¿A qué viene a Chile el Secretario de Estado norteamericano, tres días antes que se reúna el Grupo de Lima para analizar la situación de Venezuela? Parece evidente que la gira de Pompeo que parte en nuestro país para luego dirigirse a Paraguay, Perú y finalmente Colombia, tiene como principal objetivo inducir una postura común con los países que integran el llamado grupo de Lima para abordar la crisis en Venezuela.
Justo en los precisos momentos en que el régimen de Maduro endurece sus posturas en contra del autoproclamado Presidente encargado, a quién la Asamblea Constituyente – controlada por el oficialismo, usurpando las funciones legislativas – ha resuelto quitarle la inmunidad parlamentaria, en tanto se inician acciones legales en contra de Guaidó, que podrían culminar con su detención y procesamiento.
Justo en los precisos momentos en que el régimen de Maduro endurece sus posturas en contra del autoproclamado Presidente encargado, a quién la Asamblea Constituyente – controlada por el oficialismo, usurpando las funciones legislativas – ha resuelto quitarle la inmunidad parlamentaria, en tanto se inician acciones legales en contra de Guaidó, que podrían culminar con su detención y procesamiento.
Precisamente el punto de quiebre o la línea roja, sobre la que ha advertido el enviado especial del gobierno de Trump para Venezuela, Elliot Abrams, calificándolo como “el último error” que podría cometer el gobierno de Maduro, que acarrearía “graves consecuencias” para sus responsables, no descartando una intervención armada. Algo que estaría cada vez más cerca, a partir no tan sólo de la arremetida del chavismo en contra de Guaidó y algunos de sus colaboradores, que han sido detenidos o allanados sus domicilios, sino también frente a la falta de resultados de la estrategia opositora para desestabilizar el gobierno en ejercicio y restarle el apoyo de las FF.AA.
Precisamente el punto de quiebre o la línea roja, sobre la que ha advertido el enviado especial del gobierno de Trump para Venezuela, Elliot Abrams, calificándolo como “el último error” que podría cometer el gobierno de Maduro, que acarrearía “graves consecuencias” para sus responsables, no descartando una intervención armada.
Juan Guaidó tampoco ha descartado la alternativa de una intervención extranjera, aludiendo a un artículo de la Constitución que le permitiría invocar su auxilio en determinadas condiciones
La llamada “operación libertad” emprendida por el Presidente encargado para movilizar a sus partidarios y paralizar el país, teniendo como objetivo final una marcha hacia el palacio de gobierno, no ha tenido resultados muy visibles hasta hoy (como tampoco los tuvo su intento de ingresar la ayuda humanitaria) y confronta la capacidad que sostiene el chavismo para movilizar sus propias huestes en defensa del régimen, mientras el gobierno refuerza sus vínculos internacionales, incrementando la presencia de militares y técnicos rusos en el país, algo que Estados Unidos resalta como una provocación.
La llamada “operación libertad” emprendida por el Presidente encargado para movilizar a sus partidarios y paralizar el país, teniendo como objetivo final una marcha hacia el palacio de gobierno, no ha tenido resultados muy visibles hasta hoy (como tampoco los tuvo su intento de ingresar la ayuda humanitaria) y confronta la capacidad que sostiene el chavismo para movilizar sus propias huestes en defensa del régimen, mientras el gobierno refuerza sus vínculos internacionales, incrementando la presencia de militares y técnicos rusos en el país, algo que Estados Unidos resalta como una provocación.
La línea roja trazada por el gobierno norteamericano
Todo apunta a que el gobierno de Donald Trump tiene preparada una respuesta que no tan sólo no descarta una intervención militar (para la cual espera que Maduro se atreva a cruzar la línea roja, deteniendo a Guaidó) sino que busca involucrar, al menos pedir comprensión para esa medida extrema, tanto de los integrantes el grupo de Lima como de países europeos, hacia donde se ha dirigido por estos días Abrams, buscando su colaboración para recibir a figuras del chavismo tras una eventual caída del régimen.
No deja de ser significativo que el Presidente brasileño Jair Bolsonaro no haya descartado involucrar a las FF.AA. de su país en una eventual intervención armada, afirmando que le correspondería a él la decisión. Y otro tanto podría hacer Colombia. Al menos para autorizar estas operaciones extranjeras desde su territorio.
No deja de ser significativo que el Presidente brasileño Jair Bolsonaro no haya descartado involucrar a las FF.AA. de su país en una eventual intervención armada, afirmando que le correspondería a él la decisión. Y otro tanto podría hacer Colombia. Al menos para autorizar estas operaciones extranjeras desde su territorio.
Bien podría ser ese el motivo de la próxima visita de Mike Pompeo a la región. Insistir que la crisis venezolana requiere de una pronta resolución. Que todos los esfuerzos del llamado grupo de contacto, que reúne a México y Uruguay con los países de la Unión Europea, buscando una salida negociada a la crisis, no conseguirá resultados y que los llamados al diálogo del chavismo en estos últimos días, sólo apuntan a ganar tiempo y consolidarse en el poder, mientras la situación interna se deteriora día a día, con frecuentes apagones, falta de agua y alimentos, en el marco de movilizaciones de partidarios y opositores a Maduro. Y tratar de convencer a sus aliados que no quedan más alternativas que la intervención militar. Sobre todo en el caso que el gobierno de Maduro se decida a cruzar la línea roja.
