El invento empresarial para llenar el hueco (fea la palabra) dejado por el desgaste de presidenciables de la derecha (Missing Lavín, lo más evidente) tuvo partida de caballo inglés y está teniendo llegada de burro ¿O no Sebastián?
Las semanas se le vinieron encima después de las tan celebradas primarias que instalaron al metamorfoseado Sichel en la cresta de la ola mediática. Incluso su homónimo mandatario celebró silencioso, y silenciado, para no aguarle la fiesta a su empoderado exministro que se creyó destinado a marcar historia mayor después de tantas volteretas en el aire, que lo habían llevado a cambiar de apellido, compañeros de ruta y afiliaciones partidarias, para renacer como un Independiente virgen de polvo y paja.
Cuando parecía que su única desventaja para competir por el sueño mayor sería, inevitablemente, llamarse Sebastián, la porfiada realidad comenzó a entregar señales de que la pesadilla aparecía a la vuelta de la esquina y que cada día puede ser peor para un invento de última hora.
Alguna vez- dejando de ser Sebastián Iglesias, militante la DC, público bacheletista en su primer gobierno y coqueteando en Ciudadanos con Andrés Velasco – se definió ante la periodista Ximena Torres Cautivo como un “embutido político”. Usted dirá cómo cuadra aquello en estos días de continuas volteretas de carnero, denostando el retiro del 10% de los fondos de AFPs, cuando él lo hizo ocultamente y quedando al desnudo propicia uno del 100%; negando torpemente participación profesional en grupos de interés que podrían poner en tela de juicio su pretendida independencia.
Lo único que no ha perdido es su desmedido ego, tan bien estimulado por aquellos nuevos financistas esperanzados en haber clavado la rueda de la fortuna. Como novato aspirante no dio pie en bola en los iniciales debates presidenciales, regalándole opción al pinochetismo sin ambigüedades de JAK, transformado así en trinchera de salvación para las huestes horrorizadas con el cambio y la amenaza de una nueva Constitución fuera de tutelajes del pasado.
Ya no hay Sebastián para la historia – se cumplen 2 años desde aquel 19 de octubre que la viró- tras la desnudez del saliente y también del entrante que se lo comienza a llevar la corriente. ¿Y ahora quién podrá defendernos? se escucha en los brindis amargos arriba de la cota mil, donde se pasan películas de baqueros animados por sueños militarizados del heredero del Reich que, en cualquier caso, tiene en buen resguardo del paraíso fiscal panameño sus millonarias reservas para soportar el chapuzón democrático que parece estar también volteando al “embutido”.
No se atormenten… Todo podría ser peor…
Gloria al pulento…(QEPD)