El pasado 26 de marzo, Jacques Chonchol, principal artífice de la reforma agraria, ministro de Agricultura en el gobierno de la Unidad Popular, vice presidente de INDAP entre 1964 y 1969, director del Ceren (Centro de Estudios de la Realidad Nacional de la Universidad Católica), director del Instituto de Altos Estudios de América Latina, en la Universidad de París, durante el exilio, tomó la palabra para cerrar un encuentro homenaje a sus 95 años, que organizaron Cenda, Le Monde Diplomatique y LOM Ediciones.
Previamente a su intervención, la geógrafa Ximena Valdés se refirió a su trayectoria, también lo hizo el historiador Mario Garcés y el economista Manuel Riesco. A continuación, transcribimos buena parte de la reflexión de Chonchol, necesaria para los tiempos que vivimos, con la lucidez propia de los sabios de la tribu:
“…La historia no se detiene, avanza continuamente. Lo que fueron los 50 años de la Unidad Popular y lo que le precedió, son algo que hay que recordar, pero son cosas del pasado, y hoy tenemos que enfrentar las problemáticas del futuro y del presente. Hay que inspirarse en el pasado, pero hay que mirar siempre hacia adelante.
Yo quisiera simplemente recordar algunas cosas que creo que son importantes cuando miramos hacia adelante. En lo inmediato, los chilenos tenemos una tarea urgente, difícil en este tiempo de pandemia en que no sabemos mucho lo que va a pasar, pero tenemos que elaborar una nueva constitución, hecha por el pueblo por primera vez en la historia de este país. Todas las constituciones anteriores fueron el resultado de grupos oligárquicos, de un tipo o de otro, que de alguna manera fueron aceptadas, se impusieron y marcaron la ley de este país. No ha habido hasta ahora ninguna constitución que realmente sea fruto de la voluntad popular. Ahora tenemos la ocasión, gracias a las elecciones que dieron una enorme mayoría, no a lo que querían los viejos sistemas tradicionales, sino a una asamblea constituyente, llámenla como quieran. Tenemos la ocasión de elaborar el próximo año, en los próximos meses, una constitución que rija nuestro país, y que sea por primera vez una constitución democrática. Esa es la primera tarea, la inmediata.

Ahora, esta tarea tiene varios aspectos. Yo soy incapaz de conocer muchos de ellos, pero quisiera recordar algunos que me parece importante tener en cuenta:
En primer lugar, terminar con ese sentimiento de desigualdad que tiene la gran mayoría de los chilenos. Aquí todos los días vienen los expertos y nos dicen, hemos avanzado, el PNB ha crecido, el país va hacia adelante, tenemos muchos más recursos, la pobreza ha disminuido… Efectivamente, si uno mira ciertas cifras, eso es así, pero la verdad es que estamos viviendo en una sociedad profundamente desigual. Y eso lo siente la mayoría del pueblo, lo expresó en la calle hace un año y lo ha expresado ahora también en la votación por una nueva constitución. No sé lo que va a salir de esto, lo que va a tardar, pero no cabe la menor duda que tenemos una nueva oportunidad que es fundamental para el futuro.
Otro problema que es urgente, que lo estamos viviendo cada vez más agudamente, es el problema del agua. Hace cincuenta años, en la Ley de Reforma Agraria que se aplicó en el gobierno de Frei, se declaró que no había propiedad privada del agua, que el agua era un bien nacional de uso público y que tenía que usarse según las necesidades fundamentales del país. Vino la dictadura y borró eso. Mantuvo el título de que las aguas son un bien nacional de uso público, pero las privatizó totalmente y las convirtió en un gran negocio, en el que no solamente agricultores, sino que también mineros, industriales, adquirieron derechos de agua por los que no pagaron nada. Se los regaló la dictadura y hoy día hacen grandes negocios con ellos, imponiendo el derecho al uso del agua al resto de la población. Estamos viendo todos los días cómo, con motivo de la sequía y del cambio climático, el agua se está convirtiendo en un bien fundamental, en un bien esencial, el que inclusive, hace dos años, en algunas provincias han tenido que distribuir el agua para beber a sectores importantes de la población, mientras en otras partes se despilfarra. No voy a entrar en detalles, es muy complejo, pero creo que en la nueva constitución el problema del agua es un tema fundamental.

