Vidas paralelas: Francisco Vidal y Joaquín Lavín. Por Fernando Ayala

Sabemos que, a finales del siglo I, el historiador griego, Plutarco, comenzó a escribir una serie de biografías de emperadores, políticos y pensadores -griegos y romanos- muchas de las cuales se extraviaron a lo largo de la historia, pero otras sobrevivieron y son testimonio de una época, de la política, de las costumbres, así como de las virtudes y debilidades de sus protagonistas. Sin que se trate de grandes personajes de la historia universal merece la pena usar la metodología del pensador helénico para contrastar las similitudes y diferencias entre precandidatos a la presidencia de la república de Chile. Duplas como Daniel Jadue y José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Pamela Jiles, Heraldo Muñoz y Mario Desbordes o como lo son Joaquín Lavín y Francisco Vidal, despiertan el interés por conocer aspectos a veces desconocidos de sus trayectorias. Es el caso de la dupla de Lavín y Vidal, quienes han declarado su admiración recíproca, han desconcertado muchas veces a sus partidarios.

Duplas como Daniel Jadue y José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Pamela Jiles, Heraldo Muñoz y Mario Desbordes o como lo son Joaquín Lavín y Francisco Vidal

Es el caso de la dupla de Lavín y Vidal, quienes han declarado su admiración recíproca, han desconcertado muchas veces a sus partidarios.

En su juventud compartieron visiones políticas similares y hoy representan a mundos diferentes. Juntos aparecen en los programas faranduleros y también en debates políticos donde son regularmente invitados. Han desarrollado una amistad cívica de la cual están orgullosos y se han convertidos en una pareja de infaltables de los matinales de la televisión chilena. 

Joaquín Lavín es actualmente alcalde de una de las comunas más ricas de Chile, Las Condes. Lo fue también de Santiago, ha sido académico, ministro de Estado, empresario y estuvo a un pelo de alcanzar la presidencia de la república, en 1999, cuando enfrentó al expresidente Ricardo Lagos. Pertenece a un partido de la derecha dura, la Unión Demócrata Independiente (UDI), conservadora, neoliberal, católica y pinochetista. Él se reconoce como una persona religiosa, miembro del Opus Dei. En 2002, en su condición de alcalde de la capital, viajó por cuatro días a Cuba donde sostuvo reuniones con Fidel Castro, firmó acuerdos en materia de salud y dialogó con la alta dirigencia comunista. En 2007, Lavín declaró ser bacheletista-alianzista, señalando que creía en Michelle Bachelet, descolocando a su sector y desatando la furia de la derecha. Pero eso no era todo, en 2020 el alcalde fue más lejos, sorprendiendo a sus seguidores, a toda la derecha y al mundo político al definirse como social demócrata.  Ello llevó a que algunos analistas se preguntaran si se puede ser al mismo tiempo militante UDI, conservador en lo valórico, gremialista, bacheletista-aliancista y social demócrata. 

Francisco Vidal es militante desde el año 1987 del Partido Por la Democracia (PPD), de centro izquierda, de corte social demócrata, abierto en los temas valóricos, medioambientales, que busca terminar con el neoliberalismo en la economía, entre otros temas.  Recientemente ha declarado: “Yo soy un socialista de izquierda”. No siempre ha sido así y él ha contado en diversas entrevistas que es uno de los primeros conversos, pero en sentido contrario, diferente a los casos de los dos ex ministros del presidente Sebastián Piñera, quienes cambiaron la izquierda por la derecha. Vidal ha efectuado una larga marcha desde las huestes de choque del Partido Nacional, donde ingresó en 1971 -creo que fue el error de mi vida, ha señalado- para combatir al gobierno del expresidente Salvador Allende, hasta que a fines de los 70 comenzó su despertar mientras estudiaba en la Universidad de Chile. Sin duda es un viaje notable haber llegado desde la derecha más dura a ser ministro de los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, para hoy estar de precandidato a la primera magistratura por el PPD, donde se busca encabezar una eventual coalición que debería incluir desde demócratas cristianos hasta el partido comunista.

