Dr. Sergio Canals Lambarri
Psiquiatra
¡Una nueva constitución, es un salto al vacío! proclaman al viento los agoreros.
¿Qué tiene de malo saltar al vacío?
A veces llega la hora de crear un tiempo, una atmosfera de vacío para poder avanzar, “para dar el sitio de un espacio imposible, a lo que en mí no era más que algo en potencia”, escribe Antonin Artaud.
Lo que estaba en potencia en Chile, necesita de ese vacío creador para emerger como realidad.
“En el principio no hay nada, después hay después, algo, una marca en el tiempo, un es” En nuestro caso, ¿qué es ese “es”?
¡Una nueva constitución para Chile! Un acto real y simbólico de cambio y creación colectiva.
Nacerá a partir de la nada, de lo “lo imposible y la ausencia…en el paisaje de la posibilidad”. La ciudadanía la escribirá en una página en blanco, donde el desorden espera impaciente la creación de una nueva forma, de un nuevo orden. Una nueva y necesaria relación de las personas con el estado.
“La gente cree que la pintura y la escritura consisten en reproducir las formas y la semejanza. No, el pincel (y un lápiz) sirven para hacer que las cosas salgan del caos” (Chou Ta)
Una grieta profunda ya está abierta, en lo que parecía un muro imposible de franquear.
Para un creador, ese tajo por donde entra la luz, siempre “abre la posibilidad de la creación”.
La creación siempre implica un riesgo, el peligro de un salto al vacío.
Holderlin dice: “Donde hay peligro, allí también crece la salvación”.
En este momento, usted que lee este texto, se preguntará, seguramente, por ese tono algo poético que parece una abstracción lejana de la dura y dolorosa realidad práctica de la situación política y social que vivimos.
¿Una volada creativa del autor?
Sí y no. Creo que la filosofía y la poesía son más necesarias que nunca en este momento.
Es necesario acudir a una visión política creativa y poética que empuje hacia un punto de fuga que lleve más allá del frío análisis tecno racional político.
No me digan que los que temen y ven con horror este maravilloso salto al vacío, no han sentido como Artaud “una angustia ácida y turbia”, tan potente como una navaja…una angustia de relámpagos…como piojos duros, cuyos movimientos están congelados, una angustia donde el espíritu se estrangula y se corta a sí mismo, se mata”. Y agobiados, han dudado entre tomarse un buen vaso de vino, o un Alprazolam de 0.5mg. y de esta manera alcanzar un sueño profundo y reparador sin pesadillas monstruosas constitutivas.
(Nota: cómo médico, recomiendo no tomar las dos cosas a la vez, ni embriagarse con demasiada frecuencia en estos períodos).
Algunos acuden a la religión, y así, frente a esta posibilidad de una nueva constitución a través de una Asamblea Nacional Constituyente, se levanta un susurro que pronto llega a ser un grito ahogado. ¡“Sólo un dios (o Dios) puede salvarnos”! dijo también Heidegger. Porque en el fondo del abismo, divisan el mal encarnado en un régimen totalitario de índole populista, donde se licuará la libertad y la propiedad individual. Ya no será posible emprender, hacer empresa y crecer económicamente.
Duerman tranquilos.
Eso es imposible. Chile es un país de minas (productivas), empresas, “emprendedores”, comercio y bancos. Sin la empresa y el mercado, no existimos.
Por último, además de Dios, siempre se puede acudir a Dionisio como un dios salvador.
El devenir de este evento acontecimiento, la creación de una nueva constitución, dependerá de las convicciones, el sentido y la pasión de quienes la realicen. También de las formas y los medios de que se dispongan para su creación. Pero si nota brota una visión personal, esta empresa es imposible.
A igual que el devenir sociopolítico actual del país, hay que estar preparados “para recorrer un camino incierto que se va fraguando entre el azar de los acontecimientos y la necesidad de alcanzar los objetivos”.
Caminará de bifurcación en bifurcación.
Deberán “Perderse en la lejanía, más allá de los espacios conocidos, en extrañas soledades, recónditas y fantásticas, donde nunca llegan las mentes estrechas”.
Pero el cambio, en los procesos colectivos, siempre se escapa de la mano de los que los originaron. En estas situaciones- para variar-, bien vale la pena recordar esta vez a un “gurú” de la gestión, Peter Drucker:
“En épocas turbulentas, una empresa, (como la realización de una nueva constitución), tiene que ser administrada tanto para resistir súbitos ataques, como para aprovechas súbitas e inesperadas oportunidades. Esto significa que en tiempos turbulentos hay que manejar los fundamentos y manejarlo bien”.
Menuda tarea nos espera.
Hay que saltar al vacío. Pero si el temor lo paraliza, coja su paracaídas de la confianza, y salte como Huidobro en Altazor.
“Una tarde cogí mi paracaídas y dije “Entre una estrella y dos golondrinas…Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño…”
Eso sí, le recomiendo que no lea el verso completo (“…cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte…).
Puede saltar entonces con un paracaídas de reserva, el de la esperanza.
“Hombre, he ahí tu paracaídas maravilloso como el vértigo…que una palabra tuya puede convertir en para subidas maravilloso como el relámpago…”
¿Qué esperas?
Saltemos al vacío. Tu paracaídas de la confianza y la esperanza, “aguarda (n) amarrado(s) a la puerta como el caballo de la fuga interminable”.
No quedes colgado “al paracaídas de tus propios prejuicios”.