El comandante® de la FACH, Ramón Cáceres, fue favorecido por un reciente fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, antes de cumplir la mitad de su condena de 4 años de prisión, por torturas perpetradas en contra de sus propios compañeros de armas- entre ellos el general Alberto Bachelet- después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Ramón Cáceres (apodado El Pico por sus camaradas) hizo carrera como verdugo de oficiales y suboficiales constitucionalistas de la FACH, junto a Edgar Ceballos, quien se hacía llamar Inspector Cabezas, formando una dupla de aniquilamiento físico de prisioneros en recintos de la fuerza aérea, como la temida Academia de Guerra Aérea (AGA) .
La defensa del torturador argumentó su buena conducta como detenido de Gendarmería, pese a que no manifestó arrepentimiento alguno por los crímenes cometidos, como lo señala el propio informe de la institución. Como tantos torturadores, minimiza sus responsabilidades criminales y elude su condición de aniquilador reconocido por decenas de sus víctimas. Al estilo de Ceballos, quien simulaba una patología cognitiva, Cáceres insiste en no recordar las torturas y se autodefine como un tipo afable.
El fallo contó con los votos a favor de Juan Cristóbal Mera y Jenny Book, en contra se pronunció la ministra Verónica Sabaj.
Vuelve a llamar la atención que un fallo que favorece a un reconocido torturador, deseche la opinión contraria de la Comisión de Libertad Condicional, basada en una entrevista psicológica, donde el condenado insistió en minimizar sus responsabilidades criminales.
Así las cosas, salvo que la Corte Suprema revoque la reciente sentencia que favorece a Cáceres, se concretará la vergonzante paradoja que el torturador pasará menos tiempo en prisión que sus víctimas camaradas de armas, condenados por el Consejo de Guerra “contra Bachelet y otros”, que marcó uno de los episodios que aún pena y ensucia la historia de la FACH.
