Desde que nos abandonaste, de la noche a la mañana, sin previo aviso y sin hacer un juramento, nada es como antes. Desapareció la imaginación desbordante y tu sector- empezando por los que te traicionaron, haciéndote la cama – demoró pocas semanas en caer al tacho de la basura, aferrándose a lo más lejano a tus innovaciones socialdemócratas. Imagínate que ahora su tabla de salvación es J.A. K ¿Qué hicimos para merecer esto?
¿Fue sólo despecho? ¿O algo tuvo que ver el destape de los escándalos municipales de arriba en la cota mil? No quisiera creer que también metiste las manos como el Tronco Torrealba y el feo de Guevara…Mientras no lo demuestren seguiré pensando que partiste dolido de los malagradecidos que te envidiaban por tu imaginación desbordante y emprendedora, incluido el hoy muy desgraciado de Sebastián que, como sabes, continúa cuesta abajo en la rodada.
Eras una ilusión para fantasear con un país innovador, alimentado por la creatividad y de cara al futuro. Ignoro si patentaste tanto invento que aportaste desde la inolvidable piscina en el Parque de Los Reyes hasta aquellas cámaras minúsculas para identificar ladrones (algo truchas parece, pero valoremos la intención). Ese infatigable empeño por estar todos los días ante las cámaras televisivas, siempre con una novedad atractiva, a veces alucinante, no fue reconocido por quienes te traicionaron a última hora cambiando paja por trigo. ¿O qué terminó siendo el pelafustán de Sichel? No te llegará nunca ni al tobillo y pesa menos que un paquete de cabritas…¡Qué desperdicio! ¿Qué hicimos vecinos para merecer esto? No exagero si digo que, desde tu partida, vivimos otra pandemia…la de los “chantas”.
¿Y tú tan caballero? ¿De verdad le deseaste suerte a Sichel?
Debes saber que no es solo Pancho Vidal el que se siente abandonado y solitario en este transitar por el desierto que dejó tu abrupta partida. Nada es como antes y el vacío no lo llenará ningún reemplazante.
Los que se han cruzado contigo en Madrid cuentan que caminas pensativo y más delgado de lo que ya estabas. Una amiga me dice que te buscó en la Universidad Internacional de la Rioja, donde te inscribiste para cursar un semestre sobre educación superior, y te negaron. Quizás la perdida fue Rosa (así se llama ella, por si lees estas líneas como te acostumbraste en hacerlo cada semana).
Este es un país de malagradecidos y abundan los traidores como bien sabemos. Pero son demasiados los que ya te echan de menos saliendo del mareo pandémico.
Escribe Joaquín y si continúas innovador manda fruta…
¡Cuánto te extrañamos!