Luis Breull
En el mundo del management, o la administración de negocios, hay liderazgos asentados especialmente en el oficio de despedir trabajadores sin tener el mínimo remordimiento, pero también sin desarrollar más metas profesionales que jugar a rápidas pasadas para tratar de bajar los costos de las empresas (aunque la mayoría de las veces no lo consigan). Este es el recuerdo que ha dejado el abogado Javier Urrutia a su paso como director ejecutivo de Canal 13, donde después de dos años de gestión acaba de ser desvinculado por decisión del directorio de la estación de propiedad de Andrónico Luksic.
Este es el recuerdo que ha dejado el abogado Javier Urrutia a su paso como director ejecutivo de Canal 13, donde después de dos años de gestión acaba de ser desvinculado por decisión del directorio de la estación de propiedad de Andrónico Luksic.
¿Un trabajador = un perro?
En él refuerza la idea de líderes empresariales empoderados, capaces de ignorar cualquier rechazo o clima laboral adverso, tal como recordó un alto directivo asistente a una de sus clases magistrales -según narra Sue Shellenbarger, columnista de The Wall Street Journal-, quien dijo que si desean sentirse queridos, en vez de ser ejecutivos mejor “consíganse un perro”.
En el campo de la gestión empresarial abundan los iluminados conferencistas, que alimentan a ávidos ejecutivos o proyectos de tal, en la dura tarea de alinear a las organizaciones en los difíciles tiempos del globalismo de mercado y la ley del más fuerte. Uno de ellos, Jeffrey Pfeffer, profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Standford y autor del libro Leadership BS. En él refuerza la idea de líderes empresariales empoderados, capaces de ignorar cualquier rechazo o clima laboral adverso, tal como recordó un alto directivo asistente a una de sus clases magistrales -según narra Sue Shellenbarger, columnista de The Wall Street Journal-, quien dijo que si desean sentirse queridos, en vez de ser ejecutivos mejor “consíganse un perro”.
En el plano local, Urrutia recibió un canal con más de mil doscientos trabajadores y en su gestión bajó la planta a menos de 500, a punta de despidos constantes y la casi completa externalización de servicios de producción de la señal a la empresa española Secuoya, recién instalada en Chile. A ella le vendió cerca de 5 mil 500 millones de pesos en equipos tecnológicos de producción o “fierros”, como se les conoce en la jerga audiovisual. Por lo mismo, buena parte de la planta de producción fue despedida y en el mismo instante recontratada -por un tercio de su sueldo- por el emprendimiento hispano, instalado a una cuadra de Canal 13. Ergo, se alivianaba la carga y podía también inyectar liquidez a una caja que venía siendo muy deficitaria en los últimos años de gestión de la señal. Solo el 2017 había experimentado pérdidas por $26.470 millones de pesos en su balance anual. Y con esta operación pudo exhibir un Canal 13 con $1.100 millones de utilidades el 2018 (aunque su gestión operacional seguía siendo deficitaria).
Por lo mismo, buena parte de la planta de producción fue despedida y en el mismo instante recontratada -por un tercio de su sueldo- por el emprendimiento hispano, instalado a una cuadra de Canal 13. Ergo, se alivianaba la carga y podía también inyectar liquidez a una caja que venía siendo muy deficitaria en los últimos años de gestión de la señal.
Se le atribuye haber disuelto los equipos realizadores de casi la totalidad del área de entretención de Canal 13, echando a nombres emblemáticos como el productor ejecutivo de telerrealidad, Sergio Nakasone. Y acabando también con programas como Vértigo. Todo al mismo tiempo que decidió cerrar el área dramática y externalizar por completo la producción de teleseries. Una tendencia ya conocida en su historial de gestión en otras estaciones televisivas nacionales e internacionales.
Todo al mismo tiempo que decidió cerrar el área dramática y externalizar por completo la producción de teleseries. Una tendencia ya conocida en su historial de gestión en otras estaciones televisivas nacionales e internacionales.
