Por F. Kotermann
La palabra paciencia proviene del latín pati, que significa sufrir…Fuemi respuesta al editor cuando me lo aconsejó para escribir estas líneas. Y ciertamente no estoy dispuesto a más paciencia que la gastada en estos días de forzado encierro. Sabrán que pertenezco a la franja etaria de riesgo, aunque mi gimnasia me dice que los pulmones responden y ello me autoriza a tomar la bicicleta, con mi mascarilla salir de madrugada poco después de terminado el toque de queda.
Paciencia…. La puta que lo parió… me gritó el doctor Martínez, que debió suspender la atención a la mayoría de sus pacientes y está pegado al celular respondiendo interrogantes angustiantes y de las otras…así define a los que limitan en la tontera, de tanto mirarse el ombligo en soledad.
Paciencia para soportar las palabras copiadas de intervenciones de la Merkel por Sebastián, cuyo diagnóstico ya anticipé la semana pasada. Con Mañalich no hacen más que acentuar el ya acumulado estrés ciudadano. Boludos…le escucho gritar a Martínez cuando pasa la patrulla militar, después del toque de queda. Cierto, ¿por qué no envían a los militares a tareas productivas, en lugar de jugar armados en noches de calles vacías y silenciosas como la muerte que asusta a tantos y tantas en la desprotección total? Conchudos, inútiles, repite el galeno por la ventana del departamento…
Paciencia. La que soportan, entre la angustia y la fatalidad, aquellos pasajeros del Metro que salían con caras pálidas y cansadas de la estación del Metro Salvador, cuando pasé en mis dos ruedas temprano en la mañana. ¡Paciencia, por cuánto más Sebastián? meescuché gritando al cielo de la mañana con algunos nubarrones engañosos.
Paciencia y pandemia son palabras parecidas y, ciertamente, ninguna de las dos me gusta en estos tiempos inimaginables al regresar a Chile. Claro, Nueva York lo pasa peor ante la indiferencia de Trump, puesto en jaque por la pandemia más que por algún candidato demócrata. Apurando el ritmo de mi bicicleta pensé que aquí con toda su estupidez e ineficacia este gobierno tampoco se siente amenazado por una oposición fuerte. Menos con la gente encerrada a la fuerza en sus casas……Acumulando mierda me advirtió el doctor Martínez. ¡Que no se la crean estos boludos! me gritó hoy en la noche.
Me preocupa Martínez. Tiene sus años, vive solo. Hijos y nietos desaparecieron obligados. ¿Por cuánto tiempo? Qué poco estamos controlando ¿Hasta cuándo? Tomo una botella del buen tinto que guardo y me voy a su departamento. El conserje de la noche, que mira la tele, me hace un guiño cómplice…
Hay diferentes maneras de manejar la paciencia. Más difícil en tiempos de pandemia. ¿Quién es? Escucho gritar a al galeno. La pandemia, le respondo con otro grito descerebrado. Lo escucho reír después de varios días. ¿Misión cumplida? Ya veremos….
Atentamente
Frank Kotermann