El solitario se ha convertido en el juego de ordenador más jugado de la historia. Más allá de la diversión y el entretenimiento, también es posible ganar dinero con él. Y el muy (des)ocupado Sebastián lo sabe…
Asistir a ceremonias oficiales donde la atención mediática se concentra en el mandatario electo Gabriel Boric es algo difícil de sobrellevar para el ego de Sebastián. Cecilia Morel, para variar, es quién debe soportar sus exabruptos y absurdos intentos de copar pantalla bajo cualquier pretexto.
Así ocurrió durante la visita de Irina Karamanos a las dependencias de Palacio, cuando Cecilia le mostró lo que serían sus nuevos espacios laborales desde el próximo 11 de marzo, mientras Sebastián intentaba una “casual” aparición en escena.
Extinguirse en las encuestas no es algo sencillo de eludir a su vapuleado ego y la razón para “inventar” momentos en pantalla. Así ocurrió, por ejemplo, con la conmemoración de los 12 años del 27F que organizó en Talcahuano, refiriéndose “con alegría, emoción y orgullo” a la solidaridad con las víctimas de aquella catástrofe natural que él mismo bautizaría originalmente como “marepoto”.
El Presidente está concentrado en cumplir sus responsabilidades con el país hasta el último minuto es lo que debe repetir el nunca bien ponderado subsecretario Galli, mientras aquella montonera de papeles y documentos encarpetados copan su escritorio. Algo quizás incomprensible para muchos curiosos por aquel pequeño gran detalle. Sin embargo, algo acostumbrado en su larga historia donde se entrecruzan los negocios personales y su función pública desde tiempos de la ya olvidada “patrulla juvenil” de la derecha que Sebastián terminó capitalizando como el más vivo del grupi.
La memoria es frágil para retener la sumatoria de “movidas”, desde el escándalo del Banco de Talca en la segunda mitad del siglo pasado hasta la más reciente y oscura venta de la minera Dominga, que lo han transformado en integrante del elenco de los ultrarricos de América Latina, aquel 1% que en Chile concentra el 49,6 % de la riqueza total del país.
¿Qué más quieres? le ha repetido Cecilia cuando la ansiedad de Sebastián parece incontenible. ¿Qué hará con esa riqueza que continuó creciendo durante su segunda presidencia y favorecida por los efectos de la pandemia?
Ser rico y famoso no es sinónimo de felicidad y ¡vaya! que lo demuestra el presente de Sebastián… Usted podrá dudarlo. Todo es relativo…Algunos imaginan que le preocupa la cuenta pendiente por las violaciones a derechos humanos – cegueras incluidas- durante el estallido social cuando declaró “estamos en guerra”…
Vaya uno a saber…Lo cierto es que sin pastillas no hay Sebastián que valga ni Cecilia que lo soporte…En todo caso cuando juega al solitario sigue ganando…