La Rendición del doctor Paris

por La Nueva Mirada

Por Frank Kotermann

Fue larga la conversación con el doctor Martínez vía celular. Parecía ineludible tras las palabras “alentadoras” del ministro Paris el día lunes, justificando la no aplicación de mayores resguardos sanitarios cuando la evidencia señala el crecimiento de casos de contagiados a lo largo de todo el país, con la colaboración de capitalinos en vacaciones y la frontera aérea abierta mientras se multiplica el efecto de la nueva cepa proveniente de Europa.

Business are Business resume bien la orden entregada por Sebastián al chiquito de Salud, eludiendo la evidencia inédita de contagios para el domingo reciente que estuvo a la vista de ambos contertulios en la mañana del lunes. Desde que reemplazó al soberano Mañolich el doctor Paris supo que se transformaba en el vocero obediente del ya desgastado y extraviado Sebastián. Abundan las pruebas al canto, incluso cuando el silencio era su única opción decente para no condenar el desatino mayúsculo del paseo presidencial por la playa de Cachagua sin mascarilla – vaya que ha sumado admiradores en estas semanas – superando la estupidez soberana de fotografiarse en la Plaza de la Dignidad. Coherente con su frescura insuperable lamentó ambos episodios y en el caso de su tontera playera ordenó que le cobraran una multa. Todos sabemos que la pagó Moya…acotó el galeno Martínez.

Con su ciega obediencia Paris está alentando a los rufianes en bicicleta que le sacaron la madre (él lo contó) valorando su abnegada gestión. Claro, toda una maldad para el buena persona” que gusta de comentarios naif y de Reader’s Digest en pantalla, ganándose el cariño de algunos que mantienen la paciencia para sus cuentas públicas durante la semana, donde la doctora Daza- con afinado acento – aconseja a los porfiados que repletan playas – con aval y autorización presidencial – que mantengan distancia y mascarillas. Algo del todo impracticable para los ansiosos que tienen el esperado descanso al que llegan con la autorización oficial estimulada desde Palacio. Así, como dicta la norma, el que se contagia y transmite el virus sólo paga sus culpas…

Debo decir que el último numerito de Paris pasó la raya de lo tolerable y concuerdo con el galeno Martínez que, en los códigos más tradicionales, ha sido una rendición que limita en lo criminal para la salud pública. Ya el gobierno se acostumbró a subvalorar el significado de los veinte mil muertos por contagios desde el año pasado. Personas innombradas con excepciones contadas con los dedos de la mano para lamentaciones buena persona de Paris. El servilismo a su patrón Sebastián sobrepasó los límites y la mínima condición humana con la que profita reiteradamente le obliga a responder aplicando su juramento hipocrático y tomar vacaciones definitivas. Como dice nuestra joven vecina del segundo piso, recordando a su abuela, hay cosas que no tienen perdón de Dios.

Paris se rindió y la orden de Sebastián no será una excusa válida de aquí en adelante…

Sería todo entre nosotros, doctor buena persona…

Ustedes no aflojen…virus hay para rato y la vacuna demorará más que lo deseable…

Hasta la próxima,
Frank Kotermann

También te puede interesar

Deja un comentario