Sería una grosera exageración calificar la intentona de desembarco anfibio protagonizada por unos pocos mercenarios, ex boinas verdes norteamericanos, en Venezuela, como un intento de golpe de Estado o de invasión, con el supuesto objetivo de secuestrar a Nicolás Maduro y altos personeros de su gobierno, para recuperar la democracia.
A lo más una burda y desesperada maniobra de unos cuantos aventureros, que buscaban lucrarse de la operación. Un mal guion cinematográfico, qué bien podría haber protagonizado Rambo.
Un mal guion cinematográfico, qué bien podría haber protagonizado Rambo.
Lo sensible en que en esa burda trama aparezcan comprometidos estrechos colaboradores del auto designado presidente encargado, Juan Guaidó, quienes cumplieron con un “Contrato” (¿) con los mercenarios, recibiendo un adelanto de US$ 50.000 dólares para gastos y comprometiendo cuantiosas sumas de dinero como recompensa en el irrisorio escenario que la aventura tuviera éxito. Y aquello con cargo a futuras utilidades de la empresa petrolera venezolana.
Y aquello con cargo a futuras utilidades de la empresa petrolera venezolana.
Como es más que obvio, ambos colaboradores de ese gobierno fantasma, junto con renunciar a sus cargos, han intentado deslindar las responsabilidades que le pudieran caber a Guaidó en la torpe intentona, sosteniendo que nunca le dio luz verde a la operación, que se encontraba en una fase “tentativa”, mientras los mercenarios estadounidenses actuaban por iniciativa propia.
Por su parte, el gobierno norteamericano, que debió conocer en detalle la operación desde sus inicios, ha negado toda participación en la abortada iniciativa, sosteniendo, no sin fundamentos, que si decidiese intervenir militarmente enviaría destacamentos militares suficientes para garantizar el éxito de la operación. Pero bien pudiera tratarse de un nuevo episodio, tipo “Misión imposible” y que, “en caso de ser descubiertos, el gobierno negará toda relación con los involucrados”.
Quienes ganan y quienes pierden con la intentona
Como sea, el incidente le ha permitido al régimen de Maduro acreditar acciones foráneas de desestabilización en contra de su gobierno, en donde están involucrados no tan sólo sectores de la oposición liderados por Guaidó sino también gobiernos hostiles como el de Colombia y EE.UU.
están involucrados no tan sólo sectores de la oposición liderados por Guaidó sino también gobiernos hostiles como el de Colombia y EE.UU.
Adicionalmente, el incidente deja en evidencia la crisis terminal en que se debate el gobierno fantasma que Guaidó dice representar y deja en una muy incómoda situación a los gobiernos, como el chileno, que han reconocido su existencia.
deja en evidencia la crisis terminal en que se debate el gobierno fantasma que Guaidó dice representar y deja en una muy incómoda situación a los gobiernos, como el chileno, que han reconocido su existencia.
Es preciso reconocer que no tan sólo Guaidó, sino amplios sectores de oposición han protagonizado una tenaz, masiva y sostenida movilización social en contra del régimen de Maduro, que progresivamente ha ido concentrando la totalidad del poder, violando garantías democráticas y derechos humanos fundamentales, arrastrando a su país a una grave y profunda crisis política, económica social y humanitaria
Pero, al mismo tiempo, es necesario asumir que estos esfuerzos se han ido agotando y no han tenido éxito. Sea por las fortalezas que aún mantiene el gobierno que, porfiadamente, se niega a considerar cualquiera salida política que no lo tengan como protagonistas, o por las propias debilidades que ha manifestado la oposición con no pocas fisuras y divisiones, así como gruesos errores estratégicos. Su posible involucramiento en esta desastrosa asonada podría marcar su ocaso definitivo.
Su posible involucramiento en esta desastrosa asonada podría marcar su ocaso definitivo.
Con bastante más realismo, sectores de la oposición venezolana, con el evidente respaldo del Departamento de Estado norteamericano, han propuesto una salida negociado, sin Maduro y sus colaboradores, como también sin Guaidó. Una fórmula que debiera incluir al oficialismo y la oposición, en un gobierno de emergencia nacional, como el que hoy requiere urgentemente ese país,
Parecería una salida más viable en los términos que lo ha propuesto Leopoldo López, el líder opositor refugiado en la embajada de España. Falta saber si existe suficiente piso político al interior del mismo oficialismo para viabilizar dicha fórmula.
Evidentemente este grotesco incidente no ayuda en esa dirección sino, por el contrario, contribuye a apuntalar a Maduro y su régimen.
Evidentemente este grotesco incidente no ayuda en esa dirección sino, por el contrario, contribuye a apuntalar a Maduro y su régimen.