USA: El pueblo en armas. Por Jorge A. Bañales

por La Nueva Mirada

El presidente Joe Biden envía a los ucranianos miles de armas y millones de balas para que se defiendan, al tiempo que en Estados Unidos aboga por una regulación más estricta y, en algunos casos, la prohibición de armas de fuego por parte de la ciudadanía.

En defensa de…

Mark, quien no da su apellido, se dice pastor de una iglesia que no nombra, pero se define como “cristianos que creen en la Biblia” y vive con su esposa, dos hijos y dos hijas en la localidad de Lee’s, Summit, Missouri, al sur de Kansas City y a pocos kilómetros del límite del estado de Kansas.

Dotado de una admirable cualidad docente, Mark mantiene, desde hace años, un canal en Youtube titulado “God, Family and Guns” (Dios, Familia y Armas), en el cual brinda educación e información sobre las armas de fuego. Otra buena porción del programa la ocupan los sermones de Mark acerca del “fin de los tiempos” y la inminencia del Apocalipsis.

Mark es un firme defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que reconoce el derecho de la ciudadanía a poseer y portar armas. El verbo “reconocer” es importante en el enfoque de tal derecho porque quienes lo proclaman sostienen que la Constitución no “otorga” el derecho a tener armas, sino que éste es un derecho natural de cada persona, y todo lo que hicieron los próceres al añadir la enmienda fue reconocerlo.

Hay sólo tres países que establecen un derecho constitucional a poseer y portar armas: México, Guatemala y Estados Unidos, y es en éste donde la ciudadanía posee casi la mitad de todas las armas de fuego en manos de civiles en todo el mundo. Por supuesto, en muchos otros países, como Serbia, Yemen, Suiza, Arabia Saudí, Nueva Caledonia o Montenegro, abundan las armas de fuego, pero en términos de tenencia per cápita EE.UU. supera de lejos a todos los demás.

Existe en Estados Unidos una corriente de opinión muy fuerte que aboga por una regulación más estricta de la venta y posesión de estas armas. Esta opinión es compartida más entre quienes se dicen “progresistas”. En los casos más militantes la brega es por la prohibición de ciertos tipos de armas considerados particularmente mortíferos. Las matanzas esporádicas y las cifras de muertes y heridas por armas de fuego alimentan esa presión.

Los presidentes demócratas, al menos desde Bill Clinton en adelante, abogan consuetudinariamente por esos controles y algunos candidatos demócratas, como Beto O’Rourke de Texas, han prometido que, si son elegidos, irán a por la confiscación de lo que llamas “rifles de asalto”.

Por eso, a mediados de mes, Mark dedicó uno de sus videos a la gran sorpresa luego que el presidente Biden anunció que enviaría a Ucrania casi 1.000 millones de dólares en armamentos.

El paquete incluyó lo habitual en transferencias militares: 800 misiles Stinger para derribar aviones; 9.000 sistemas contra vehículos blindados –entre ellos 2.000 sistemas Javelin -; 1.000 armas para uso contra blindados livianos y 6.000 sistemas AT-4 contra blindados más blindados. Por primera vez, asimismo, EE.UU. provee a Ukrania 100sistemas aéreos tácticos no tripulados”, que vienen siendo drones Switchblade, de la firma AeroVironment, que sobrevuelan en el aire hasta que se lanzan, estilo kamikaze, y estallan sobre su objetivo.

La sorpresa de Mark fue acerca del otro componente del paquete de ayuda de Biden a Ucrania: 7.000 armas pequeñas, incluidos 5.000 rifles militares, 400 ametralladoras, 400 escopetas y 100 lanzagranadas, bien respaldadas por 20 millones de balas y proyectiles de mortero y artillería. Para protección personal, el envío incluye 25.000 conjuntos de chaleco y cascos antibala.

Este tipo de armamento está destinado, más que a las fuerzas militares regulares del Estado, a las milicias ciudadanas que puedan ofrecer resistencia irregular al invasor.

La enmienda

En su traducción oficial, la tan mentada Segunda Enmienda afirma que: “Siendo necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido”.

