Por Luis Breull
“Mantener una televisión nacional independiente de todo gobierno sigue teniendo sentido. Sin embargo, los primeros veinte años del modelo actual de TVN están llegando a su fin”. Una escueta sentencia esgrimida en septiembre del 2011 -en La Tercera- por el abogado José Zalaquett, en su calidad de miembro del directorio de la estación a pocos días de la tragedia de Juan Fernández, se sumaba al diagnóstico que publiqué tres meses antes en una columna de análisis medial en Terra, titulada “TVN y su crisis conceptual”. Ocho años han pasado ya y la profecía se cumplió a plenitud.
Ocho años han pasado ya y la profecía se cumplió a plenitud.
La presente década del canal público será recordada por una seguidilla de complejas, erráticas, ampulosas y soberbias gestiones ejecutivas, desgastadas en sus propios discursos y acciones sin visión ni talento. Y menos, accountability o responsabilidad por sus acciones. Un triste repertorio de currículos negociados bajo encargo a empresas head hunters(o caza ejecutivos) y lobby político para sortear la primera valla de mérito para acceder a estos cargos: dar confianza al gobierno de turno y ser soportado como el mal menor desde la oposición política.
Un triste repertorio de currículos negociados bajo encargo a empresas head hunters(o caza ejecutivos) y lobby político para sortear la primera valla de mérito para acceder a estos cargos: dar confianza al gobierno de turno y ser soportado como el mal menor desde la oposición política.
Bajo este ritual, el grado de conocimiento sobre el sentido de las comunicaciones sociales y el rol de los medios públicos o sus efectos en la sociedad nunca fue necesario ni prioritario como competencia para dirigir TVN, ni para sentarse en su directorio (binominalizado desde 1992 hasta hoy entre lo que queda de la ex Concertación y Chile Vamos). Para seis directores solo bastaba ser ungidos por el Presidente de la República, pasando el cedazo del Senado. Para el rol de presidente del directorio, solo ser de confianza del Jefe de Estado. Y para el de director ejecutivo, dar garantías a los gobiernos que no les “haría olas” en la agenda y conseguir consenso en el directorio en su conjunto.
Para seis directores solo bastaba ser ungidos por el Presidente de la República, pasando el cedazo del Senado. Para el rol de presidente del directorio, solo ser de confianza del Jefe de Estado. Y para el de director ejecutivo, dar garantías a los gobiernos que no les “haría olas” en la agenda y conseguir consenso en el directorio en su conjunto.
Por ende, no es un canal independiente de los poderes políticos, sino fruto de un entramado de negociaciones –generalmente no explícitas, sino reservadas-, que luego se espera rinda frutos con una gestión sin pérdidas financieras, o al menos autofinanciada, ni conflictos con el gobierno de turno. Un medio que más allá de complejidad y roces en los 90 y 2000, logró liderar la industria y que en la presente década se derrumbó.
El golpe de Luksic y el aterrizaje de Valdés
Cuando Andrónico Luksic Craig se compró el 67% de Canal 13, en agosto del 2010, su primera jugada en la industria fue desvestir la plana ejecutiva de TVN. Se la llevó casi por completo. Todo en medio de una abrupta partida de Daniel Fernández -director ejecutivo de la señal estatal y que hasta entonces defendió su megalómano proyecto de una “TV de clase mundial”-, a hacerse cargo de la fallida central hidroeléctrica Hydroaysén.
Todo en medio de una abrupta partida de Daniel Fernández -director ejecutivo de la señal estatal y que hasta entonces defendió su megalómano proyecto de una “TV de clase mundial”-, a hacerse cargo de la fallida central hidroeléctrica Hydroaysén.
Este escenario aceleró la nominación del sucesor de Fernández. La primera administración de Sebastián Piñera encargó al presidente del directorio, el filósofo de derecha liberal, Leonidas Montes (Centro de Estudios Públicos y Universidad Adolfo Ibáñez), buscar un nombre que diera confianza política transversal. Es así que la entonces vicepresidenta del directorio, Marcia Scantlebury (PS), sugiere al abogado Mauro Valdés, vicepresidente de asuntos corporativos de la minera BHP Billiton-también de derecha liberal-, dedicado al mecenazgo cultural. Sus primeras declaraciones a El Mostrador (24/07/2010) plasmarán su intención en el cargo: “ser el canal público que promueve el desarrollo y acompaña a los chilenos todos los días, representando al país en toda su diversidad y fortaleciendo la identidad nacional. TVN es una de las empresas más prestigiadas y representativas de Chile, lo que debe ser potenciado con trabajo y rigurosidad”.
Los primeros doce meses de Valdés en el cargo serán complejos. La señal pública lideró la industria por última vez el año 2010 con 9,1 puntos de rating y $ 7.682 millones de utilidades, principalmente obtenidas gracias a la transmisión del Mundial de Fútbol. Pero ya en julio del 2011 La Tercera publicaba una crónica aludiendo a su gestión posterior, donde “TVN enfrenta su peor semestre de sintonía en cinco años y ajusta medidas para remontar” (06/07/2011). No obstante, los esfuerzos no rendirán frutos.
