La catástrofe eres tú Sebastián

por La Nueva Mirada

Por F. Kotermann

Era de presumir. Bastó una semana para que el oasis de Sebastián liderara el ranking de los países latinoamericanos infectados por coronavirus. Laepidemia que comenzó por contagio de viajeros internacionales ABC1 fue saltando diariamente de categorías sociales y se transformó en impredecible en su difusión incontrolada por un gobierno estéril.

Sebastián es la expresión más genuina y reflejo de un Estado subsidiario, transformado en patético portavoz de medidas efectistas, protegiendo las demandas de los grandes empresarios, liderados ahora por el soberbio Juan Sutil y con símbolos de “ganadores a cualquier costo” como Horst Paulmann.

Así delegó su ineptitud al doctor Mañalich – comentarista cotidiano del avance de la pandemia – mientras la inmensa mayoría de los trabajadores se las arregla en la riesgosa locomoción colectiva, en tránsito a la lotería del contagio.

En una semana casi todos lo fueron entendiendo. El masivo funeral del apreciado cura Mariano Puga quizás fue la última manifestación masiva en la capital. La mayoría de los Primera Línea fue tomando en serio el riesgo del coronavirus y el paréntesis de las manifestaciones se hace tan inminente como la postergación del plebiscito constitucional. Así lo percibimos los vecinos de la Plaza de la Dignidad.

Sin embargo, pese a todas las señales, Sebastián y su socio hospitalario, observaban, escuchaban, dejaban pasar el tiempo, posando de dialogantes, mientras los alcaldes – como ya lo hicieron en tiempos de grandes movilizaciones – asumían iniciativas a su alcance, intentando resolver los vacíos de La Moneda, ante la especulación grosera de las grandes cadenas alimentarias y farmacias, desnudando lo peor del sector social que bien representan Piñera y Mañalich.

Los liderazgos naturales crecieron. A los pluralistas alcaldes se suma la presidenta del Colegio Médico, en inversa proporción a la estéril presencia pantallesca de Sebastián. La mayoría de la población se inquieta, se las arregla para autoprotegerse de las amenazas crecientes, vacuna contra la influenza en complejas condiciones mediante. Piñera y Mañalich comentaban.

Sebastián imaginó que la postergación del plebiscito por la irrupción de la pandemia sería una tabla de salvación a su extinguida popularidad y el desprecio ciudadano. Continúa extraviado y golpeado. Coquetea en juegos faranduleros con Mañalich y no asume su fatal incompetencia.

Abrumado en su rol depreciado, recurrió a lo que ansió desde hace meses. Recurrir a las fuerzas armadas y decretar el estado de Catástrofe Nacional por calamidad pública. De las demandas sociales de los más afectados por abusos empresariales y la evidente paralización económica que golpea a la inmensa mayoría de lo(a)s chileno(a)s todavía no se oye padre.

Como es habitual, aunque la sé agotada, recurro a Cecilia. Aconséjalo. El momento es propicio para que asuma su enfermedad, la puede disfrazar de coronavirus, desapareciendo de escena. Su cuarentena la agradecerá más del 90% de lo(a)s agotado(a)s chileno(a)s.

Sería todo por ahora.

Cordialmente

F. Kotermann

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