Lo suyo ha sido un amor por conveniencia. Especialmente tras la obligada y desastrosa salida del antecesor Mañalich. Llegó poniendo la cara amable cuando la pandemia se desataba y, ahora, en tiempo de vacas flacas, con el virus fuera de control le pasan todas las cuentas. Sus desatinadas “chupadas de medias” al mandatario le hacen un flaco favor al cada vez más diminuto Paris…
No es novedad recordar que Sebastián no escucha a nadie (al margen de las fotos de buena crianza). Desaparecido Chadwick, tras la desnudez cómplice en que lo dejó el asesinato de Catrillanca, en La Moneda ahora todos los ministros son empleados a corto plazo. Como dice el doctor Martínez (mi galeno vecino) para el único que Sebastián tiene orejas es el dueño del Segundo Piso, el intocable Cristián Larroulet.
Paris no pierde oportunidad para demostrarle su lealtad infinita a Sebastián, llegando a límites impresentables, como los exhibidos durante del informe sobre la pandemia del sábado recién pasado cuando en presencia excepcional del mismo mandatario le brindó elogios sólo superados por “Espina” a su jefecito en el recordado Jappening con ja…
Como sabemos el medicado presidente no se caracteriza por su delicadeza sentimental y en los pasillos de palacio los asesores ya hacen apuestas en torno al eventual sucesor del empeñoso Paris, a quién se le vino la noche oscura después de tantos esfuerzos por llegar al lugar soñado durante largos años. Sebastián, que suele mirarse el ombligo más de la cuenta, está molesto porque los elogios al abastecimiento de vacunas – que aprecia como un gran logro a nivel planetario – pasa a segundo plano por el descontrol de la pandemia. A ello suma las desafortunadas y escolares respuestas de Paris ante los cuestionamientos parlamentarios y del Colegio Médico durante las últimas semanas.
La doctora Paula Daza – tan mosquita muerta que pareciera – no se ha restado a otras “desconocidas” experimentadas por el pequeño Paris en estos días. Como en las responsabilidades por un desaguisado en el instructivo del Minsal sobre las vacunas que recaen en su jefa de gabinete Elvira Tagle. Pero ella tiene parientes en ”la corte”, por tratarse de una hija de Andrés Tagle, presidente del Servel y reconocido patrón fáctico de la UDI.
Quizás a cualquiera el poncho le habría quedado tan grande como al doctor Paris en las actuales circunstancias críticas. Ello pudiera explicar su desmesura y agresividad para responder cuestionamientos que le llueven sobre mojado en estos días. El pequeño ministro no parece dispuesto a ser, finalmente, otro pato más de la interminable boda gubernamental.
Sus salidas de madre no son buena señal para aferrarse al cargo con que soñó tanto tiempo. Sebastián lo percibe y no sería nada extraña una feroz desconocida a quien recurrió de urgencia el 13 de junio del año pasado. A Paris, antes de aproximarse a un año en el tan pretendido cargo ministerial, los días se les hacen cada hora más agotadores. Sus cambios de ánimo, con recurrencia a citas escolares, que en su momento provocaban cierta ternura por lo naif en muchos televidentes, ahora también parecieran jugarle en contra.
Con todo, a diferencia de Sebastián, coincidimos con el doctor Martínez que en la vida no se puede caminar siempre como un despreciable “maletero”, haciendo leña del árbol caído.
En esta vuelta una expulsión de Paris, como presagian muchos en Palacio, sería una canallada. Por si algo sirviera, se lo he transmitido a Cecilia. No es la hora para expulsar a Paris. Sería otra más…Aunque, tratándose de Sebastián, ¿Qué le hace el agua al pescado?
Esperando mejores noticias como todo(a)s ustedes. Salud y hasta la próxima,
Frank Kotermann