Por Frank Kotermann
Me lo anticipó el doctor Martínez. El pillín de Barra, regalón de Sebastián, saldrá como el bandido que es y como lo ha hecho de todos los cargos regalados por su protector. Nunca se deja de aprender, más sabe el diablo por viejo…
El domingo llegué a dudar del pronóstico del sabio galeno. Leí la entrevista a Barra en “El Mercurio” y pensé que, con ese respaldo editorial –nunca da puntada sin hilo – las brutales respuestas del hombre de confianza de Sebastián en la Araucanía tendrían respaldo del desquiciado mandamás, pasara lo que pasara. Sin embargo, la llamada telefónica del doctor me adelantó que para el Ejército esas frasecitas para el bronce le costarían caro y tenía sus horas contadas. Por lo demás, me recordó Martínez, es cosa de recorrer el curriculum de Barra para comprobar que es un peón siempre dispuesto al sacrificio porque la incondicionalidad protectora de Sebastián lo ha salvado durante décadas y a buen sueldo de reiterados condoros.
Todo partió en los agitados 90 – yo estaba en USA, valga la mala excusa – cuando el osado Barra era un peón importante de Alberto Espina que, entonces, lo designó encargado de la entonces prometedora “patrulla juvenil” de RN, precisamente en la Araucanía, para poco después transformarse en jefe de campaña electoral para diputado del otro joven emprendedor de aquel “lote”: Andrés Allamand.
La trenza cercana a Sebastián venía amarrada a “sangre y fuego” desde el piñeragate -Barra ya cobraba sueldo en Bancard – marcando por décadas la mochila de lealtades y traiciones entre los entonces juveniles patrulleros. En todas aquellas aventuras Barra nunca le falló a Sebastián.
No todo sería miel sobre hojuelas para Barra en comienzos del 2000.Un emprendimiento lo llevó a una breve permanencia bajo rejas por giro doloso de cheques y asociado luego en la bohemia nocturna con el “Negro” Piñera pasó por tropiezos varios. Pero ya estaba bajo protección del empoderado Sebastián que financió su campaña para transformarlo en diputado por la Araucanía. El galeno Martínez no podía creer que a tamaño pastelito sólo le hubieran faltado 300 votos para conseguirlo…
Pero Sebastián llegó a La Moneda y con ello el tiempo de vacas gordas para Barra. Fue designado Jefe de División de Gobierno Interior. Algo no menor para un “emprendedor” sólo con cuarto medio rendido y un salario ministerial. La suerte empezaba a estar más cerca aún con el “salvataje de los 33”. Al ladito de Sebastián se lució Barra.
Lo que vendría es más conocido, ya no se hablaba de su “prontuario” sino de su “trayectoria ejecutiva”. Y le llegó “Estadio Seguro” bajo el patrocinio de Sebastián y los resultados conocidos. Corría el 2012 y no es necesario recordar los acontecimientos y explicaciones “profesionales” del experto Barra. Su gran legado fue la instalación de un centenar de torniquetes que costaron 2 mil millones de pesos y fallaron en su gran mayoría. Los futboleros no olvidan el trascendido de “conversaciones” grabadas entre Barra y el “capo” de la Garra Blanca “Pancho Malo”. No fue la única andanza que fortaleció su curriculum de ejecutivo de “excelencia” para Sebastián.
En la nueva campaña presidencial de nuestro actual mandatario, Barra se la jugó con todo y regresó a La Moneda con el cargo de jefe de la Unidad de Riesgos y Emergencias de la Subsecretaría del Interior que le significó recuperar los honorarios más altos del ministerio…Vaya trabajo agotador, si consideramos que tuvo responsabilidad en la entrega de cajas de alimentos ya en tiempos de cuarentena y pandemia.
El resto salió a la luz en este verano. Su ya extraviado compadre Sebastián lo designó Delegado Presidencial en la Macrozona Sur, en pleno estallido de la Araucanía, con Carabineros desbocados y el numerito de Investigaciones en el frustrado allanamiento en Temucuicui. Mientras aquello se incendiaba Barra estaba en la playa. Volvió algo alterado, observó el escenario, habló con “El Mercurio” y ahora su compadre Sebastián le mantendrá el sueldo por su agotadora faena en Riesgos y Emergencias de Subsecretaría del Interior bajo el control del genio Juan Francisco Galli…La función puede continuar.
Al Patán le sobra curriculum…
Hasta la próxima. Cuídense, porque el doctor Paris no da pie en bola…
Frank Kotermann