Rechazar para Reformar: Un Jurel tipo Salmón. Por Frank Kotermann

por La Nueva Mirada

Los senadores Macaya (UDI) y Chahuán (RN) no terminan de dictar cátedra, explicándonos que la disyuntiva constitucional del próximo 4 de septiembre no se juega entre liberales y conservadores; progresistas y retrógrados; feministas y machistas; pobres y ricos; optimistas y pesimistas; animalistas y depredadores; mucho menos entre derechas e izquierdas…sino todo lo contrario… Entonces, la receta sería rechazar para reformar.

Tan antiguo como el hilo negro es saber que por la boca muere el pez, algo que estos deslenguados líderes del Rechazo no aprendieron a tiempo, pese a su promesa de delegar el primer plano para su campaña plebiscitaria a sus cristianos y arrepentidos colegas Walker y Rincón.

El que explica se complica y aunque el horno parecía estar para bollos – así lo certificaba el chipe libre para condoros y carriles sobre la propuesta constitucional brindado por Mónica Pérez en el ex canal del angelito, ahora del nunca tanto Andrónico Luksic – es bueno el cilantro pero nunca tanto, los honorables Macaya y Chahuán tropezaron con la misma piedra en sus respectivas  exhibiciones constituyentes en CNN y TVN, desnudando su incomprensión lectora o mala lecha(diría un malpensado)  adjudicándole contenidos a todas luces inexistentes al texto de la discordia, que las panelistas conductoras no dejaron pasar. No vamos a decir que los honorables dieron explicaciones para justificar sus horrores y si algunos televidentes advirtieron palidez o sonrojamiento en sus rostros solo se trató de una ilusión óptica.

El listadito o decálogo de promesas reformistas de los líderes del Rechazo no pasó la primera prueba del detector de vaguedades y pesa menos que un paquete de cabritas. A la hora de las precisiones, desde las huestes nacionalistas de J.A.K, “Rojo” Edwards y Gonzalo de la Carrera se escuchó una tapa gigante y, seamos francos, los avales de Juan Antonio Coloma y Carlos Larraín (desde las sombras), más que prendas de garantía para hipotéticas reformas constitucionales se parecen a un prontuario amarrado a la carta magna de los generales de 1980.

La población estará abrumada postpandemia, estallido social y penurias derivadas del impacto económico de la guerra en Ucrania, pero pasar más gatos por liebres es un abuso excesivo.

Así el menú de Macaya y Chahuán no alcanzó siquiera para una tortilla de jurel tipo salmón.

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