Por Frank Kotermann
Pronto a tomar mis merecidas vacaciones apareció de sorpresa el doctor Martínez. Prefiere asegurarse contra la pandemia y vuelve de su descanso campestre, donde nadie imaginaba que los contagios que tienen dando la hora a Paris llegarían sin avisar. Y bueno, pasará dos semanas en su terraza. Intentando tapar el sol con un dedo a la hora que se pone el caregallo en su balcón.
La cerveza helada animó el esperado descanso que inicio hoy para retomar marzo con las pilas bien cargadas en un año que, como estos dos últimos, amenaza con llegar más que turbulento. ¿O no Sebastián? digo, imaginando a nuestro vilipendiado mandamás que se va transformando en un experto para jugar al Solitario, mientras sus ansiosos ministros se las emprenden sin mayor aviso. El galeno Martínez volvió descansadito, con lecturas pendientes resueltas y su imaginación alentada como decía la señora Eugenia que le ayudó con las comidas diarias en el campo.
Así empezamos a sumar los que abandonaron palacio en estos dos últimos años. Unos obligados por su desubicación infinita, como el hiperpije Felipe Larraín, que ahora hace de las suyas en Cencosud y otros por brutos, como el amigo de los camioneros…el Pérez como lo denomina nuestro doctor. Están quedando pocos, entre ellos el desubicado Allamand que ahora juega a Canciller, asumiendo que Desbordes le comió la color a él y a su padrino Carlos, el otro Larraín. No equivocarse con los Larraín, dice el galeno, hay otro que sigue de ministro (el amigo de la Colonia Dignidad me recuerda, aprovechando de contarme la serie que está viendo sobre las andanzas de los amigos de Paul Shäfer, interpretado por el actor alemán Götz Otto, el mismo de “La Caída”) de Justicia y Derechos Humanos…y no es chiste, dice levantando su segunda copa de cerveza casi congelada.
Doctor no pierda el hilo le advierto para que terminemos de hacer la lista de los que abandonan el bote antes de hundirse. Cristián Monckeberg y el más pije de los Walker(Antonio), que sueñan con ser constituyentes. Además del catete Desbordes, me responde el galeno, que insiste con su pasado humilde y de paco, que algunos ven con desprecio en su partido de dirigentes bien pitucos y patrones a la antigua, como el enojón Carlos Larraín que cometió la rotería de cortarle la comunicación a la periodista Alejandra Matus cuando le preguntaba algo sobre las fechorías de su hijo bueno para el frasco. Agregamos entonces al fino de Ignacio Briones, tan mezcla rara como los dirigentes de Evópoli que pareciera que fueran, pero nunca tanto…Y el doctor me gana la apuesta cuando soy incapaz de mencionarle los nombres y apellidos (siempre éstos más fáciles por lo repetidos) de los nuevos ministros de Sebastián. Cierto que se está quedando sólo y bueno: nadie quiere sacarse fotos con el que cae en desgracia. Eso es peor que tapar el sol con un dedo…¿O ustedes creen que no?
Bueno brindemos doctor…Salud y yo me voy de vacaciones.
Sigan cuidándose, recuerden que Paris ya es un chancho que no da manteca y sigue allí porque Sebastián no tiene más reservas en su equipo.
Será hasta marzo
Frank Kotermann