Luego de una larga y compleja negociación, no exenta de tensiones, el gobierno logró aprobar el proyecto de reforma tributaria, incluida la controvertida propuesta de reintegración, con los votos de la mayoría de la bancada de diputados demócratas cristianos. Nada que permita abrir champaña, celebrar alborozados o garantizar que finalmente el proyecto, que ya lleva un año de tramitación, pueda ser finalmente aprobado.
Nada que permita abrir champaña, celebrar alborozados o garantizar que finalmente el proyecto, que ya lleva un año de tramitación, pueda ser finalmente aprobado.
En jerga dieciochera, la aprobación del proyecto en la Cámara de Diputados es, apenas, la “primera patita” de una cueca larga. Falta la segunda. La que se deberá bailar en el Senado. Y ella se anuncia como una “cueca brava”, toda vez que el Presidente de la DC ha sostenido que su compromiso político apuntaba a la aprobación del proyecto en la Cámara de Diputados y no incluía a su bancada senatorial, con la cual aún no se había debatido.
La actual directiva de la DC ha debido asumir un costo no menor para honrar un compromiso suscrito con el gobierno a espaldas del resto de la oposición y en contra de la opinión de sus técnicos (entre ellos Guillermo Larraín) y no pocas figuras emblemáticas del partido, como el propio senador Francisco Huenchumilla o el ex ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga.
Y ella se anuncia como una “cueca brava”, toda vez que el Presidente de la DC ha sostenido que su compromiso político apuntaba a la aprobación del proyecto en la Cámara de Diputados y no incluía a su bancada senatorial, con la cual aún no se había debatido.
Y son más que conocidas sus diferencias con la bancada de senadores del partido por su política de apertura al diálogo y colaboración con el gobierno, resultando muy dudoso que Fuad Chaín logre alinearlos para aprobar esta controvertida reforma que incluye la reintegración tributaria. Al menos en la forma como fue despachada por los diputados
Los escasos márgenes de negociación de que dispone el gobierno
El tema es más que sensible, toda vez que varios de los senadores DC han expresado diferencias fundamentales con la iniciativa y especialmente con el proyecto de reintegración tributaria (Francisco Huenchumilla), anunciando que, a diferencia de lo ocurrido en la Cámara baja, buscarían actuar de manera coordinada con el resto de la oposición (Yasna Provoste). Por su parte, el senador Jorge Pizarro ha expresado que no pueden aprobar el proyecto en la forma como fuera despachado por los diputados, anunciando nuevas indicaciones.
En rigor, prácticamente ningún proyecto de ley sale del trámite legislativo como se presenta originalmente. Y es más que evidente que no tan sólo los senadores demócratas cristianos mantienen serios reparos y diferencias con el proyecto inicial y la forma como llega despachado por la Cámara baja y todo apunta a que recibirá múltiples indicaciones, lo que implicaría nuevas y largas negociaciones con el Ejecutivo.
La dificultad mayor es que el gobierno parece haber agotado sus márgenes de negociación y los espacios para hacer nuevas “concesiones” a la oposición, sin el serio riesgo de desnaturalizar el sentido original del proyecto, como lo ha advertido el titular de Hacienda, que es bajar la tributación no tan sólo a las Pymes, sino también a los grandes contribuyentes.
La dificultad mayor es que el gobierno parece haber agotado sus márgenes de negociación y los espacios para hacer nuevas “concesiones” a la oposición, sin el serio riesgo de desnaturalizar el sentido original del proyecto.
Un proyecto que inicialmente contemplaba una rebaja de 2 % al impuesto que pagan las empresas (de 27 a 25 %), además de los beneficios que implica para los sectores de mayores ingresos el mecanismo de reintegración, y que ha sufrido múltiples modificaciones desde su versión original.
La primera y muy significativa, es que el Ejecutivo decidiera no incluir en el proyecto la rebaja del impuesto a las empresas, como sí indicaba su programa de gobierno, aduciendo la compleja situación fiscal que enfrentaba el país, generando una aguda polémica con el sector empresarial.
Luego debió meterse en el farragoso terreno de las “compensaciones” por la menor recaudación fiscal que implicaba el proyecto, que sectores de oposición y especialmente técnicos tributarios, consideran aún insuficientes (unos hablan de 800 millones de dólares menos y otros de cuatrocientos), sin que quede muy claro quiénes deben asumir ese costo (obviamente los contribuyentes pero la duda es cuáles de ellos).
Pero buena parte del empresariado y no pocos dirigentes del oficialismo, mantienen sus dudas y reservas respecto a las “concesiones” que el gobierno ha debido hacer a la oposición las que, señalan, podrían terminar por desnaturalizar el proyecto o disminuya drásticamente su impacto.
Las autoridades económicas han defendido a brazo partido esta negociación con sectores de la oposición, sosteniendo que es indispensable para viabilizar la reforma, incluida la propuesta de reintegración. Pero buena parte del empresariado y no pocos dirigentes del oficialismo, mantienen sus dudas y reservas respecto a las “concesiones” que el gobierno ha debido hacer a la oposición las que, señalan, podrían terminar por desnaturalizar el proyecto o disminuya drásticamente su impacto.
