Por Frank Kotermann
Hay que tener paciencia, fue la más que forzada y razonable reacción del galeno Martínez luego de ver cotidianamente la franja televisiva para el plebiscito del 25 de octubre que se nos viene encima. Salvo pequeñísimos fragmentos del Apruebo poco se puede rescatar como un estímulo motivador para participar en el más que trascendente evento ciudadano que dará inicio a lo que debería ser un hito histórico de nuestra vapuleada y coja democracia, que la pandemia se ha encargado de desnudar tan drásticamente.
Como llegó la primavera y me propuse inyectarme dosis cotidianas de optimismo sumé argumentos de paciencia para animar la decepción de nuestros jóvenes vecinos del segundo piso ante la escasa creatividad que reconocen en la franja televisiva para impulsar mística a lo que ellos quisieran entender como una conclusión natural de la movilización ciudadana en la que han puesto tantas energías y esperanzas durante el último año.
Contra todo pronóstico el mal ánimo se transformó en una inyección motivadora cuando compartiendo el café de contertulios en el departamento del doctor Martínez – cada uno con sus respectivas mascarillas de última generación aportada por nuestra dulce vecina – vimos y escuchamos en CNN las declaraciones del ministro Pérez, el jefe del gabinete de Sebastián, valorando como un logro casi épico de su gobierno que la ciudadanía tuviera derecho a votar en el próximo plebiscito. Después de un minuto el sepulcral silencio se transformó en una reacción rabiosa, marcada con improperios varios e intra generacionales que culminaron en un ataque de risas más que fecundas para provocar un inesperado cambio de ánimo que el galeno diagnosticó como la mejor pieza para la franja del plebiscito. Si pusieran a ese facho feo, heredero orgulloso de Pinochet, en la franja televisiva, otro gallo cantaría el 25 de octubre, sentenció nuestra joven maestra en medio de sonrisas aún pegadas gracias al inesperado aporte de Pérez.
Entonces el ánimo inspiró reflexiones optimistas que también escuché en las compras dominicales. Da lo mismo lo que digan y muestren en la franja…la gente no es tonta…Cómo se atreven a decir No a una nueva Constitución y proponen cambios rápidos que el gobierno de ellos mismos rechaza…
Ciertamente el cambio de ánimo gracias a Pérez, el feo, como quedó bautizado, no borra el malestar con la incapacidad para unirse y marcar un sello por parte de los partidos que apoyan el Sí a una nueva Constitución. El galeno tiene razón cuando lo explica por la suma de yerros y pasos en falso de la actual Oposición, que “por algo perdió el gobierno” en manos del desastroso Sebastián que hoy todos maldicen.
Cuando yo no me aguanté en acotar que “mal de muchos, consuelo de tontos”, fue nuestra joven vecina la que me enmendó la plana, pidiéndome que cumpliera con mi promesa de ánimo positivo con que me he llenado la boca desde el comienzo de la primavera. Tiene razón, me quedaré con la inyección de optimismo que nos regaló lo que hoy ya denominamos “La franja de Pérez”.
Como dice el doctor, es muy probable que el mismo personaje del terror nos regale otras frases para el bronce.
Entonces, arriba los corazones…Será hasta la próxima.
Frank Kotermann