El tercer asunto al que quisiera referirme es el problema indígena. Es un viejo problema que se arrastra hace más de un siglo en la historia de Chile. Recordemos simplemente algunos hechos: a fines del siglo antepasado, cuando vino la famosa pacificación de la Araucanía, en Malleco y Cautín, el cien por ciento de la tierra estaba en manos de los mapuche. Con la idea de civilización se las fueron quitando para convertirla, con la guerra, por la fuerza, por la violencia, en bienes públicos que sacaron a remate. Así se apoderaron de ella no solamente grandes agricultores, sino que grandes grupos de interés, y hoy tenemos que de las diez millones de hectáreas que había en esas dos provincias, sin contar las otras, nueve millones y medio son privadas y prácticamente lo que les dejaron a los mapuche fue menos de quinientas mil hectáreas, que además se las fueron robando a través de las corridas del cerco y de argucias legales, engañándolos muchas veces porque eran analfabetos, haciéndolos firmar papeles.
Y hace treinta años se está hablando del restablecimiento de los derechos del pueblo mapuche. Hay no sé cuántas declaraciones, tengo aquí las siguientes: la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato, 2003; el Pacto Social, Reconocer por la Multiculturalidad, 2008; la Comisión Asesora Presidencial de Araucanía, 2016; el Acuerdo Nacional por el Desarrollo y la Paz en la Araucanía, 2018, todas estas han sido declaraciones importantes, pero prácticamente no se han traducido en hechos de una manera significativa. Con la dictadura, además, llegó el gran negocio de las compañías forestales, a quienes les regalaron las tierras y le dieron subsidios para que las plantaran, tierras que nuevamente les fueron quitando a los mapuche. Ha llegado la hora de hacer justicia. No es posible que más de un siglo después no seamos capaces de hacer justicia. Yo no digo que hay que restituirles todas las tierras porque la historia no es así, pero no cabe la menor duda de que hay un derecho a la tierra de las comunidades mapuche. Algo se trató de hacer durante el gobierno de Allende, pero se perdió con la dictadura.
Cuarto problema que me parece urgente: debemos recuperar la poca tierra útil que tenemos en este país. Hay una vieja leyenda que me gusta citar, se la leí hace no sé cuántos años a un húngaro, Tibor Mende, que escribía sobre América Latina. En un libro que se llama América Latina entra en escena cuenta lo siguiente: Dios creó el mundo en siete días y como había trabajado mucho se fue a descansar en un rincón del Paraíso. Estaba recuperándose cuando San Pedro le toca la puerta y le dice: “Señor, señor, despierte”. Dios, que no quería seguir trabajando, le dice, “¿qué pasa, Pedro?”, y Pedro le explica que en un rincón del Paraíso se les habían olvidado una serie de desiertos, glaciares, ventisqueros, montañas que no habían colocado en ninguna parte y que no podían quedar en ese rincón porque afeaban el Paraíso. Entonces Dios, que no quería seguir trabajando, le dijo: “Mira Pedro, toma todo eso y tíralo al final del mundo”. El final del mundo era la Cordillera de los Andes. San Pedro agarró todo eso y lo arrojó y así nació la geografía de Chile, que está llena de contrastes. Estos contrastes hacen que tengamos un desierto en el norte, el desierto de Atacama, donde no cae una gota de lluvia por año, y tenemos lugares en el sur como el Golfo Penas, donde caen 9 metros de agua por año, y tenemos una enorme cantidad de tierras que prácticamente no son utilizables. Hoy, de las75 millones de hectáreas de la superficie total de este país, lo que es útil para la producción agrícola, para la producción de alimentos, es menos de cinco millones y lo regado poco más de un millón. Y el problema es que gran parte de esta buena tierra, de esta poca tierra de regadío que tenemos, la hemos estado perdiendo, sobre todo los últimos años postdictadura, con algunos negocios. ¿Cuáles son esos negocios? Extensión urbana, apoderándose de las mejores tierras agrícolas del borde de la ciudad, y el negocito que apareció con la dictadura de las parcelas de fin de semana, las parcelas de cinco mil metros. Cualquiera agarra una hectárea, la divide en dos parcelas cinco mil metros que vende para construir dos casas, hace un gran negocio y esa tierra se pierde definitivamente para la agricultura. Entonces estamos farreándonos la poca tierra agrícola que nos queda de una manera brutal, y esto se va a agravar con el cambio climático y con la sequía.

En definitiva, hay una serie de problemas físicos que tienen que ser abordados y que no han sido afrontados. Bueno, tenemos muchos otros desafíos, pero lo que quiero decir, y no quiero alargarme más, es que tenemos que pensar hoy en día en el futuro, lo que significa que tenemos que tener no solamente una constitución que restablezca los derechos de todo el pueblo y especialmente del pueblo mapuche, sino que además tenemos que tener una política frente al cambio climático, frente a la sequía, frente al drama del agua, al problema de la tierra, respecto a la organización social que fue de destrozada completamente por la dictadura, y recuperar, a través de sindicatos, de cooperativas, de una serie de otros elementos, el derecho del pueblo a participar. O sea, tenemos que salir de una vez por todas de esta sociedad oligárquica que se autoproclama democrática y que tiene bien poco de democrática, para poder avanzar realmente a una sociedad más justa y una sociedad que tenga en cuenta los derechos fundamentales de la mayor parte de los ciudadanos.
Bueno, hay muchos otros temas, pero creo que ya hemos hablado bastante, hemos escuchado bastante y termino agradeciéndoles, nuevamente, estos recuerdos que han traído de otras épocas, que para mí son muy, muy gratos, pero que, insisto, no solamente recordemos el pasado, sino que también nos movamos para construir el futuro”.
El encuentro íntegro se puede ver en el canal YouTube de LOM ediciones: https://www.youtube.com/channel/UCsMqhjADz2uiOTl9SMsqO-w