La reforma tributaria puede terminar en un verdadero “parto de los montes” O derechamente en el vacío
La reforma tributaria puede terminar en un verdadero “parto de los montes” O derechamente en el vacío
Una duda que se acrecienta en la nueva fase de tramitación de la reforma en el Senado. Es verdad que el gobierno requiere conseguir tres votos de senadores de oposición o independientes para aprobar la iniciativa, que el equipo político de la Moneda aspira resolver con algunos (as) senadores (as) demócratas cristianos o independientes. Pero eso tiene un costo e implica nuevas negociaciones, sin demasiados espacios de flexibilidad para el Ejecutivo. Y bien pudiera ser que la mayoría opositora en el Senado logre consensuar nuevas indicaciones para asegurar la progresividad alcanzada por el sistema en la pasada reforma y exigir mayores compensaciones que aseguren neutralidad en materia de recaudación fiscal.
No tan sólo sería un desastre político para el gobierno sino también para sectores medios, de tercera edad y regiones, que aspiran a favorecerse con la iniciativa y que el Ejecutivo ha usado como verdaderos rehenes para conseguir la aprobación del proyecto en su integralidad.
En verdad, una de las llamadas “reformas emblemáticas” del gobierno, en donde ha invertido buena parte de su capital político y un tiempo precioso (los dos primeros años sin elecciones), pudiera terminar en un verdadero “parto de los montes”, con mucho ruido y escasas nueces, incrementando las críticas oficialistas y de sectores empresariales a la conducción política del gobierno. O derechamente, sin reforma tributaria. Lo cual no tan sólo sería un desastre político para el gobierno sino también para sectores medios, de tercera edad y regiones, que aspiran a favorecerse con la iniciativa y que el Ejecutivo ha usado como verdaderos rehenes para conseguir la aprobación del proyecto en su integralidad.
Los cuestionamientos al liderazgo presidencial y las críticas al equipo político del gobierno
El problema inquieta por igual al oficialismo y sectores empresariales, que comparten la idea que el gobierno se ha manejado con poca destreza y habilidad para fijar prioridades claras y manejar su agenda legislativa, desaprovechando el tiempo de instalación, que coincide con el llamado “período de gracia” para desplegarla con energía y audacia, aprovechando la disgregación y dispersión de la oposición para aprobarla.
Los cuestionamientos al liderazgo presidencial y las críticas al equipo político del gobierno
Todo aquello plantea más de una duda acerca del liderazgo de Piñera y la capacidad de su equipo político (que el mandatario se ha preocupado de blindar pese a sus múltiples desaciertos) para viabilizar la agenda y cumplir sus promesas de campaña.
En esa perspectiva, parece al menos confuso el objetivo político de la Moneda al intentar vincular al PS con el narcotráfico y por qué tarda tanto en retractarse y terminar con el bloqueo a los subsecretarios y asesores en el parlamento. De paso Piñera abrió un nuevo flanco de confusiones con su incómodo encuentro con Bolsonaro, a propósito de los entredichos con Macron por resoluciones del G7. Un tiempo en que se demandaba su ocupación en la desvalorizada conducción oficial, castigada por las encuestas, con severos vacíos para establecer prioridades y viabilizar la agenda, como requieren desde los partidos oficialistas.
Temas como la reforma tributaria, la propia propuesta de reforma previsional y la reforma laboral, que el gobierno busca despachar antes de fin de año, se encuentran bastante trabados por marcadas diferencias no tan sólo con la oposición, sino también con su propio sector de apoyo.
Y si bien el gobierno logró alinear a los “díscolos” en RN, el tema se le desordenó por el lado de la UDI, que recogió las fuertes críticas empresariales a la reducción de la jornada laboral, unida al incremento de la cotización previsional, que elevaría sustantivamente el costo del trabajo, en un escenario marcado por la desaceleración económica.
Al final, la propuesta de adaptabilidad o flexibilidad laboral propuesta por el gobierno, ha devenido en un debate respecto de la reducción de la jornada laboral, a partir de la propuesta de la diputada Camila Vallejo, que podría ser aprobada en las próximas semanas por una mayoría opositora. Y si bien el gobierno logró alinear a los “díscolos” en RN, el tema se le desordenó por el lado de la UDI, que recogió las fuertes críticas empresariales a la reducción de la jornada laboral, unida al incremento de la cotización previsional, que elevaría sustantivamente el costo del trabajo, en un escenario marcado por la desaceleración económica.
Y la reforma laboral encubierta, contenida en el llamado proyecto de “modernización” de la Dirección del Trabajo, ha estimulado la movilización de los trabajadores, convocados por la CUT a una jornada de protesta programada para esta semana.
Algo similar sucede con el proyecto de reforma tributaria, en donde subsisten importantes diferencias acerca de un mejoramiento de las actuales pensiones de manera bastante menos gradual que la propuesta por el gobierno, en el tema de la administración de las nuevas cotizaciones y la solidaridad mayor del sistema.
Y la reforma laboral encubierta, contenida en el llamado proyecto de “modernización” de la Dirección del Trabajo, ha estimulado la movilización de los trabajadores, convocados por la CUT a una jornada de protesta programada para esta semana.
En suma, pronto a cumplir la primera mitad de su mandato, el balance de su gestión, como lo revelan las encuestas es francamente decepcionante. Los famosos “tiempos mejores (o aún mejores) no se divisan, Las proyecciones de crecimiento para el presente año no superan el 2,6 %. Su tardío tercer paquete reactivador no tendrá mayores efectos en este año y muy menor en el próximo. La agenda legislativa aparece bastante trabada y el clima político se ha tensionado por errores no forzados del gobierno.
Su tardío tercer paquete reactivador no tendrá mayores efectos en este año y muy menor en el próximo.
Y la carrera por la sucesión presidencial en el oficialismo parece desatada, adelantando el incómodo y temido síndrome del “pato cojo” que sufren los gobiernos en la última etapa de su mandato.
Algo perturbador en el círculo presidencial cuando aún no se cumple la primera mitad del mandato.