Para la nueva generación que se alista para sostener la batuta en la segunda década del siglo XXI personajes como Hernán Büchi suenan a prehistoria política. Sin embargo, el genio de las finanzas y ministro en tiempos de dictadura con soltura de trenzas para los privatizadores ha estado siempre vivito y coleando, engordando durante décadas su billetera.
Por algo Sebastián, el avivado mayor, apoyó aquella olvidada campaña presidencial, crisis existencial mediante del entonces aún joven de pelo largo.
Pasado el tiempo, hace varios años, se ocupó de hacer público su retiro definitivo de las lides chilenas. Corría el 2015 y aprovechando su doble nacionalidad Büchi Buc , suizo por parte del padre, fijó residencia en la pequeña y amable ciudad de Zug, a pocos kilómetros de Zurich. Así planificó estar solo un tercio de su tiempo en Chile, vendiendo buena parte de sus propiedades locales y confesando un franco hastío por la exagerada “tributación” a que se sometía a gente de esfuerzo como él mismo. Claro está sin perder sus lazos con Libertad y Desarrollo, vinculado siempre a compañeros de ruta como Carlos Cáceres, Luis Larraín y, por cierto, Cristián Larroulet.
Así el atlético Büchi continuó trotando internacionalmente, sin abandonar nunca sus vínculos con agradecidos dueños de las finanzas privadas del cargante y poco agradecido Chile después de su histórico aporte al soñado libre albedrío económico.
Y como dice el cuento Hernán jugó en la cuerda floja hasta pisar su propia trampa. Reconozcamos que, como también suele ocurrir en esta estrecha franja de terruño, suficiente agua – millones de dólares en su caso – corrió bajo el puente antes que sonaran las alarmas. Así, entre las novedades veraniegas se conoció el requerimiento de la Fiscalía Nacional Económica(FNE) presentado en contra de Büchi, Banco de Chile, Consorcio Financiero y Falabella, emprendimientos de la plaza imputados ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, por infracción a la prohibición de interlocking horizontal. En mejor chileno: por evidente participación simultánea del chascón emprendedor como bien remunerado director y /o ejecutivo relevante en dos o más empresas competidoras.
Büchi y sus socios saben exactamente la chichita con que se estuvieron curando por largos años, desde antes que, en 2017, entrara en vigencia la norma reguladora que se pasaron por donde suelen hacerlo algunos connotados próceres del libre mercado.
Mera coincidencia del destino que haya sonado esta corneta cuando los ojos se vuelven a poner en las movidas siempre audaces de Sebastián, llevando la delantera con Dominga, LATAM, El Litio y otros laboriosos emprendimientos.