El desquite de Sebastián. Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

Lo tenía preparado y debió postergarlo pese a las advertencias y reparos, comenzando por Cecilia con la que quedaron los puentes cortados. A tal punto que la prensa española adelantó el próximo divorcio…¡Mejor no meterse en problemas de casados!

No me quieren ni me necesitan en Chile. Andrés vas conmigo…No le gusta tampoco a tu mujer…¡Perdiste!, necesito un canciller de paraguas para la fiesta encargada al vago de Ampuero…Nos rendirán honores, no llevaremos prensa chilena y haremos lo que acá no podemos…No seremos patrulla juvenil, pero la vida continúa…Piensa en el placer…Canciller no volverás a ser nunca y Presidente fui yo…Tú olvídate…Sólo se vive una vez…

Así no más está siendo el tiempo libre de un Sebastián que sobra en todas partes y al que también le sobran siempre las patas, en compensación a sus cortos brazos. Lo comido y lo bailado no se lo quitarán ahora. Garzón se puede comer sus ganas de echarle mano, mientras Su Excelencia se saca fotos, le cuenta a quienes están obligados a rendirle honores del éxito de “sus” vacunas en Chile y, para su protegido ego, observa como Vargas Llosa y el figurón de Aznar le conversan como nadie lo hace en Chile. Ahora, ni siquiera alguna de sus antes cariñosas Cecilias.

Por si tiene alguna duda de lo disfrutado lejos de la estrecha franja de tierra, donde tanto se sufre, Sebastián les hace llegar una pequeña muestra de lo disfrutado con sus más que reservados gastos en representación de la Nación entera. Envídienlo amargados…Y un recado para el otro Sebastián: “Nunca disfrutarás como yo…Lo siento tanto”

Cariños de Sebastián.
Hasta la próxima celebración, que esto recién comienza…
Frank Kotermann

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