La presencia de militares y técnicos rusos en Venezuela no parece preocupar en demasía al Departamento de Estado norteamericano. Por ahora es una presencia más bien simbólica, acorde con los gestos del gobierno de Putin con el gobierno chavista pero que difícilmente traspasaría esos límites para constituirse en un respaldo militar.
La preocupación o el pretexto del Departamento de Estado norteamericano apunta a la presencia del indeterminado número de militares cubanos o integrantes del Ejército de Liberación Nacional que, según sus informes, estarían operando en Venezuela y que se sumarían a la resistencia a una intervención extranjera.
La preocupación o el pretexto del Departamento de Estado norteamericano apunta a la presencia del indeterminado número de militares cubanos o integrantes del Ejército de Liberación Nacional que, según sus informes, estarían operando en Venezuela y que se sumarían a la resistencia a una intervención extranjera.
Pocos dudan que la ofensiva del gobierno de Donald Trump no se agota en Venezuela sino que se extiende a la llamada “Troika tiránica” integrada por Cuba, Venezuela y Nicaragua. Primero Maduro, parece ser la consigna. Luego Nicaragua y Cuba. La Cuba socialista que ha desafiado al imperio por más de 60 años y que Donald Trump tiene en la mira.
En verdad, salvo el caso de Bolsonaro, la situación no es fácil ni cómoda para los mandatarios que integran el grupo de Lima. Pese a sus esfuerzos por acercar posiciones con el llamado grupo de contacto, manteniendo naturales diferencias a la hora de enfrentar la crisis venezolana, insisten, hasta ahora, en el rechazo a una intervención militar extranjera. Cruzar esos límites importaría altísimos costos políticos.
En verdad, salvo el caso de Bolsonaro, la situación no es fácil ni cómoda para los mandatarios que integran el grupo de Lima. Pese a sus esfuerzos por acercar posiciones con el llamado grupo de contacto, manteniendo naturales diferencias a la hora de enfrentar la crisis venezolana, insisten, hasta ahora, en el rechazo a una intervención militar extranjera. Cruzar esos límites importaría altísimos costos políticos.
Pero los hechos son porfiados, El régimen venezolano ha demostrado, hasta ahora, mayor fortaleza que la que se le suponía. Y las FF.AA. mayor cohesión y lealtad con el gobierno de Maduro, pese a las generosas ofertas de impunidad y las amenazas norteamericanas.
La auto proclamación de Guaidó como Presidente encargado y su pronto reconocimiento por parte de un importante y relevante grupo de países latinoamericanos y europeos, fue un gesto audaz y valiente. Como sin duda es valiente que Guaidó siga en Venezuela, convocando a sucesivas movilizaciones con el evidente riesgo para su libertad e integridad, al igual que su familia y cercanos colaboradores.
Han transcurrido largos tres meses y la paciencia de los actores parece agotarse. Relevantes actores del oficialismo presionan al gobierno para proceder con mayor energía deteniendo y sometiendo a proceso al líder de la oposición que se asigna prerrogativas que no ha conquistado en las urnas, desafiando a la autoridad.
El problema es que no ejerce un poder efectivo, como no sea el poder simbólico que le otorgan países amigos. Y hoy la situación venezolana, en medio de una crisis que se profundiza, parece haber llegado a un punto de bloqueo. Ni Juan Guaidó logra desestabilizar al régimen, ni el régimen se anima, por ahora, a cruzar la línea roja y ordenar su detención y procesamiento.
Han transcurrido largos tres meses y la paciencia de los actores parece agotarse. Relevantes actores del oficialismo presionan al gobierno para proceder con mayor energía deteniendo y sometiendo a proceso al líder de la oposición que se asigna prerrogativas que no ha conquistado en las urnas, desafiando a la autoridad.
Por su parte el gobierno de Donald Trump ha asumido las medidas más duras en el terreno diplomático y económico para desestabilizar al régimen de Maduro, con el tibio apoyo de un conjunto de países que siguen insistiendo en salidas políticas que, hasta ahora, no se ven factibles.
Por su parte el gobierno de Donald Trump ha asumido las medidas más duras en el terreno diplomático y económico para desestabilizar al régimen de Maduro, con el tibio apoyo de un conjunto de países que siguen insistiendo en salidas políticas que, hasta ahora, no se ven factibles.
Y Juan Guaidó se afana por mantener la movilización y mística de sus partidarios, a la espera que las FF.AA. decidan de una buena vez retirarle su respaldo a Maduro.
Precisamente, con estos datos a la vista, es que vale la pena preguntarse ¿exactamente a qué viene Mike Pompeo a nuestro país?