el ministro vocero del gobierno. La principal fortaleza del gobierno es la división de las fuerzas de oposición y bien los resultados podrían darle la razón.
Elecciones en Perú
La duda es que pasará en las elecciones generales para elegir presidente de la Republica y renovar el parlamento unicameral. Las encuestas, a menos de 40 días de la votación, muestran que mas de un tercio de los encuestados no se siente interpretado por ninguno (a) de los candidatos (as) que se disputan la presidencia y mas de un 20 % afirma que no participará, en tanto que el nivel de rechazo de alguno de los candidatos supera largamente el de respaldos.
En una reciente encuesta el candidato de Acción Popular, Yonhy Lescano aparece en el primer lugar, con un 11,3 % de las preferencias, desplazando a George Forsyth – exfutbolista y alcalde de la Victoria, cuya postulación ha sido impugnada por el jurado electoral especial de Lima debido a omisiones en su declaración patrimonial- que hasta hace unas semanas lideraba las encuestas de opinión.
Forsyth no es el único postulante que ha ido quedando en el camino entre la más de una veintena inscritos inicialmente. Por diferentes razones el tribunal electoral ha ido desechando postulantes, unos más significativos que otros y hoy la competencia se reduce a los primeros cinco, que marcan entre un ocho y trece por ciento de preferencias, una segunda categoría, entre un 3,8 y 4,8 por ciento y los rezagados, entre los que se cuenta al exmandatario Ollanta Humala, que marca un muy modesto 2,4 %.
Según esta encuesta. Veronika Mendoza, la candidata de izquierda, aparece en segundo lugar con un 8.9 % y podría disputar la segunda vuelta en la eventualidad que estos porcentajes se materializan en las urnas.
Pero el escenario electoral es aun muy incierto. Primero porque no es definitiva la exclusión de George Forsyth, que apelara a la decisión del jurado electoral de Lima. En segundo lugar, porque la diferencia que separa a Lescano y Veronika Mendoza de sus mas inmediatos seguidores es de menos de tres puntos (en el umbral del margen de error). George Forsyth se mantiene en tercer lugar con un 8,1%, junto con la eterna Keiko Fujimori, que también marca un 8,1 %, pese a los problemas judiciales que enfrenta.
Muchas cosas pueden pasar en los próximos cuarenta días, cuando la campaña entre a su recta final, pero parece evidente que cualquiera sea el resultado, la elección distará mucho de resolver la profunda crisis política que enfrenta el país en el contexto de una apremiante agenda sanitaria, económica y social.
Una crisis de larga data
Perúarrastra una prolongada crisis política, agravada por serios problemas de corrupción, implicando que todos los últimos exmandatarios estén hoy sometidos a procesos judiciales o prófugos de la justicia, que un expresidente haya tomado la decisión de suicidarse (Alan García) antes de enfrentar la acción de los tribunales, que al menos dos de los actuales candidatos presidenciales (Keiko Fujimori y Ollanta Humala) y varios candidatos a parlamentarios esperen decisiones judiciales. Al igual de lo que sucede con algunos jueces y ex altos funcionarios del Estado.
Durante el actual período presidencial se han rotado cinco mandatarios luego que Pedro Pablo Kuczynski se viera forzado a renunciar por acusaciones de corrupción vinculadas a la constructora brasileña Odebrecht. Martin Vizcarra procedió a disolver el parlamento durante su corto mandato y fue depuesto por el nuevo parlamento luego de un intento fallido.
Es más que evidente que Perú vive una profunda crisis política y de liderazgo, como lo muestran las encuestas. Yonhy Lescano, casado con chilena, al igual que George Forsyth, es un excongresista, abogado, oriundo de Puno, que milita en Acción Popular, el partido fundado por Fernando Belaunde Terry (el mismo partido en que milita Manuel Merino que permaneciera escasos días en la presidencia luego de la destitución de Vizcarra). Muchos lo tildan de progresista y otros de conservador, pero es lo más parecido a un líder populista de centro, partidario del libre mercado, pese a su defensa de la salud y la educación pública. No tiene antecedentes por corrupción y su única tacha es una acusación por acoso sexual levantada por una periodista, que fue archivada sin cargos.
Al igual de lo que sucede en nuestro país, Perú experimenta un proceso de disgregación política que ha fagocitado a la mayoría de los tradicionales partidos abriendo espacios a una multiplicidad de organizaciones difíciles de encuadrar en los clásicos ejes de derecha, centro o izquierda, que la mayoría de las veces mal conviven o cohabitan en su interior.
Y todo apunta a que el próximo parlamento reproducirá esa fragmentación, incluso más acentuada que en la actualidad, condenando a la nueva administración, cualquiera sea su signo, a la condición de minoría, profundizando la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa el país, en el complejo escenario marcado por la pandemia, la crisis económica y social que ha impactado duramente a Perú, como a la mayoría de los países en la región.