La enmienda, claramente, indica que no será infringido ese derecho y que una de las razones es la necesidad de preservar un “Estado libre”.

De ahí que quienes consideran intocable la Segunda Enmienda apuntan que los propósitos fundamentales son tanto la protección de la nación contra posibles enemigos externos como el impedir el establecimiento de un gobierno autoritario.

Durante las semanas previas a la invasión rusa de Ucrania, la televisión mostró hasta la saciedad las imágenes de civiles ucranianos que recibían los elementos de una instrucción para el combate urbano. Muchos de los participantes ni siquiera tenían armas reales, sino tallas de madera o cartón con la forma de rifles AK-47.

Mark, al igual que millones de ciudadanos que en este país poseen armas de fuego, opina que si algo hace a Estados Unidos casi invulnerable a una invasión es el hecho de que hay al menos 70 millones de ciudadanos armados y que, en conjunto, poseen más de 300 millones de armas con cantidades apenas imaginables de munición.

En teoría, tampoco podría implantarse en EE.UU. una dictadura sobre un pueblo en armas.

Los intentos por una regulación más detallada se topan con la resistencia a darle al gobierno más detalles sobre quiénes poseen qué y dónde están esas armas.

Los esfuerzos por restringir la tenencia y porte de armas se han hecho más intensos en lo que se refiere a los llamados “rifles de asalto”, esas armas aparatosas, casi siempre de color negro y con cargadores de 30 balas, a las cuales se considera como las más peligrosas en el arsenal civil.

Empero, de acuerdo con el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de todos los crímenes relacionados con armas de fuego, el 86 % involucra armas cortas, esto es revólveres y pistolas, y sólo un 3 % se atribuye a rifles.

Y aquí viene el detalle sobre el uso del término “rifle de asalto”. Es un arma que permite el paso del disparo manual (un gatillado por cada disparo) al disparo automático (un gatillado y ráfaga, comúnmente de cuatro a cinco disparos). Éstas son armas de guerra cuya adquisición en EE.UU. está severamente restringida, cuesta miles de dólares y lleva un trámite de años.

Las armas que asustan son rifles semiautomáticos –del tipo AR-15– que lucen como armas militares, pero siguen siendo de disparo individual. Son temibles cuando portan un cargador con 20 o 30 balas, pero como cualquier persona que haya disparado un arma de fuego sabe, cuanto más rápido se dispara peor es la puntería.

Las cifras de muertes causadas por armas de fuego en Estados Unidos a menudo se citan como prueba de la violencia social agravada por la disponibilidad de tales armas. En lo que va de 2022, de acuerdo con Gun Violence Archive, 10.240 muertes pueden atribuirse a las armas de fuego, pero 5.808 de ellas fueron por suicidio comparado con 4.432 homicidios, asesinatos y muertes no intencionales.

Ninguna legislación evita los suicidios, ya sea con armas de fuego o por otros medios, y todos los trámites legales para el registro de las armas de fuego no afectan otro hecho: los criminales no adquieren sus armas legalmente sino, principalmente, en robos de tiendas o residencias, o el paso de mano a mano de armas ya usadas en otras violencias.

La sorpresa del pastor Mark se debe a que, ahora, el gobierno de Estados Unidos, presidido por un demócrata y con mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso, recurre a la transferencia y donación en Ucrania de las armas que están prohibidas o reguladas para los civiles en Estados Unidos, precisamente por la suposición de que un pueblo armado capaz que resiste mejor al invasor.

Mientras tanto el FBI informa que la invasión rusa de Ucrania ha coincidido con otro incremento de las ventas de armas de fuego en EE.UU. El aumento, un 7 % comparado con febrero de 2021, ha sido notable a partir del 22 de febrero cuando ya era inminente la invasión.

Se trata, principalmente, de una variedad de gente preocupada por el porte de armas por su seguridad personal”, comentó Steven Bowman, propietario de la armería Crossroads Firearms, en Knoxville, Tennessee. “Y también, pensando hacia el futuro y que si algo como lo de Ucrania ocurriese a Estados Unidos”.

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