Han pasado varias semanas y sucesivos acontecimientos en el masivo movimiento de los profesores. Y eso ha puesto en el centro de las noticias y comentarios al Ministerio de Educación. Al observar con detención el asunto he llegado a la conclusión que ese Ministerio se ha convertido en una piragua.
Me explico. Recordando la letra de una cumbia famosa se me cruzó por la mente asimilar la circunstancia a la Piragua de Marcela Cubillos. Esa letra dice “capoteando el vendaval se estremecía e impasible desafiaba la tormenta”.
Por cierto, la ministra desafía la tormenta al no hacerle caso al movimiento de olas del profesorado y manda al contramaestre a conducir la piragua. Ningún buen capitán de navío abandona su embarcación y ahora la abandonó para ver un eclipse.
El Almirante de la escuadra le echa más viento a la tormenta al calificarla de ilegal, lo que supone que, como principal autoridad, está amenazando con castigos frente a la ilegalidad proclamada.
Ahora bien (o mal) resulta que otra nave de la escuadra está haciendo agua y su comandante cree que para achicar basta un tarro que no logra encontrar y llama a los privados que traigan tarros para lograr el achique.
Me parece que la lógica marina con que se está tratando de capear el temporal, navega equivocada. Podría ser que se cambiara a otras lógicas, como por ejemplo las de Carabineros o del Ejército. Dios nos libre, con lo que allí pasa mejor ni menearlo.
Recurramos mejor a la siempre valorada fe y nos encomendamos a algún Santo, porque en la institución no se puede confiar.
Mejor cantemos la cumbia y nos alegramos. Coro: “era la piragua, era la piragua, era la piragua de Marcela Cubillos, era la piragua”
Luis de las Rocas