Carta de las Rocas. 05 de Septiembre de 2019.
A cada uno su paraíso

por La Nueva Mirada

Con las noticias que en esta semana han llamado la atención se me vino a la cabeza la obra de Luigi Pirandello cuyo título está en el inicio de mi carta.

En nuestro Chile esto de los paraísos se asocia a algo distinto de lo que nos dice el  maravilloso italiano. Es algo más prosaico. Veamos.

Se acusa a un proclamado candidato a Presidente de tener capitales en paraísos fiscales. Vaya sorpresa, no es ninguna novedad. Recuerden un candidato (Sebastián Piñera) que mandaba platitas a las Islas Vírgenes. Por supuesto no estaban a su nombre propio. Ni tonto. Eran sociedades encubiertas en las que aparecían amigos íntimos y sus hijos. Por cierto personas de extrema confianza.

Se acuerdan de Lauwrense Golborne que iba como avión a ser candidato presidencial de la UDI  cuando se descubrió que sus platitas estaban en un paraíso fiscal. El pretendido avión presidencial capotó.

Y ahora nos hemos enterado de las andanzas de JAK en esos paraísos.

No quiero hacer una larga lista de personas de la derecha política y empresarial chilena que cultivan la afición de visitar esos paraísos. Obvio, son en general islas con playas paradisíacas y también principados elegantes.

A esta altura ya conocemos múltiples problemas que se generan con estos paraísos al punto que se han cerrado algunos. Pero no vaya a creer que se conviertan en “corralitos” al estilo argentino. Hay seguros comprometidos, como se dice en la jerga de estos astutos inversionistas.

Ocurre algo más que curioso en estos paraísos. Existe en cada uno de ellos un fiscal del paraíso que califica y evalúa a los postulantes en tres categorías: los tontos; los pillos y los ingenuos. De la lista de chilenos que han pasado por esas fiscalías no tengo el resultado de su clasificación.

De lo que sí me he enterado es que no se aceptan arrepentidos de incursionar en el paraíso. Sobre todo aquellos que llevan certificados de expiación  emitidos por curas de dudosa reputación o de clérigos corruptos.

En resumen, quisiera decir que existe una selección natural y social que se observa en nuestro Chile con respecto al tema de esta carta. Los derechistas conservadores y también los neoliberales, eligen los paraísos que hemos descrito.

Los pertenecientes a las diversas izquierdas, los llamados progresistas y los auténticos liberales prefieren otro lugar: Valparaíso. 

Termino esta carta aludiendo a Joaquín Lavín. Hay que recordar que en una oportunidad propuso que se instalara en la Isla Santa María una cárcel de Alta Seguridad similar a Alcatraz. Ahora propone una idea propia de su inigualable ingenio: convertir la Isla de Juan Fernández en un paraíso fiscal. Explicó que nos quedaría más cerca.

Atentamente

Luis de las Rocas.

También te puede interesar

Deja un comentario