Algo de historia
La carrera de este abogado de la Universidad de Chile, amante de los autos, las motos y cultivar un vestuario muy cuidado y lujoso, despegó en la década anterior una vez que se hizo cargo del canal de TV ecuatoriano RTS, vinculado al empresario mexicano Ángel González, más conocido como “el fantasma”. Luego de un tiempo dirigió la señal peruana Frecuencia Latina, ligada al fujimorismo y a Vladimiro Montesinos (su principal operador político). No obstante, su gestión se vio complicada por una serie de ajustes y despidos que lo llevaron a sufrir un secuestro express, siendo amenazado de muerte si continuaba sus planes de desprenderse de funcionarios clave para los sindicatos de ese canal. El caso nunca se aclaró, porque su renuncia fue inmediata y su rápido regreso a Chile le permitió negociar con González ser el nuevo director ejecutivo de La Red el año 2010. Allí tuvo una gestión llena de altibajos, con cinco años de siete en que el canal mostró balances deficitarios y acumuló pérdidas por casi $16 mil millones de pesos entre el 2010 y el 2017.
No obstante, su gestión se vio complicada por una serie de ajustes y despidos que lo llevaron a sufrir un secuestro express, siendo amenazado de muerte si continuaba sus planes de desprenderse de funcionarios clave para los sindicatos de ese canal.
Ex-angelito desplumado.
El aterrizaje de Javier Urrutia en Canal 13 se produjo a mediados del 2017, momento también en que la Pontificia Universidad Católica ya tenía resuelta su salida de la propiedad de la estación, vendiéndole su parte a Andrónico Luksic, quien se consagraría como único dueño.
Inmediatamente el proyecto Urrutia se centró en ordenar la planta funcionaria y desplegar un programa de administración de crisis. Bajar costos y estabilizar corporativamente a la estación eran dos de sus metas. No en vano era el sexto director ejecutivo que asumía esa función desde el año 2014, sin que hasta ese minuto se lograra levantar una gestión con valor futuro y rating competitivos.
Uno de los principales logros del paso del abogado por Canal 13 será el violento achique de costos disminuyendo su planta funcionaria y centrando su programación hacia los públicos preferentes de la TV abierta hoy en el prime time de la TV abierta: mujeres sobre 50 años y tercera edad en general. Pero su plus será tratar de capturar dentro de esas audiencias a las que tienen mayor valor comercial, los estratos ABC1 y C2, con rebalse al C3.
Pero su plus será tratar de capturar dentro de esas audiencias a las que tienen mayor valor comercial, los estratos ABC1 y C2, con rebalse al C3.
Liberal en lo valórico, dejó hacer a sus anchas al área de prensa, que también externalizó sus servicios de producción y quizá uno de sus mayores logros de éxito relativo será la teleserie Pacto de Sangre, que convocó a audiencias jóvenes a ver este contenido, aunque no desde la pantalla principal, sino desde la web y los nuevos dispositivos tecnológicos (notebooks, tablets y móviles).
¿Y lo que viene?
Al final se va tan rápido como llegó. Dejando un canal que el 2019 probablemente volverá a ser deficitario y que en solo tres meses ya acumula pérdidas por casi $4 mil millones.
Una alianza estratégica con TVN donde no está claro si ganó algo o solo hizo salir del pantano a la cadena pública.
Al final se va tan rápido como llegó. Dejando un canal que el 2019 probablemente volverá a ser deficitario y que en solo tres meses ya acumula pérdidas por casi $4 mil millones. Un rating promedio más bajo que cuando ingresó, pasando de 6,5 puntos promedio hogar el 2017 a 5,6 puntos promedio en este año. Una alianza estratégica con TVN donde no está claro si ganó algo o solo hizo salir del pantano a la cadena pública. Y también el recuerdo de una personalidad excéntrica, que ama los relojes rólex y sobre todo las colleras, como sello de un liderazgo que más se caracterizó por achicar plantas que robustecer proyectos. Maximiliano Luksic-su sucesor e hijo del dueño- tendrá entonces una muy difícil tarea.
Maximiliano Luksic-su sucesor e hijo del dueño- tendrá entonces una muy difícil tarea.