La necesidad tiene cara de hereje. Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

Ser superado por el fugitivo Parisi en primera vuelta presidencial resultó una afrenta insoportable para un postulante que, en sus momentos de gloria, abrigó la esperanza de estar en el voto de segunda ronda. Sichel ha optado por la fuga y desaparición voluntaria.

El tiempo pasará volando en estas tres semanas decisivas para sumar los apoyos urgentes que otorguen el triunfo a quien asumirá la desastrosa herencia de Sebastián, quién suelto de cuerpo aconseja moderación y reflexión, olvidando que pasó a la historia por declarar al país “en guerra”.

La metamorfosis de Sichel ha sido de antología. No sólo por su cambio de apellido, afiliaciones partidarias varias y múltiples vueltas de carnero. Sus astutos mentores lo animaron como ganador de una primaria que sepultó a los aspirantes partidarios de una derecha supuestamente variopinta.

El ungido se creyó el cuento, dictó cátedra y… en un dos por tres se desvaneció, prisionero de sus propias torpezas, volteretas y, esencialmente la irrupción uniformada y ordenadita del alma mater neofascista de JAK, que recuperando la esencia pinochetista que continúa vigente en los poderes fácticos, hoy con otras caretas, se aferran al sagrado modelo amenazado por un nuevo orden constitucional y alientan una repetida campaña del terror.

De ahí en adelante el nuevo Sebastián no dio pie en bola, consumiéndose en revelaciones culposas y lastimeras, con golpes de pecho en un fantasioso intento de resurrección política que culminó con su escape y sometimiento a quién había amenazado con negarle cualquier legitimidad futura. Sus mentores hacen el balance para pagar las cuentas pendientes de la aventura…El que duerme con una guagua suele amanecer mojado.

Mientras tanto, la novedad del año: La ciencia política chilena se concentra en indagar quiénes son, qué comen y dónde duermen los votantes del sinvergüenza de Parisi.

La necesidad tiene cara de hereje.

Y todavía existen algunos que dictan cátedra con las virtudes del sistema político y electoral chileno…No somos los suizos de américa latina. Pero nos hacemos los suecos…

Sigamos participando…

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