Esa pregunta- reproche la hizo famosa el entonces respetado Juan Carlos, Rey de España, hace 14 años, al locuaz Hugo Chávez y pasó a la historia. A su particular manera ambos protagonistas también pasaron a la historia. Entre los que continúan haciendo méritos para similar parada de carro, destaca el incontinente Sebastián que abre la boca a destiempo y cada vez más desgraciadamente.
Esta semana comenzó bien y terminará mejor. El inicio fue con la asunción de nuevos alcaldes y alcaldesas y terminará con el esperado debut de la Convención Constituyente, ambas instancias lideradas por rostros prometedores para la más que esperada renovación democrática del país y su gastada institucionalidad.
La renovación edilicia suma expectativas no menores respecto de viejos liderazgos marcados por impericia y corrupción galopante (la delantera en esta gracia parece llevarla la exalcaldesa Barriga de Maipú, que intentó escapar con yegua incluida ¡vaya regalito!) y que enfrentarán como primer escollo las nuevas autoridades comunales para asumir el mando. Hubo de todo, para un barrido y un fregado en las asunciones de las nuevas autoridades. No dejó de llamar la atención el caso de Estación Central(donde hasta hace poco hacía de la suyas el hoy ya tristemente célebre nuevo ministro del Interior de Sebastián) cuando la nueva autoridad comunal debió forzar la puerta cerrada con candado por su antecesor, empleando un tradicional “napoleón” para hacerse del municipio. Mejor ni imaginar las nuevas sorpresas con que deberá debutar el joven Felipe Muñoz.
Como Cecilia lo esperaba, Sebastián creyó oportuno levantar el tarro para recibir a los nuevos y agradecer a los viejos, sin que a nadie le importaran un soberano carajo sus sílabas que se llevaría el viento helado del lunes.
Incontinente Sebastián se pasó de roscas al ponerle color a la firma del decreto convocatorio para la primera sesión de la Convención Constitucional a realizarse este fin de semana. Quiso marcar una pauta rápidamente rechazada y/o lamentada por la mayoría de los nuevos constituyentes, celosos de sus atribuciones, ciertamente invadidas por el deslenguado e incontinente Piñera que, por cierto, ya debía lamentar los reclamos provenientes de la Araucanía a dónde había acudido para inútiles ceremonias en que reiteró trasnochadas promesas sobre seguridad interna que sacan ronchas entre tirios y troyanos.
Como bien le reprochó Cecilia, por ansioso pasó un buen susto debido al obligado desvío del vuelo hacia Puerto Montt por la densa neblina con que la Araucanía le advertía a Sebastián que nada tenía que andar sapeando en la conflictuada región.
En fin, lo único que le falta a Sebastián en esta semana es desearle suerte a la selección chilena en su partido de fútbol con Brasil…Sin comentarios.
Como aprecian, Sebastián justifica su sueldo y no pierde oportunidad para ganarse el reproche ciudadano, incluyendo a sus más cercanos colaboradores…¿Por qué no te callas?
Con todo cariño…recuerden que las vacunas ya no funcionan para los más vejetes…incluido Sebastián…
Razón adicional para cerrar la boca.
Hasta la próxima,
Frank Kotermann
