Se pueden decir muchas cosas de Andrés Allamand y sobran los interesados en pasarle alguna cuenta. Comenzó de potrillo en las lides políticas, antes incluso de la entonces tan prometedora y celebrada patrulla juvenil. Imagínese, antes de que Sebastián Piñera y Evelyn Matthei fueran jóvenes promesas, confrontadas luego por la traición y los celos políticos, sólo superadas por largas décadas de pragmatismo y ambición política. A diferencia de sus compañeros de ruta, Andrés escribe libros y se espera uno nuevo, todo un misterio…
El próximo año se cumplirá medio siglo desde que postuló a la presidencia de la FESES. Eran sus tiempos de brigadista del comando Rolando Matus, grupo de choque del entonces Partido Nacional que propiciaba el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende. Su esplendor físico lo transformó en apreciado rugbista (seleccionado chileno por más de cinco años) y nunca arrugó como desafiante luchador. No se asuste, no escribiré su mini biografía en estas limitadas líneas. Sólo pongo en contexto la interrogante actual cuando – como a tantos – el tiempo le pasa la cuenta al eterno aspirante a La Moneda.
Diputado, senador en distintos períodos, ministro de Defensa, finalmente Canciller desde hace poco más de un año (cuando dejó su sillón aún vigente en la cámara Alta), la pregunta del millón continuará siendo cómo tantas vueltas de carnero terminaron frustrando su gran ambición presidencial. Digamos, en todo caso, que faltan dedos de las manos y los pies para completar la lista de los que han corrido similar suerte.
No será presidente como Sebastián, que se repitió dos veces el plato para culminar como nunca quiso ni imagino su denso ego, pero Andrés ha dejado escrita una historia en libros que se agradecen a estas alturas de necesarias precisiones sobre en qué aventura ha transitado cada quién, habiendo tanto mentiroso emborrachando la perdiz y aprovechándose de la frágil memoria política. Partió de potrillo con un casi panfleto “No virar Izquierda” para continuar con los más ilustradores “La travesía del desierto” y “El Desalojo”, pasando por “La estrella y el arcoíris” que publicó el 2010 en conjunto con su entonces pareja Marcela Cubillos.
Valga resaltar este poco mencionado trabajo con la hoy implacable constituyente del “Rechazo” para no achacar el retorno de Allamand a las posiciones más duras de la derecha a una reciente y avasalladora influencia de su actual esposa.
Desde que asumió como canciller de la República, digamos que le ha sobrado tiempo para escribir un nuevo libro. No son pocos los que especulan con que el único posible en estos tiempos de turbulencia se debiera aproximar más a unas memorias que a una nueva tesis fallida sobre el futuro de la derecha. Existe la posibilidad de una reflexión más puertas afuera, léase en lo internacional(para eso le pagan).
Sin embargo, aunque suene repetido, “el que nació chicharra muere cantando” y no debería asombrar con la irrupción de una nueva tesis, algo más articulada, para aquella derecha hoy refugiada en la experimental tabla de salvación inventada en torno a Sebastián Sichel.
Pero, con el escribidor nunca se sabe…
En el viaje que hará con Sebastián en estos días difícil que algún nuevo hilo puede atarse. ¿O la vida continuará dando sorpresas?
Hasta la próxima,
Frank Kotermann