Pomadas de Jiles ¿Y qué? Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

Nada más estéril que responsabilizar a Pamela Jiles de la política transformada en farándula. Abundan protagonistas del poder político que la han transformado en espectáculo banal, partiendo por múltiples manifestaciones de la alicaída primera autoridad del país, Sebastián Piñera.

La pauperización de la actividad política tiene múltiples manifestaciones que se han acentuado durante los últimos años con el efecto de un galopante descrédito ante la población que, con severas dificultades, sostiene su carácter de ciudadanía. Un desafío mayor a las puertas de un proceso constituyente que resistirá una dura prueba a partir de las votaciones del próximo fin de semana.

La manifiesta crisis de la institucionalidad política se expresó con fuerza inesperada de manera transversal para los actores políticos que respondieron al borde de un ataque de nervios, a fines de 2019, a las manifestaciones de hastió ciudadano con el quehacer de autoridades incapaces de comprender una realidad cada vez más intolerable para una inmensa y transversal población sometida a las leyes de un mercado implacable y abusivo controlado por una minoría protegida por una marco legal y constitucional que hacía agua por todos sus costados.

En medio de una represión criminal con costos aún latentes y una impunidad vergonzante ante los ojos del planeta, que hace hoy risible – si no fuera trágico- las reacciones de sorpresa mediática ante los hechos que hoy afectan al pueblo colombiano de manera similar a lo sucedido en nuestro territorio. El gobierno de Piñera protegido por fuerza militar y policial se mantuvo en el poder, aprovechando luego la inhibición de las manifestaciones sociales producto de los efectos letales de la pandemia. Otro fenómeno mayor y universal que desnudó la incapacidad de la autoridad para reaccionar a tiempo, como lo ratifican las cifras récords de vergüenza nacional producto de coronavirus, que hoy se pretenden aminorar, a través de acostumbradas elusiones del ministro Paris, con la compra récord de vacunas a que pudo recurrir el gobierno.

A las fuerzas oficialistas y conservadoras, algo recuperadas del terror a la movilización ciudadana, le volvió el alma al cuerpo y se envalentonaron en su resistencia a los cambios. La oposición fragmentada, por razones algo fundadas, pero nunca tanto como para obsequiar espacios a la derecha unida en sus resistencias esenciales al cambio demandado por la ciudadanía, puede estar marcando su propia tumba con riesgos de mayor descomposición de los sectores democráticos más alertas a las urgencias de la población.

En este marco de urgencias mayores qué mierda puede importar el show mediático de Jiles y su plebeyo asesor múltiple, candidato a Gobernador Metropolitano, que oficia de vocero, virgen de compañía y vendedor de pomadas…

O seguiremos compitiendo por ser más jiles…

Afectuosamente…Vote este domingo y no se pierda…
Frank Kotermann

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