TV con Covid. Columna de Luis Breull

por La Nueva Mirada

La pandemia que nos afecta ya desde mediados de marzo está haciendo estragos en la industria televisiva local por el derrumbe de inversión publicitaria como por multimillonarios y bullados fracasos programáticos. Dos señales particularmente sensibles –aunque de resultados disímiles- en este entorno corresponden a las que están en manos de grandes empresarios nacionales: Mega de Carlos Heller y el grupo Bethia, y Canal 13 de Andróniko Luksic.

Sea cancelando espacios con abultadas pérdidas, recurriendo a repeticiones por doquier con el fin de no gastar recursos en contenidos nuevos u ofreciendo avisaje a menores precios, la TV de la pandemia vive su propia infección por coronavirus, en una cuarentena programática que promete durar todo lo que resta del 2020; incluso el próximo verano.

una cuarentena programática que promete durar todo lo que resta del 2020; incluso el próximo verano.

Un dato que refleja esta crisis está en la cantidad de avisos nuevos promedio diario que exhiben los canales de ANATEL entre enero y la primera quincena de junio, que el 2019 promediaban 33 y el 2020 solo 24. Pero esta cifra ha llegado a ser entre un 30% a 40% menos en los dos últimos meses, de acuerdo a informes oficiales de Megatime.

Max Luksic o el baile de los que sobran

Recibió Canal 13 peleando por la segunda posición de audiencia y hoy lo tiene en un franco e inevitable descenso al cuarto lugar, amagado por TVN remecido por la liquidación de sus activos finales con la venta del edificio para saldar parte de las deudas contraídas en diez años de crisis.

Como hijo del dueño y séptimo director ejecutivo que navega en las aguas del fracaso en Canal 13 desde el año 2014 –junto a su brazo derecho, el director de programación y Comunicador Audiovisual DUOC José Miranda-, asisten al derrumbe de su pantalla y de su negocio. Para no ser tan lapidario, lo único que realmente logra liderar en esta señal es el bloque de programas culturales de fin de semana de Pancho Saavedra y los capítulos de la última temporada de Master Chef Celebrity. Del resto todo se hace cuesta arriba.

La sola cancelación definitiva de Bailando por un sueño le costó casi $1.100 millones de pesos, que deberá correr por partes iguales entre la señal y la productora que gestionó la compra del formato y los derechos de exhibición, a cargo del exdirector ejecutivo de la estación, David Belmar. Un fracaso que podía anticiparse, como lo advertí en una columna escrita a fines del 2019 proyectando la TV 2020. Se trataba de un programa muy caro, que obligaba a apostar por la fidelización constante de audiencias en una industria cada vez más fragmentada e infiel, destinándole gran parte del prime time franjeado semanal, que lo hacía aún más riesgoso. Sin considerar el alto costo inicial por la contratación de todo el elenco de participantes, bailarines, jurados y producción. El tiro de gracia lo dio el sumario sanitario de la Seremi de Salud Metropolitana, la animadversión despertada en las audiencias por grabar el espacio en plena cuarentena (casi mil denuncias ante el CNTV), la crisis de rating que lo dejó marcando 9 puntos promedio hogar, muy lejos del punto de equilibrio, y la pérdida de su único avisador, Claro.

La sola cancelación definitiva de Bailando por un sueño le costó casi $1.100 millones de pesos

Por todo lo anterior, se espera que el balance financiero a junio sea muy negativo respecto de la pérdida exhibida entre enero y marzo, que alcanzó solo a -627 millones de pesos (que incluyó ingresos por arriendo de estudios por 2.800 millones de pesos y casi 15 mil millones más por la venta del ex terreno de Chilevisión). De este modo es muy posible que los 58.377 millones de pesos de pérdida nominal acumulada desde el año 2014 se incremente de modo fuerte.

¿Andrónico Luksic será capaz de sacar a su hijo del cargo o lo mantendrá para gestionar una eventual venta de la señal y sus radios?

Las preguntas que emergen de este escenario corporativo remiten a quién asumirá el costo de esta derrota y cómo. ¿Andrónico Luksic será capaz de sacar a su hijo del cargo o lo mantendrá para gestionar una eventual venta de la señal y sus radios? ¿O asumirá la pérdida por un interés editorial de marcar agenda y le ratificará su confianza, pero habrá una fuerte reestructuración de su plana ejecutiva y programática?

Mega y su ruleta rusa

Si hay algo que ha caracterizado la refundación de Mega a manos del grupo Bethia desde el 2013 hasta hoy ha sido su particular forma de competir al interior de la industria bajo la lógica de una fuerte inversión inicial que desvista áreas estratégicas de sus rivales y adquiera know how profesional probado y no tenga que gastar tiempo en formarlo o en procesos de aprendizaje.

La refundación de ese canal se hizo importando a la plana ejecutiva programática clave de contenidos de Canal 13

La refundación de ese canal se hizo importando a la plana ejecutiva programática clave de contenidos de Canal 13, encabezada por Patricio Hernández en el nuevo rol de director ejecutivo, y casi el 100% del área dramática de TVN a manos de María Eugenia Rencoret (la profesional mejor pagada de toda la industria en Chile). Una exitosa movida que lo tiene liderando la industria local desde e 2014 y como único canal con utilidades todos los años hasta el 2019. Entre enero y marzo 2020 acumula pérdidas por -1.225 millones, pero la crisis de avisaje por la pandemia lo obligó a desplegar una fuerte política de control de costos.

la crisis de avisaje por la pandemia lo obligó a desplegar una fuerte política de control de costos.

La estación privada se instaló en el primer lugar gracias a un training de gasto fuerte y a mantener en su interior un área dramática cuyos costos están completamente fuera de mercado. Se suma a esto un centro de prensa rediseñado en formato multimedios (incluidos tv abierta, webs y radios), que tuvo que ajustar a la baja su planta a comienzos de este año, pero que lidera sin amagos la emisión del noticiero de las 21 horas de lunes a viernes.

a mantener en su interior un área dramática cuyos costos están completamente fuera de mercado.

La pantalla de emergencia de Mega refleja el despliegue de un juego muy riesgoso del “todo o nada”. Desde este año viene repitiendo casi todas sus teleseries nacionales y las más exitosas ficciones turcas. Una táctica de alto riesgo y corto plazo, porque lo deja sin material para re exhibir en el futuro. Entre los productos de su parrilla de repeticiones están Las mil y una noches, Fatmagul, Perdona nuestros pecados, Amanda, Eres mi tesoro, Papá a la Deriva, Pobre Gallo, Pituca sin lucas, Verdades ocultas y Señores Papis.

La pantalla de emergencia de Mega refleja el despliegue de un juego muy riesgoso del “todo o nada”.

La gran pregunta entonces es ¿qué contenidos podrá hacer una vez que la pandemia pase, si se extiende más de lo previsto afectando también el primer semestre 2021? El tiro podría salir por la culata, como ya Bethia está teniendo problemas con la depreciación de Falabella y la crisis de Latam.

El tiro podría salir por la culata, como ya Bethia está teniendo problemas con la depreciación de Falabella y la crisis de Latam.

También te puede interesar

Deja un comentario