Los primeros doce meses de Valdés en el cargo serán complejos. La señal pública lideró la industria por última vez el año 2010 con 9,1 puntos de rating y $ 7.682 millones de utilidades, principalmente obtenidas gracias a la transmisión del Mundial de Fútbol.
Quizá uno de los principales errores de gestión de Valdés fue confiar el cargo de director de programación a Marcelo Bravo, experto en marketing, proveniente de Unimarc y que no dio resultados, sumando fracaso tras fracaso. Fueron años de los berrinches de la derecha dura por la serie Los archivos del Cardenal y de los reclamos generalizados por el multimillonario y fracasado docurreality de Raquel Argandoña.
Montes deja su cargo el 2012 y es reemplazado por el abogado y amigo personal del Presidente Piñera, Carlos Zepeda, quien fallecerá en el ejercicio del cargo. Así, lo sucederá el operador político de la UDI, Mikel Uriarte, quien acababa de tener una cuestionada gestión en Fonasa y es convocado a intervenir TVN y reordenar la agenda periodística, porque aparentemente Mauro Valdés no daba garantías al gobierno (como sucedió con la cobertura de las marchas estudiantiles del 2011).
Uriarte trabará un cerrado conflicto con Valdés el 2013, en donde se niega a renovar el contrato de la directora del área dramática, María Eugenia Rencoret, por cerca de 800 millones anuales. Ante esto, la realizadora migrará a Mega y TVN verá derrumbarse sus ratings o índices de audiencia e ingresos publicitarios. Esto debido a que durante esos años el proyecto programático del canal estatal se afirmó en el éxito de sus telenovelas, que apuntalaban el visionado de sus noticieros.
“Por mis actos me conoceréis” o el ingenuo y fallido proyecto de López
La segunda y complicada administración Bachelet tendrá también una fuerte incidencia en el devenir de TVN. Mauro Valdés renunciará a poco andar del nuevo Gobierno, fruto de nunca ganarse la confianza del nuevo presidente del directorio, el ingeniero comercial y líder del tercerismo socialista, Ricardo Solari.
En una extensa entrevista al cuerpo de reportajes de La Tercera, el 19 de abril del 2014, Solari se encargará de plasmar la orientación de su mandato: “Tiene que haber algo en TV abierta de apoye los procesos de transformación social”. Una misión que dice tiene que descansar en la capacidad de construir audiencias para una programación de relevancia.
El ala más feminista del bacheletismo propondrá un cambio en la gestión del proyecto de TVN, que siempre recayó en directores ejecutivos hombres, proponiendo esta vez que la periodista Carmen Gloria López -liberal cercana al movimiento político de Andrés Velasco-, sea la primera mujer en ocupar este cargo. López asumirá en medio de una polémica por viejos tuiteos desde su cuenta personal declarando su antipatía por Guido Girardi, Camilo Escalona y Osvaldo Andrade, entre otros. Un impasse que se superó antes de su nominación tras conversar con algunos de los aludidos.
“El plan maestro de la mujer fuerte de TVN”. Allí planteará su decálogo contra el escepticismo y se definirá como vacunada contra él, siendo muy porfiada y mandona.
Como todo ejecutivo nuevo, cumplirá el ritual de difundir su proyecto en la prensa escrita. Esa vez será la revista del Sábado de El Mercurio, la que le dedicará su portada con su primera entrevista tras asumir la dirección de la señal estatal: “El plan maestro de la mujer fuerte de TVN”. Allí planteará su decálogo contra el escepticismo y se definirá como vacunada contra él, siendo muy porfiada y mandona.
Pese a querer levantarse como una figura fuerte y empoderada, que venía precedida del éxito de ser la productora ejecutiva de 31 minutos, su gestión será la peor que haya tenido TVN en toda su historia. Recibirá un canal con 6,3 puntos de rating promedio y lo dejará con 4,3 puntos, más pérdidas acumuladas entre el 2014 y febrero 2016 por sobre los $ 35 mil millones. Y también el deterioro patrimonial de la estación, que a diciembre del 2014 contaba con un patrimonio por $ 34.670 millones y en doce meses este bajó a solo $ 8.600 millones. Algo por lo que ni Solari ni López se hicieron cargo de explicar.
Pese a querer levantarse como una figura fuerte y empoderada, que venía precedida del éxito de ser la productora ejecutiva de 31 minutos, su gestión será la peor que haya tenido TVN en toda su historia. Recibirá un canal con 6,3 puntos de rating promedio y lo dejará con 4,3 puntos, más pérdidas acumuladas entre el 2014 y febrero 2016 por sobre los $ 35 mil millones.
Su gestión tendrá también las complejidades de exhibir las teleseries del canal público con más bajo rating en la era del peoplemeter y la errática sucesión de ejecutivos en las áreas dramática y de programación , entre los que se cuentan Nicolás Acuña, Alex Bowen y Eugenio García, entre otros.
Una nueva transición en bajada
A López la sucederá interinamente en el cargo la gerenta de producción del canal, Alicia Hidalgo, quien tampoco podrá lucir una administración exitosa y tranquila. Le tocará negociar la aprobación de los fondos de capitalización prometidos por Bachelet y ratificados por su ministro vocero, Marcelo Díaz, quien declaró a inicios del 2016 que el gobierno “no dejaría caer a TVN”.
