Honorables en la cueva… Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

El Paco Eugenio Lira Massi (escribiente de Carabineros en su juventud), hizo corta pero fértil historia como reportero y periodista de fuste (falleció bajo extrañas circunstancias y en la soledad de su forzado exilio en París en 1975). Autor, en 1968, de los exitosos libros “La cueva del Senado y los 45 senadores” y “La Cámara de los 147 a dieta”, habría tenido suficiente material para desplegar una mordaz semblanza de los actuales legisladores.

Como sin querer queriendo, después de los tropiezos y vaivenes constituyentes, el parlamento chileno controla las llaves y cadenas para reformar la vapuleada Constitución del 80. Con precauciones y bordes al por mayor, nada garantiza que el pan no se queme en la puerta del horno. Pocos honorables asumen con realismo la escasa credibilidad y prestigio que las encuestas de cualquier color asignan a su desempeño. Y, como suele suceder en tragedias o comedias, terminan pagando “justos por pecadores”, porque serán minoría, pero existen notables legisladore(a)s que han rendido suficientes pruebas de transparencia, rigor y responsabilidad en su quehacer institucional y democrático. No soy quién para poner notas y repartir calificaciones, pero injusto sería meter en el montón a tirios y troyanos. Quedándonos en la “cueva del Senado” (dando el crédito conceptual a los patrones originales de Lira Massi), valga un rescate transversal a honorables de la vieja y nueva guardia como José Miguel Insulza, Claudia Pascual, Yasna Provoste, Javier Macaya, Francisco Huechumilla y Juan Ignacio Latorre, entre otros mencionables. Odiosas pero necesarias comparaciones sujetas ciertamente al escrutinio público. En el registro contrastado de aciertos versus “mostradas de hilacha”, nunca existirá consenso en un país donde los medios de comunicación continúan siendo marcadamente controlados por la actual diestra opositora. En esa vertiente las salidas de madre de “Rojo” Edwards, parientes cercanas de los recientes desvaríos de los honorables Chahuán y Moreira, rasgando vestiduras por los 13 indultos presidenciales, olvidando sus posturas y propias palabras respecto de condenados por crímenes de lesa humanidad, suman un nuevo episodio vergonzante al debe de estos habitantes de la honorable cueva.

Ha llegado un nuevo año y con algo más de tiempo inútil durante el verano, harían bien los honorables en leer al Paco Lira Massi. Y sin miedo. Ya lo dijo Carlos Ruiz Zafón: “Los libros son espejos: solo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro

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