En privado nos horrorizamos mejor. Infidencias de un encuentro multigremial. Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

En la intimidad de la Sala Pedro de Valdivia del Hotel Sheraton, pasada la hora del almuerzo, nos reunimos convocados por La Multigremial, cada uno con la debida identificación. Muchos como dirigentes de la entidad dirigida por Juan Pablo Swett, con protagonismo del líder transportista Sergio Pérez e invitados estrellas para exponer, entre ellos Oscar Guillermo Garretón y Cristián Warnken, nuestro amarillo principal, que lo haría a distancia. Fuimos cientos, bien ordenados y muy compuestos.

Todo bien organizado hasta los bocadillos y copas finales del conversado cocktail, himno nacional repetido y funcionamiento impecable de micrófonos y pantalla en que se luciría Warnken.

Bien pensado que el escogido para romper el fuego contra el fantasma constitucional, tras el primer himno nacional, fuera el transportista Pérez, viejo zorro en estas lides con tufo conspirativo, garantizando que a la hora de la verdad nunca estarán ausentes al llamado de la patria amenazada. “Somos actores políticos determinantes en este momento tan delicado (…) Viva Chile, vivan los camioneros, viva la Patria”. Dejó la vara alta el camionero Pérez.

Quizás apostando a un cambio de tono se ofreció la palabra a Garretón, otrora subsecretario del gobierno de Salvador Allende y extremista perseguido por la dictadura. Al ahora respetado hombre de negocios, emparentado íntimamente con “El Mercurio”, le vino de perillas advertir contra los horrores que se resuelven en la Convención, aludiendo que la actual carta magna lleva la firma de Ricardo Lagos. Ni más ni menos, ante el “engendro” que ahora nos amenaza. Todo un símbolo de las vueltas de carnero don Oscar Guillermo, bien aplaudido por los presentes, incluidos unos jóvenes y muy elegantes huasos chilenos que preguntaban quién era este señor de hablar pausado.

Swett no se quedó corto, aclarando que las empresas representadas en el evento sumaban cerca de millón y medio de bien empleados, en una hora decisiva frente al peligro del plebiscito constitucional de salida: “Es ahora o nunca” advirtió, subiendo el tono.

Espectáculo garantizado fue la puesta en escena de Cristián Warnken, en pantalla gigante, advirtiendo que su voz algo afectada no sería obstáculo para   plantear algunas interrogantes entre metodológicas y conceptuales acerca de la disyuntiva constitucional. Entre el estallido microbiano y el desfondamiento de la inmunidad de nuestras virtudes cívicas se habrían desatado los demonios, “que nunca aparecen porque sí”. Mientras el comunicador sumaba interrogantes uno de los huasos ya mencionados le insistía a su vecino que no entendía un carajo lo que estaba escuchando.

Nada tan novedoso en un encuentro con libreto predecible hasta que tomó la palabra al exdiputado Pepe Auth. Ni corto ni perezoso exhibió su talento analítico planteando interrogantes desde un aparente desconcierto sobre el futuro que espera al país, manifestando simpatías por el Rechazo. Con guiños de sintonía con los grandes temores ya expuestos, supo ganarse la atención de los ya abrumados y aleonados asistentes.

Auth la hizo. En el cocktail final lo rodearon inquietos hombres de negocios, eventuales clientes para asesorías de un experto de lustre. Justificado el rostro relajado del exdiputado que observó respetuosamente la segunda entonación del himno nacional.

Los despistados huasos disfrutaron la repetición del himno patrio y, especialmente, del pisco sour, mientras uno de ellos se acercaba a saludar a Garretón. Una experiencia multigremial imperdible…

También te puede interesar

Deja un comentario