No gastemos perdigones en gallinazos

por La Nueva Mirada

Por Frank Kotermann

Más que agitada y animada transcurre la vida en el barrio. Con los aires cambiantes de agosto, que el doctor Martínez insiste que pasará pese a todas las amenazas que viene sorteando en un año que dejará tanto para contar y escribir. Pandemia y plebiscito se repiten con creciente frecuencia, palabras incluidas en las especulaciones que rodean las conductas de las llamadas autoridades o figuras públicas, última definición que inspira bromas de nuestra querida vecina del segundo piso que suele reírse del manoseado concepto.

Los dichos socialdemócratas de Lavín se prestan para un barrido y un fregado. Y aunque no lo crean, he terminado coincidiendo con el galeno en la defensa del vapuleado candidato permanente. Si se trata de ser pragmático “no hay donde perderse” insiste el doctor. Está por el apruebo y saca ronchas en las filas del pinochetismo UDI del que formó parte activa, provocando la ira de las odiosas Jacquie y Evelyn, alimentando espejismos conspiradores como única ruta para evitar el gran tropiezo plebiscitario que, de pasada, complica a Sebastián que no termina de dar pie en bola, confirmando los anticipos de desvarío mental que hemos comentado en conversaciones anteriores y reconocido dolorosamente por Cecilia, que continúa empeñada en darle la mano que impida su tropiezo final.

Aunque su entorno ministerial y partidario justifica obligadamente su aparente prescindencia entre las opciones del Plebiscito, lo real es que Sebastián apuesta a evitar el desastre de los duros de su gobierno. La versión buena onda especula con un supuesto voto secreto por el Apruebo, mientras sus conductas, hace rato, lo desmienten y su imagen victoriosa se continúa haciendo trizas en un sendero sin retorno, plagado de infortunios, del que solo lo salva de un K.O la mano solidaria de Cecilia.

Mientras tanto la infantil justificación de Lavín al autodefinirse como socialdemócrata y liderazgo necesario para la nueva etapa de Chile post plebiscito se ha prestado para el escarnio público y fuego cruzado de oficialistas y opositores. Él apuesta a esa mayoría silenciosa que le resta credibilidad a tirios y troyanos, sin percibir que sus jugarretas verbales lo incluyen en el mismo universo de dañados por el descrédito ciudadano.

Pero ¿qué le pides a Lavín de consistencia en este contexto de descrédito mayor? levantó la voz el doctor para terminar con una conversación, en realidad, sin mayor futuro. Y, claro, lo esencial en el cambio que necesita con urgencia Chile está muy lejos de pasar por lo que diga o deje de decir el calculador alcalde de la comuna más rica del país.

No gastemos perdigones en gallinazos recomienda el galeno. El símbolo de la derrota está en Piñera y el grupo de Jacquie- UDI. Por eso se empeñan en complicar los recursos y facilidades para que la población se manifieste masivamente en el plebiscito que ya entró en tierra derecha.

Y, en esto de las torpezas verbales, el galeno Martínez no perdona a los que se desentienden del dolor por el brutal asesinato de la joven carabinera Norma Vásquez por el ex uniformado Gary Valenzuela en Linares. La imbecilidad no tiene límites ni fronteras, reitera el doctor. Agosto no ha terminado, cuídese doctor, fue mi torpe consejo para calmar su fundada furia por tanta estupidez flotante. Él tiene toda la razón.

no perdona a los que se desentienden del dolor por el brutal asesinato de la joven carabinera Norma Vásquez por el ex uniformado Gary Valenzuela en Linares.

Ustedes cuídense, quedan pocos días de agosto.

Hasta la próxima, que debiera ser en septiembre.
Frank Kotermann     

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