Lavín y Vidal coincidieron en el reciente plebiscito por una nueva constitución votando apruebo. Nacieron en el mismo año, 1953, Francisco el 20 de septiembre y Joaquín el 23 de octubre, siendo el primero solo 33 días mayor que Lavín.  Ambos estaban por cumplir 20 años el 11 de septiembre de 1973.  Vidal cursó sus primeros años de colegio en el Liceo Alemán en Santiago, hasta pasar en 1969, a la Escuela Militar y luego ingresó, en 1971, al liceo Nº 11 “Rafael Sotomayor” de Las Condes, donde completó su educación media. Ahí coincidió con el líder juvenil de la derecha y actual Canciller, Andrés Allamand, ambos dirigentes y férreos opositores al gobierno de la Unidad Popular y con quien mantiene amistad hasta hoy.  En 1974, Vidal ingresó a estudiar al entonces Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, que estaba intervenido por los militares, donde se tituló como profesor de estado en historia y geografía. Posteriormente cursó un magister en la misma casa de estudios.   Por su parte Lavín, viene de una familia tradicional de agricultores, vinculada a la tierra. Cursó la enseñanza media en los Padres Franceses de Santiago para después ingresar, en 1971, a estudiar ingeniería comercial a la Universidad Católica.  Una vez titulado partió a la Universidad de Chicago a cursar un magister desde donde regresaría en 1979.  Con solo 26 años fue designado decano de la facultad de economía de la Universidad de Concepción. Formó parte del núcleo duro del movimiento gremialista que dirigía la economía de la dictadura militar y cuyo líder era el asesinado senador, Jaime Guzmán. El 09 de julio de 1977, Lavín fue uno de los 77 jóvenes que rindieron honores al dictador Augusto Pinochet en Chacarillas.

Ambos políticos fueron acérrimos enemigos al gobierno del presidente Salvador Allende y se alegraron con el golpe de estado que puso término a los mil días del gobierno de la Unidad Popular y abrió la larga noche de 17 años de terror en Chile.  Vidal ha contado en televisión que celebró el golpe militar y que debe ser el primer derechista que se pasó a la oposición a Pinochet. Los dos políticos se casaron tempranamente, Lavín en 1976, con María Estela León y Vidal un año después, con María Inés Maturana.  Mientras Joaquín y María Estela son padres de siete hijos, Francisco y María Inés lo son de tres.

Lavín ha participado en diversas elecciones conociendo triunfos y derrotas, la más dolorosa fue donde estuvo muy cerca de obtener la primera magistratura. En cambio, Vidal lo ha hecho solo una vez por un cargo de elección popular, en 1992, cuando postuló a la alcaldía de Las Condes, donde el vencedor fue Joaquín Lavín. Hasta ahora, ningún candidato que haya votado SI, en el plebiscito de 1988, ha vencido una elección presidencial.  Vidal votó NO y Lavín SI, pero no se equivocó esta última vez y votó apruebo para el referéndum del 25 de octubre pasado, al igual que lo hizo Francisco Vidal. El desafío para ambos es mayor y el primer paso es ganar la nominación a candidato presidencial. Lavín debe obtener el voto de aquellos conservadores que lo han denostado por su viaje a Cuba, su acercamiento al bacheletismo o su nueva condición de social demócrata. Vidal tampoco lo tiene fácil como una de las caras más visibles de los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría. Pese a que en su larga marcha desde la derecha al PPD ha ocupado altos cargos en los gabinetes de los presidentes Lagos y Bachelet, para una elección presidencial deberá contar con los votos de todos aquellos que no olvidan que celebró el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973.

El desafío para ambos es mayor y el primer paso es ganar la nominación a candidato presidencial.

Plutarco, en los 23 pares de biografías que escribió de griegos y romanos, buscó resaltar similitudes y diferencias intentando no escribir historia si no narrar circunstancias de las vidas de personas notables. Situaciones específicas o detalles que pueden pasar desapercibidos, reflejan las profundidades de cada ser humano y de ahí la validez de su gran legado para la historia, que nos permite reconstruir o conocer en profundidad a grandes personajes.

Plutarco, en los 23 pares de biografías que escribió de griegos y romanos, buscó resaltar similitudes y diferencias intentando no escribir historia si no narrar circunstancias de las vidas de personas notables.