Pero el diagnóstico de la crisis del canal estatal era peor de lo que se reconocía públicamente, por eso, Hidalgo se pone el parche frente a la esperada capitalización y dice: “Hubo una desconexión con los espectadores… Pero ya vamos levantando la nariz… Yo sé que US$ 70 millones suenan como una cifra enrome, pero hacer televisión es caro” (La Tercera, 05/06/2017).
Su paso será breve y saldrá del canal reemplazada oficialmente en la dirección ejecutiva por Jaime De Aguirre, quien retornará luego de ocupar la dirección de Chilevisión en las eras Claxon, Piñera y Turner, y la dirección de programación de Canal 13 con Luksic.
Cambio de mando y cambio de mano
El segundo período de Sebastián Piñera como Jefe de Estado traerá consigo al abogado Francisco Orrego, como nuevo presidente del directorio en reemplazo de Solari, quien se irá sin dar explicaciones por su pésima gestión. En cambio su sucesor pontifica a su llegada que aplicará “transparencia y austeridad hasta que duela” (El Mercurio, 15/04/2018).Y tanto dolerá su modelo de gestión que no tardará en cruzarse con De Aguirre, a quién perseguirá contractualmente bajo tretas de vicios en su contratación.
La conflictividad de Orrego contaminará también los recambios de nombres de integrantes del directorio ante la masiva renuncia de los representantes de UDI y RN en este organismo a inicios del año pasado. Y lejos de cerrar un año armónico donde decía proponerse ser “un gran impulsor de la unidad nacional a través de TVN”, el abogado se irá sin pena ni gloria, luego de declarar en el vespertino La Segunda que está “dispuesto a todo, hasta vender el edificio del canal” (16/11/2018). A los pocos días de esta entrevista presentará su renuncia, por la que será requerido el propio Presidente Piñera en una actividad oficial, donde responderá “no me eche a perder el día”, aludiendo a la crisis instalada nuevamente en la estación (La Tercera, 28/11/2018).
Y lejos de cerrar un año armónico donde decía proponerse ser “un gran impulsor de la unidad nacional a través de TVN”, el abogado se irá sin pena ni gloria, luego de declarar en el vespertino La Segunda que está “dispuesto a todo, hasta vender el edificio del canal” (16/11/2018). A los pocos días de esta entrevista presentará su renuncia, por la que será requerido el propio Presidente Piñera en una actividad oficial, donde responderá “no me eche a perder el día”, aludiendo a la crisis instalada nuevamente en la estación
Antes de fin de año renunciará a la dirección ejecutiva De Aguirre, acusando presiones desde el propio Piñera, quien invitado al programa “Llegó tu hora”, exhibe su malestar con la gestión del canal.
¿Y ahora qué?
Con una programación frágil, de audiencias que han crecido marginalmente y en públicos de escaso valor comercial, como la tercera edad y los segmentos más pobres, TVN completa ya casi medio año desde su última crisis corporativa.
Como presidente del directorio asumió Bruno Baranda (RN), quien planteó que su “verdadero desafío es rediseñar la estructura de costos y la operación” de la señal (Diario Financiero, 19/02/19). Esto pasa, según él, por repensar la empresa de cara al futuro, dado el nuevo contexto de la industria, en crisis y deficitaria.
En marzo pasado Baranda anunció el nombramiento del nuevo director ejecutivo, sucesor de De Aguirre, Francisco Guijón, proveniente de VTR y de A+E Networks. Quien asumió su cargo observante de un entorno altamente complejo. Con un canal que entre el año 2014 y los tres primeros meses del 2019 acumula pérdidas por $ 70 mil millones y que ha visto achicarse su planta de funcionarios al menos en un tercio en los últimos dos años.
Y aunque en el mundo televisivo privado se asume que hoy día tener un canal de TV no es rentable ni es un negocio sustentable –por lo que se apunta a la consolidación de holdings con radios segmentadas-, parece aún lejano que TVN pueda abrirse a esa posibilidad. Mauro Valdés planteó cuando era director ejecutivo que la nueva ley debía permitir a la estación contar con señales de radio, pero no fue oído. No obstante, hace unos meses, a propósito de la actual debacle del proyecto, declaró en el Financiero que “prescindir de TVN puede salir más caro al país que salvarlo ahora” (11/12/2018).
cuál será el TVN del futuro y cómo realmente podrá conciliar el interés ciudadano por contar con medios públicos independientes de intereses económicos y políticos de turno, que puedan justificar su existencia con espacios de calidad (informativa y de entretención) que realmente lo hagan necesario.
En síntesis, el repaso a esta historia declarada deja como saldo un gran pendiente: cuál será el TVN del futuro y cómo realmente podrá conciliar el interés ciudadano por contar con medios públicos independientes de intereses económicos y políticos de turno, que puedan justificar su existencia con espacios de calidad (informativa y de entretención) que realmente lo hagan necesario. Y no hablo solo de Televisión…