Sebastián fondéate luego…

por La Nueva Mirada

Por Frank Kotermann

Cecilia me lo anticipó en nuestro último encuentro: Sebastián finalmente definiría su opción para el plebiscito de octubre. En la intimidad de nuestra confianza y franqueza mutua le respondí que no lo creía capaz, asumiendo su evidente bloqueo mental y dependencia de los más duros de su gabinete, aunque la mayoría de sus ministros digan que votarán por el Sí. Un Sí con flecos algo mentirosos, al que le restan trascendencia apostando a una unidad hipotética e indispensable de la derecha en la posterior elección de constituyentes.

Y Sebastián lo hizo. Se esforzó por puntualizar su “aporte” al debate constitucional. Una suerte de decálogo que nadie pudo valorar sinceramente ni capitalizar para sus encontradas opciones plebiscitarias. Como desde el limbo, en que habita hace sus ya largos meses de dependencia clínica, tuvo la virtud de exponer las vaguedades más intrascendentes hasta hoy leídas o escuchadas en el aún precario debate constitucional. Así su simulada definición plebiscitaria resultó ser lo que le anticipé a su leal Cecilia.

Como cada día tiene su afán, algo más que inquietante para un gobierno que de tal tiene poco, la intrascendencia de Sebastián continúa siendo aprovechada por los tiempos en “pantalla” del ministro Pérez, “el feo”. Sin perder nunca su tono amenazante – heredado de sus andanzas en tiempos de dictadura – sea con las comunidades mapuche, la oposición y ¿cómo no? para rasgar vestiduras defendiendo a los generales de Carabineros cuya conducta, al menos abusiva e inadecuada para enfrentar las movilizaciones ciudadanas (con los efectos conocidos en tantos ojos juveniles), es indagada por la Contraloría General de la República.

A Sebastián lo animan una vez al día, por lo general entrando la tarde, para declaraciones públicas destinadas a certificar su existencia. Reconozcamos que la pandemia le está dando una mano al reducirse la intensidad y relevancia de las históricas celebraciones de fiestas patrias que le permitirán menos exigencias de exhibición pública en estos próximos días. Después de soltarse las trenzas con los permisos para celebraciones colectivas su equipo de ministros se esmera en garantizar más que dudosas fiscalizaciones, poniéndose el parche ante de las heridas por una temida alza de contagios “con chicha y chancho” mediante.

A la distancia le aconsejo a mi estimada Cecilia que siga estrictamente el repetido cliché propagandístico de su gobierno para fondear a Sebastián, evitándose presumibles bochornos como el de su críptica declaración sobre el plebiscito constituyente en que ya se anotó en el bando perdedor.

Será hasta la próxima.

Para todos ustedes SALUD. Con el galeno Martínez, la chica del segundo piso y su hermano, sumaremos menos de cinco a la hora de brindar por la Patria y su futuro esplendor… Y nos dará para un pie de buena cueca brava.

Frank Kotermann

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